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| viernes noviembre 22, 2024

El restaurante, el tiro y el lado de la justicia


 

Marcelo Sneh

Porisrael.org 

azad-restaurant¿Se acuerdan, caros lectores, de lo que pasó en febrero del año pasado en Haifa, cuando en el restaurante «Azad» le fue negado el ingreso a un soldado de uniforme?

 

Les recuerdo.

Raviv Roth, militar de carrera, quiso entrar a almorzar al restaurante «Azad», pero la recepcionista de la entrada le prohibió el acceso por «estar de uniforme» (sic). Hoy, el Tribunal resolvió que el propietario del restaurante, que ya fue cerrado desde entonces,  deberá indemnizar a Roth  con la suma de 15.000 NIS. (Shekels)

 

Hoy por la mañana, el juez Shimon Scher,  del Juzgado de Paz de la ciudad de Haifa se expidió sabiamente respecto de ese lamentable suceso que tuvo lugar un año y medio atrás. «La forma de actuar del demandado sólo agrava los roces ya existentes y provoca una situación que en lugar de fomentar la igualdad provoca una desigualdad más pronunciada aún.»

 

La cosa fue así: El Sargento Mayor Raviv Roth, militar de carrera, se hizo presente una tarde de febrero del año 2010 en el restaurante «Azad», que estaba en la calle Hilel de la ciudad de Haifa, pero la recepcionista de la entrada le impidió el acceso al lugar aduciendo que llevaba uniforme militar «y que eso podría herir la sensibilidad de la clientela». El hecho provocó un encendido debate público y poco después, a raíz de que el establecimiento funcionaba sin la debida habilitación, se procedió a su clausura.

 

Roth presentó una demanda civil contra el propietario del establecimiento exigiendo ser indemnizado y sosteniendo que había violado la Ley de prohibición de discriminación respecto de productos, servicios e ingreso a lugares públicos y de esparcimiento.

 

En la sentencia del Juez Scher quedó establecido que efectivamente se había cometido un acto de discriminación: «En la cuestión que nos ocupa quedó también  debidamente probado que la política del restaurante y de su propietario, que al demandante le fue negado el acceso junto con su novia por el hecho de haberse hecho presente de uniforme, toda vez que no había señal ni manifestación alguna en el lugar que informara de la política del establecimiento, ya sea por medio de algún cartel u otro tipo de anuncio perfectamente visible ante el público». Por lo tanto, «todo hecho en el que a alguien  se le dé un trato distinto a iguales… es un claro hecho de discriminación ilegal.»

 

El juez también subrayó la problemática moral de esta discriminación: «aun cuando se dirigieron a él en forma educada y también el hecho de que todos modos estaban dispuestos a franquearle la entrada si hubiese venido vestido de civil, fue precisamente lo que demostró a las claras que no lo dejaron entrar al restaurante precisamente porque quiso ingresar uniformado.»

 

«Entiendo que hay que demostrar al público, tanto judío como árabe, musulmán, cristiano o de cualquier otra religión que la tolerancia es la clave y también la solución y que no hay en ella ninguna implicancia política, y que la forma en que se comportó el demandado sólo aumenta los roces existentes y provoca situaciones que en lugar de fomentar la igualdad provocan una atmósfera de desigualdad que estoy seguro no la desea ninguna de las partes», escribió el Juez Scher.  

 

«Tengo la esperanza», resumió el magistrado, «que el mensaje que este tribunal intenta transmitir llegue a todo el público, tanto árabes como judíos respecto de la igualdad que para este tribunal es sagrada». Además de la indemnización, el propietario del restaurante deberá oblar la suma de 2.000 NIS en concepto de gastos procesales.

 

Lo bueno de todo esto es que ya ni hace falta llamar al boicot contra ese figón de cuarta. De tan respetuosos, que su dueño fue con la sensibilidad de sus clientes, se ve que se alguien se olvidó de tramitar la habilitación y como corresponde les clausuraron el «templo del respeto a los clientes sensibles».

 

Ah! Me olvidaba: a todos aquellos que reaccionaron airadamente (algunos en forma bastante grosera, dicho sea de paso) cuando publiqué hace un año y medio una nota refiriendo esos indignantes hechos, hablando pestes contra Israel y contra los jaialim (soldados) de Tzahal… «muerto el perro se acabó la rabia», como decían nuestros hombres de campo en su infinita sabiduría.

 

Así nos tiene que ir.

Será justicia.
Fuente y difusion: www.porisrael.org

 
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