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| domingo noviembre 24, 2024

Mujeres avasalladas en Arabia Saudí


Ruben Kaplan

El  arriesgado pedido de algunas valientes mujeres de Arabia Saudí para que en su país se les permita ejercer el elemental derecho a conducir un automóvil, tuvo amplia  cobertura y repercusión mundial en los principales medios del mundo. En un abierto desafío a las autoridades sauditas que aplican rigurosamente la Sharia, las rebeldes encabezadas por una experta en informática,  la temeraria Manal al-Sharif -su osadía le valió ser encarcelada por dos semanas- usufructuando las redes sociales Facebook y Twitter lanzaron una campaña llamada en inglés Women2drive, (mujeres para conducir). En ella, exhortaban a sus congéneres con licencia de conducir obtenida en el extranjero, a que manejaran el auto de los hombres de sus casas. En un video subido a YouTube, donde se la veía conduciendo oronda, Manal aconsejaba que no se reunieran en ningún punto concreto, sino que la idea era que hiciesen sus quehaceres diarios manejando ellas los vehículos, para llevar a sus hijos a la escuela o ir a hacer compras.

Los derechos de las mujeres cercenados en Arabia Saudí,  no se circunscriben a la prohibición de manejar. Para tener una semblanza cabal de otras vejaciones de las que son objeto, a continuación transcribo un fragmento del libro de mi autoría “Tras el velo. La mujer en el Islam”, concerniente a la privación de la libertad.

“La ley islámica estipula que el marido puede prohibir a su mujer salir de su casa, y que una mujer no debe abandonar la ciudad sin estar acompañada por su esposo o por algún miembro de su familia política, a menos que el viaje sea obligatorio, como el hajj (la peregrinación a La Meca). En otras circunstancias, es ilegal que ella viaje, o que el marido le permita hacerlo. Según Amnistía Internacional, en Arabia Saudí “las mujeres que caminen sin compañía, o que vayan en compañía de un hombre que no sea su marido ni tampoco un pariente cercano, corren el riesgo de ser arrestadas bajo sospecha de prostitución o de otras ofensas «morales».

Entre muchos musulmanes, existe una aceptación generalizada, hasta el punto de convertirse en un axioma, de creer que las discriminaciones a las mujeres son de orden cultural, que no derivan del Corán y que actualmente el Islam ofrece a las mujeres una vida mejor de la que pueden disfrutar en Occidente. Leila Ahmed, profesora de estudios sobre las mujeres y la religión en Harvard, declaró: «Me sorprende hasta qué punto la gente piensa que Afganistán y los talibanes representan a las mujeres y al Islam». «Nos encontramos en las primeras etapas de un gran replanteamiento del Islam para su apertura hacia las mujeres. Los ulemas, (estudiosos legales musulmanes) están efectuando una relectura de los textos sagrados del Islam, desde el Corán hasta los textos legales, en todas sus posibles alternativas». Sin embargo, la pretendida relectura, del Corán y otros textos sagrados, no permiten columbrar la apertura que menciona Ahmed.

El Profeta dijo: “Una mujer no debe viajar sola sin un mahram. Ningún hombre puede entrar en la casa de una mujer salvo que esté su mahram”. Un hombre se paró y le preguntó: “Oh Mensajero de Dios, mi esposa irá al Hajj (la peregrinación) mientras yo estaré en batalla, ¿qué debo hacer?”. El Profeta respondió: “Ve con ella” (Transmitido por Bujari)

Esta privación de la libertad: prohibir a las mujeres movilizarse solas, encuentra almibaradas justificaciones entre los apologistas del Islam, que atribuyen ese cercenamiento al hecho que para proteger a la mujer y su honor, el Islam estableció una regla que prohíbe que sea ésta joven o vieja, soltera o casada, viaje sola sin que la acompañe un hombre o pariente de su familia (mahram).

Los defensores sostienen que algunos pueden pensar que esta regla restringe la libertad de la mujer a ejercer su derecho de transitar por donde quiera, pero afirman que el propósito de esta regla es librarla de todo tipo de daño o de ser molestada y así preservar su dignidad. Para estos pueriles panegiristas, viajar implica tomar muchos riesgos y correr peligros, y debido a que la mujer es más débil que el hombre e incluso ella puede estar embarazada o en su período menstrual o amamantando, seguramente necesitará ayuda. También afirman que la mujer es más emocional e impresionable que el hombre y por eso son susceptibles a que algún inescrupuloso la convierta en su víctima.

En el Islam, el mahram de una mujer la protege y la sirve con sinceridad ya que es su obligación y será recompensado por Dios. Por lo tanto, y siguiendo este razonamiento, prohibirle a una mujer que viaje sola y mandarla con un hombre, mahram, que la acompañe, no es de ninguna manera una forma de restringir su libertad o insultar sus habilidades, sino que se la honra al brindarle compañía, protección y servicio de un familiar que ha dejado sus asuntos para ir con ella.

