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| viernes noviembre 22, 2024

La parashá de la semana: Tetzave


Di-s dice a Moshe que reciba de los Hijos de Israel aceite de oliva puro para la “llama eterna” de la Menorá que Aarón deberá encender todos los días, “desde la tarde hasta la mañana”.

Son descriptas las ropas sacerdotales que deberán ser vestidas por los Cohaním (sacerdotes) mientras realizan su servicio en el Santuario. Todos los Cohaním vestían: 1) ketonet – una túnica larga de lino; 2) mijnasaim – pantalones de lino; 3) mitznefet o migbaat – un turbante de lino; 4) avnet – un cinturón largo alrededor de las caderas.

Además, el Cohen Gadol (Sumo sacerdote) vestía: 5) efod – una especie de delantal hecho de lana teñida de colores azul, púrpura y rojo, lino e hilo de oro; 6) joshen – una placa que iba pegada al pecho, donde había incrustadas doce piedras preciosas grabadas con los nombres de las doce tribus de Israel; 7) meil – una túnica de lana azul con campanas y granadas de oro en su borde inferior; 8) tzitz – una placa de oro que se colocaba en la frente, con la inscripción “Santo para Di-s”.

Esta sección también incluye las instrucciones detalladas de Di-s para los siete días de iniciación de Aarón y sus cuatro hijos – Nadav, Avihú, Elazar e Itamar – en el sacerdocio, y para la confección del Altar de Oro donde el ketoret (incienso) era quemado.

Servicio Ruidoso

Adaptado de la Enseñanzas del Rebe de Lubavitch

En esta sección aprendemos sobre las ropas del Cohen Gadol (sumo sacerdote). Una de ellas era el meil, una túnica azul alargada. En su borde inferior, el meil tenía una combinación de campanitas y granadas decorativas para que, al caminar, se escuchase al Cohen Gadol aproximarse. Tan importante era este detalle de la ropa del Cohen Gadol, que la Torá advierte que agregando las campanitas y las granadas el Cohen «no morirá».

La Torá no es solamente un libro de historia. La Torá nos enseña cómo vivir una vida judía plena. Esto se aplica en todo momento y en todo lugar, por lo que si la Torá habla de los detalles decorativos de la ropa del Sumo Sacerdote, además de informarnos cómo este se veía hace más de 2000 años, nos está enseñando cómo debemos servir a Di-s hoy.

Ahora bien, ¿cuál es la función de las campanitas? ¿Por qué era tan importante que suenen cuando el Cohen Gadol entraba al Templo? Aparentemente el servicio del Cohen Gadol debería ser silencioso, como está escrito «No en el ruido está Di-s». El Cohen Gadol no era un individuo común. Cuando ingresaba al Templo, lo hacía como representante de la congregación. El «hacía ingresar» a la congregación consigo al Templo. Es por eso que necesitaba campanillas que hacían ruido, para hacer ingresar al Templo aquellos judíos cuyo modo de servicio a Di-s es «ruidoso».

Si bien «no en el ruido está Di-s», cuando uno aún no llegó a ese nivel de hacerse un recipiente para la presencia Divina, sino que aún se encuentra en medio de la lucha contra el mal para salvarse de él, su modo de servicio es «ruidoso». Una persona que está frente a una situación de peligro, actúa con «ruido» – grita, hace muecas y gestos con sus manos, etc. El modo de servicio de «ruido» representa el judío que se encuentra en el nivel de baal teshuvá, que retorna al camino de la Torá.

El concepto de que el Cohen Gadol representa a todos los judíos con su servicio en el Templo, está indicado también por el hecho de que las campanillas se encontraban en el borde inferior del meil. Se trata de judíos que se encuentran en el nivel inferior. Aún ellos deben ser introducidos al Templo.

Es por eso que la Torá advierte que, de no tener las campanillas en su ropa «morirá», porque el hecho de incluir en su servicio a Di-s a todo el pueblo judío, desde aquellos que se encuentran en un nivel de conexión con Di-s elevado hasta aquellos que se encuentran «en el borde inferior», repercute en su propia vida. Su esencia es ser el representante de todos los judíos. De no serlo, deja de ser Cohen Gadol, por lo tanto, advierte la Torá, «morirá».

