Herb Keinon
Corresponsal
JERUSALEM POST
15/6/2011
Notebook de nuestro corresponsal, Kazajstán: Ahí está, tan cerca y seguro de sí mismo, este hombre que arma y financia a las personas que están tratando de matarme.
“¿Qué habría hecho usted si esto fuera 1936, y se encontrara en un edificio con Hitler?” la mente se pregunta. Pero incluso antes de que una respuesta se pueda formar, el pensamiento se tritura, se anula y reprime, como reflexiones inmaduras, irrelevantes, exageradas y alteradas.
Pero aún así.
Lo que es más escalofriante aún, es observar a Ahmadinejad en una pantalla de tamaño cine, en el centro de medios de comunicación, con aspecto tan humano, como si nada pasara, mientras escupe su veneno sobre Occidente e Israel, con sus palabras traducidas por alguien con una suave voz y acento británico. Ahí va de nuevo, diciendo cómo, en los últimos más de 60 años, el sionismo ha causado nada más que desastre y humillación sobre los palestinos y Medio Oriente.
Ahmadinejad articula las palabras, pero lo que llega vía traducción por los auriculares, es una voz meliflua y el Inglés de la Reina. La voz de Hugh Grant; las palabras de – bueno – Ahmadinejad. Conversación acerca de una desconexión.
También hay una desconexión en la sala, en Astana, con al menos 300 periodistas – de Rusia, China, Uzbekistán, India, Kazajstán, Pakistán, y un puñado de nativos angloparlantes – para cubrir la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai.
La desconexión es que cuando Ahmadinejad habla, cuando se regodea con su diatriba de odio, no hay bullicio en absoluto.
Primero habla el presidente de Kazajstán, el país anfitrión, después el Presidente Chino, Hu Jintao, seguido por el Presidente Ruso Dmitry Medvedev, y los presidentes de Kirguistán, Uzbekistán y Tajikistán.
Zumbaron dale que dale. Unos pocos, en el centro de medios de comunicación, parecían estar prestando mucha atención: la gente escuchaba el discurso con un oído y, al mismo tiempo, estaba preocupada por otra cosa en sus pantallas de computadora.
Pero entonces el presidente de Kazajstán, Nursultan Nazarbayev, llamó a Ahmadinejad. Oigo su nombre, veo su rostro, oígo sus palabras y – con una extraña mezcla de excitación y de odio – comienzo a temblar. Ahí está – tan cerca, con aspecto tan seguro de sí mismo: el hombre que equipa con armas, dinero y pericia a aquellos que, simplemente, tratan de hacerme saltar por los aires.
La mía es la única kippa en la sala e imagino – y por un segundo hasta siento – muchos ojos sobre mí, mirando en mi dirección.
Pero no es así. Todo está en mi imaginación.
Miro a mi izquierda, hacia una periodista kazaja, y ella ni siquiera se da cuenta de quién está hablando. Miro a mi derecha, hacia un periodista ruso, y está leyendo un diario ruso en la Web. No podría importarles menos – para ellos, podría haber sido la Presidenta de Kirguistán, Roza Otunbayeva, dirigiéndose al foro.
Y entonces, cuando Ahmadinejad, ridículamente, enumera los horrores de la historia – comenzando con la esclavitud y continuando con el colonialismo, el saqueo de África, las Guerras Mundiales I y II y la muerte de cientos de millones de personas – llega al sionismo. La sangre fluye al cerebro, haciendo difícil escribir sus palabras. Y de nuevo me imagino que todos en la sala están tomando nota, que todos en la sala trabajan, pero pego un vistazo y no veo ningún cambio en la actitud de mis colegas desde que el presidente de Tajikistán tuvo el micrófono.
Una hora después de que Ahmadinejad terminó, miro para ver si sus palabras sobre el sionismo están ya en la Web, recogidas por las agencias, salpicadas alrededor del mundo.
Pero, lamentablemente, no lo están. Nadie presta atención. Un informe de AFP hace notar que el Presidente Iraní lanzó un nuevo ataque contra los “esclavistas y colonizadores” de Occidente y le hizo un guiño a las teorías conspirativas del 11/9, hablando de “la creación del 11/9 bajo cuyo pretexto se invadió a Afganistán e Irak y más de un millón de personas han sido muertas o heridas”.
Pero ni una sola palabra acerca de su ataque contra el sionismo. Eso es todo, Ahmadinejad siendo Ahmadinejad. Al menos para el mundo.
Pero para el solitario judío israelí en la multitud es más que eso – es una vergüenza. Una vergüenza multiplicada por diez, por el silencio de los otros líderes del mundo sentados impasibles mientras escuchaban sus despreciables comentarios, y un horrible recordatorio de la triste realidad de la primera parte de la famosa admonición de Hillel: “Si yo no soy para mí, entonces ¿Quién será para mí?”
http://www.jpost.com/Features/InThespotlight/Article.aspx?id=225170
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Difusión: www.porisrael.org
Ahmadinejad,sabes porque no te han echado tus Jefes Clérigos,de presidente,porque tu no eres nada,no sirves para ordenar,o mandar,tus conocimientos son como la de las ranas,sólo saben hacer ruido.Y siempre tiene que haber un tonto que haga reir a los demás.Las ganas que tiene Mahoma de cogerte por banda y la de palos que te va a meter.Que vas a ser cuando seas adulto,limpiabotas.Das tanta pena,que no mereces ni nombrarte en cualquier escrito o comentario.