El reino de Arabia Saudí, que alberga los dos principales lugares santos del Islam, La Meca y Medina, a la sazón, absolutamente prohibidos visitar por los que no sean musulmanes, se rige por los principios del wahabismo, que se caracteriza por una aplicación estricta de la Sharia e impone una separación total de sexos. El marco de regulaciones político-sociales para la vida de las mujeres sólo permite que éstas trabajen para organizaciones humanitarias, aunque su actuación está más bien limitada al campo de mitigar situaciones de emergencia social. En Arabia Saudí, conocido por sus leyes misóginas y donde el 80% de las mujeres sufre violencia doméstica, las mujeres no pueden salir en compañía de un hombre que no sea de su familia, no pueden viajar sin autorización del marido o de otro hombre de la familia, no pueden comer solas en el restaurante, no pueden conducir ningún tipo de vehículo y deben cubrirse de la cabeza a los pies en público. Formalmente, las mujeres tienen el mismo derecho que los hombres a la educación, pero otros preceptos discriminatorios hacen prácticamente imposible que ellas puedan acudir a la escuela y obtener un trabajo. En el país existe una institución llamada «Mutawa» o policía religiosa, también conocida como Policía para la Promoción de la Virtud y Prevención del Vicio. Tiene 3.500 oficiales y millares de voluntarios, cuyo trabajo consiste en hacer cumplir la ley islámica. Tienen el poder de arrestar a cualquier hombre y mujer que se encuentren reunidos públicamente sin que sean familia y también de prohibir e incautar productos, como podrían ser juegos, CD de música occidental, películas y otros productos que no se consideren compatibles con las leyes de la Sharia.

El 11 de marzo de 2002, una noticia conmovió al mundo. La policía religiosa saudí, en un acto fanático y demencial, bloqueó la salida y evitó que alumnas escaparan de un colegio incendiado en la Meca debido a que no llevaban puesto los hijab en la cabeza y la «abaya» (capa negra). Quince adolescentes murieron y otras 50 fueron heridas en el luctuoso episodio. En marzo de 2008, el príncipe Sultan ben Salman ben Abdel Aziz, secretario general de la comisión suprema de Turismo de Arabia Saudí, asistió a la ceremonia en la que se inauguró el Luthan Hotel and Spa de Riad, un hotel total y exclusivamente reservado para las mujeres, el primero de su género en Oriente Medio.

El hotel, que cuenta con 26 habitaciones, propone 150 tipos de curas termales. La princesa Madawi Bint Mohammad ben Abdalá, que preside el consejo de administración del hotel, aseguró que su apertura representaba un importante paso hacia adelante para las saudíes. En el 2009, Arabia Saudita aceptó una recomendación presentada por Estados miembros de la ONU para tomar medidas a fin de terminar con el sistema de tutela de los hombres sobre las mujeres, dar plena identidad jurídica a las mujeres sauditas, y prohibir la discriminación de género. Las mujeres sauditas han esperado mucho tiempo para estos cambios», dijo Nisha Varia, directora adjunta de la división de los Derechos de la Mujer en Human Rights Watch. «Ahora necesitan medidas concretas para que estos compromisos no se queden en Ginebra como palabras en papel, sino que tengan un impacto sobre las mujeres sauditas en su vida cotidiana».

Arabia Saudí y otros países islámicos que aplican la Sharia, violan abiertamente la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, que establece en su artículo 10: «Los Estados partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer, con el fin de asegurarle la igualdad de derechos con el hombre en la esfera de la educación y en particular para asegurar la igualdad de condiciones entre hombres y mujeres». 

Rubén Kaplan

 
Comentarios
Luis Guevara Manriqu

La vida cotidiana de las mujeres musulmanas es la imposición de los hombres que tienen el poder económico, cultural y político,considerando a las mujeres menos que animales falderos, quienes tienes ha nacido, crecen y morirán bajo las leyes salvajes y llenas de religiosidad,en consencuenia las mujeres tienen la obligación de cambiar la sociedad, con más cultura, educación y enfrentamiento al régimen establecido.

Luis Guevara Manriqu

Rectificación: Debe decir ….quienes han nacido, crecen y…..
Gracias.

Luis Guevara Manriqu

Alucinante la realidad musulmana, cual cuento de alfonbras voladoras,culmino diciendo:Mujeres musulmanas contáctense con los verdaderos ciudadanos americanos (desde Mexico hasta Chile) sobretodo con los peruanos-(s) como representantes de la cultura milenaria que es la incaica.

Es  una pena  como estan las  mujeres  sometidas  en arabia Saudita y en otros lugares del medio Oriente .Lo mas  triste es que  algunas  corren la  buena suerte de  tener esposos  otras no eso de ser  consideradas  como  ganado me parece  una crueldad Y EL DOMINIO DE LOS  HOMBRES  SOBRE LA SOCIEDAD  ES RUDA Y PARA EL COLMO SON VIOLENTOS  CON SUS MUJERES HASTA FORMAS DE PEGARLAS Y CON QUE PALOS . DIOS  A DOND E HEMOS LLEGADO POR EL FANATISMO DE LA RELIGION .

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