«Cohen. Yossi Cohen». Así podría presentarse el nuevo director del Mosad. Reclutado por los servicios secretos israelíes en 1982, el ‘James Bond’ judío ya ha logrado un trofeo antes incluso de entrar en su amplio despacho situado al norte de Tel Aviv: ser el jefe más apuesto y elegante en la historia del Mosad. Convertido en uno de los hombres más amenazados y temidos de la región, deberá renunciar a su pasión por las maratones. A menos que corra con peluca, gafas y bigote.
Sus impecables trajes y corbatas en un país tan caluroso como informal justifican el apodo «El Modelo» que arrastra desde los 90. Pero el mandato de Cohen no será analizado por su refinada presencia sino por la fina ausencia de huellas de sus espías en sus misiones especiales. El proyecto nuclear iraní-en examen tras el histórico acuerdo con las potencias- y la amenaza terrorista yihadista contra objetivos israelíes y judíos en el mundo son los dos principales desafíos de Cohen a partir del 6 de enero cuando tome el relevo de Tamir Pardo.
En la última década, al Mosad se le atribuye el mediático asesinato en Dubai de un importante cabecilla del grupo islamista Hamas, la recogida de pruebas en territorio sirio del incipiente reactor nuclear que permitió su ataque aéreo (2007), la misteriosa muerte de varios científicos nucleares en Teherán y la creación (junto a la CIA) del poderoso virus Stuxnet que retrasó el programa nuclear de Irán. El Mosad nunca ha hecho comentarios al respecto ni siquiera cuando le acusaron de enviar tiburones-espía al Sinaí.
«Estoy muy emocionado por la importancia del cargo. Me comprometo a hacer todo lo posible para dar al pueblo y al Estado de Israel buenas operaciones e información de calidad», dijo en su primera y quizá última declaración a los medios tras ser nombrado.
El jefe del Mosad desempeña hoy una labor vital en la diplomacia (secreta) de Israel. Cohen será también el enviado personal del primer ministro Benjamín Netanyahu que revela: «El Mosad ayuda a crear alianzas especialmente con países árabes y musulmanes con los que no tenemos relaciones».
Para llegar a la cima, Cohen completó con éxito una misión casi imposible. Incluso para James Bond: conquistar la confianza de Netanyahu y su esposa Sara. Ésta es una de las razones-dicen varios analistas- por la que aceptó el cargo de asesor de seguridad nacional en el 2013 cuando era subjefe del Mosad. Convertirse en mano derecha de Netanyahu le dio el favoritismo cuando éste eligió al nuevo cerebro del brazo y ojos ocultos de Israel.
«Cohen es una persona carismática que sabe tratar muy bien a la gente. Netanyahu le ha nombrado por su gran experiencia en el Mosad pero es evidente que la cercanía entre ambos ha contribuido a superar a los otros dos candidatos«, confiesa a EL MUNDO alguien que conoce al duodécimo jefe del Mosad.
Con dominio del inglés y árabe, la fama de Cohen en el servicio secreto se debe a su habilidad para reclutar agentes. De hecho, dirigió este departamento llamado Tsomet antes de ocupar la jefatura de la oficina del Mosad en un importante país europeo.
En Oriente Próximo-que ha cambiado radicalmente su faz desde la Primavera Árabe– Europa y África, el Mosad despliega su red para interceptar comunicaciones y captar informaciones sobre posibles atentados terroristas. La cooperación con sus homólogos europeos se haya estrechado en los últimos meses.
Su hijo, la gran inspiración
Como cualquier madre, Mina (80) presume de la valía de su hijo Yossi. «Estoy muy orgullosa y emocionada. Le he deseado que tenga éxito ya que eso significará que el país también lo tendrá», cuenta mientras el padre recuerda que su hijo estudió en una academia religiosa. Hoy sigue creyendo en Dios pero no es religioso.
Cohen confía en el último artilugio tecnológico que permite seguir de cerca a un objetivo o en la discreción de un agente en el mercado de una capital árabe pero no desdeña otros medios. «Sin la ayuda divina, no se habría creado Israel. Hoy también la necesitamos«, dijo a los que acudieron este sábado a una sinagoga de su ciudad natal, Jerusalén.
Cuando una vez le preguntaron sobre su referente, respondió: «Para mí, el verdadero luchador es Yonathan». Se refería a su hijo con parálisis cerebral desde que nació hace 29 años. Siempre en silla de ruedas, hizo todo lo posible para servir en el ejército aunque estaba exento. Gracias a su voluntad y dominio de cuatro idiomas, acabó el curso de oficiales siendo asignado a la restringida unidad 8200 (captación de mensajes e Información).
Su padre ahora es el número 1 del Mosad. Es decir, uno de los israelíes más influyentes del mundo. Su decisión sobre misiones secretas influirá en la vida o muerte de muchas personas así como en la situación geopolítica de su país. Cuando deba aprobar un plan de alto riesgo en una fábrica de Sudán o cerca de una instalación blindada iraní, su apodo no servirá de mucho. A diferencia de los jóvenes trajeados filmados en «Fashion TV», la pasarela del «Modelo» Cohen sólo tiene éxito cuando está en la oscuridad.
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