Así como en el pueblo judío hay judíos en el nivel del «borde inferior» del meil, de la misma manera, en la dimensión del tiempo, la generación de «los talones de Mashíaj», la generación actual previa a la venida de Mashíaj, es una generación del «borde inferior». Nos enseña la Torá, en esta generación, el modo de servicio a Di-s es «ruidoso».

En momentos especiales es posible contentarse con el servicio a Di-s «silencioso», pero en nuestra generación es necesario el «ruido»: salir a la calle y anunciar en voz alta que hay que ponerse Tefilín, fijar una Mezuzá en cada puerta, dar Tzedaká, etc. De esta manera traeremos voz de Eliahu HaNaví, el profeta Eliahu, que nos informará las buenas noticias, de la llegada de Mashíaj.

Dar y recibir

“Tomarás el carnero de inauguración y cocerás su carne en un sitio sagrado. Aarón y sus hijos comerán la carne del carnero y el pan que está en el cesto frente a la entrada de la Tienda de la Reunión. Ellos lo comerán, para dar expiación a ellos, para consagrarlos, para santificarlos…” (Shemot 21:36-37).

Señala el Talmud: ‘“Ellos lo comerán, para dar expiación a ellos’: nos enseña que los cohanim comen la ofrenda y los dueños reciben expiación”. Curioso: los cohanim reciben las ofrendas que les llevaron sus dueños, las comen y son los dueños quienes reciben la expiación. Para decirlo de otro modo: una persona puede recibir algo, pero al recibir está dando más de lo que jamás recibió. El cohen recibe un poco de carne, pero al ingerirla, le está dando expiación a quien la llevó.

Con frecuencia nos enfrentamos a situaciones similares: recibimos de otras personas, pero al recibirlo damos más de lo que nos dieron. También sucede lo opuesto: damos, pero al dar, estamos recibiendo mucho más de lo que dimos.

Una de las mayores virtudes que uno puede alcanzar es convertirse en una persona dadivosa, que se preocupa constantemente de dar a otros. Sin embargo, para dar, se requiere que alguien reciba y muchas personas se sienten superiores a las personas a quienes están beneficiando. Por el otro lado, también el recibir puede ser problemático. El rey Shlomó señaló: “…el que odia los regalos vivirá”, queriendo decir con eso que en general uno debe evitar recibir regalos. Siendo así, quizás uno no debería dar a nadie, pues le está haciendo un mal: lo puede acostumbrar a recibir y convertirlo así en una persona dependiente, lo cual evidentemente es perjudicial para su bienestar emocional.

Sabemos por experiencia que el dar y recibir regalos a personas queridas puede ayudar a mejorar y profundizar la relación que uno tiene con esa persona. Siendo así, ¿cuál es la mejor manera de dar? ¿Cuál debe ser la mejor manera de recibir?

La regla es muy sencilla: para que la relación de dar y recibir sea un círculo virtuoso con beneficios para ambas partes, uno debe pensar que al dar también está recibiendo, que se le está haciendo un favor al recibir lo que uno está dando y sentirse honrado que la otra persona esté aceptando lo que le doy. Y en el caso inverso, cuando una persona recibe algo de alguien, debe recibirlo con la actitud de hacerle un bien a la persona que se lo está dando y que la está honrando al recibir eso que se le está dando.

Cuando doy, debo recordar que también estoy recibiendo y de esa manera evito el riesgo de sentirme superior al recipiente de mis favores; cuando recibo, debo recordar que también le estoy dando al otro la oportunidad de dar, lo cual convierte mi “recibir” en un acto de bondad, eliminando así el riesgo de sentirme dependiente de aquella persona que me dio.

Los cohanim recibían las ofrendas de aquellas personas que necesitaban expiación y al recibirlas e ingerirlas le daban al dueño de las ofrendas un beneficio mayor que el de la comida que estaban recibiendo. (www.aishlatino.com)

 
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