“Abrí este sitio de agradecimiento a Israel porque pienso que es lo mínimo que los sirios pueden hacer y que debieron haber hecho hace mucho tiempo. Si nosotros no podemos ayudar a quienes nos ayudan, por lo menos debemos expresar gratitud”. Con estas declaraciones comienza el diálogo entre el refugiado sirio Aboud Dandachi con el sitio web israelí Ynet, que lo entrevistó a un mes de cumplirse cinco años del comienzo de la guerra civil en Siria.
El conflicto sirio comenzó como una revuelta contra el gobierno del presidente Bashar al Assad, como en otros países de la región en lo que se conoció como “Primavera Árabe”. Aboud Dandachi es uno de los tantos millones de sirios a quienes la guerra cambió la vida, y no precisamente para bien. En su caso, Aboud vivió el conflicto en áreas dominadas por las fuerzas de Assad y de los rebeldes.
Uno de sus conclusiones es que cuando termine la guerra, las relaciones con Israel deben ser diferentes. A diferencia de otros refugiados, este joven decidió hacer algo al respecto, y abrió un sitio web llamado “Gracias Am (pueblo) de Israel”.
Aboud Dandachi se encuentra en Estambul, tiene 39 años de edad y es experto en alta tecnología. En la actualidad trabaja para una empresa canadiense. Nació en los Emiratos Árabes Unidos, pero su familia, sunita, es oriunda de la ciudad de Homs, conocida como “la capital de la rebelión”.
Sus sentimientos hostiles hacia el régimen de Bashar al Assad se remontan a la época en que su padre debió dejar el país debido a la falta de puestos de trabajo, y mucho después él debió hacer lo mismo, ya que éstos estaban reservados en forma exclusiva y arbitraria a los partidarios del presidente.
La pérdida de sus padres en los años noventa fue otro catalizador de su odio al régimen de Bashar Assad. «Mi madre murió en un accidente de automóvil en una zona donde no había hospitales o clínicas y cuando mi padre enfermó en Homs no hubo quien lo atendiera”, cuenta Aboud. “Perdí a mis padres debido al comportamiento del gobierno”, agrega.
La guerra también mató al amor
A pesar de todo, Aboud quería regresar a sus raíces y volvió a Siria en el año 2010. Se comprometió y compró una casa en la ciudad de Homs, en la zona sunita. El comienzo de la guerra generó conflictos familiares – y no sólo en el caso de Aboud Dandachi – debido a las diferentes posturas de la gente respecto de lo que comenzaba a suceder. Los desacuerdos y las presiones de la guerra hicieron que Aboud y su prometida terminaran el noviazgo.
Una noche de abril de 2011 hubo una gran manifestación contra el gobierno en el centro de Homs. “En aquellos días no había
Isis, ni Al Qaeda ni Ejército Libre en Siria, los que manifestaban eran ciudadanos sirios desarmados. Nadie tenía armas. Los efectivos del gobierno asesinaron esa noche a 100 personas, sólo por protestar”, recuerda Aboud.
A partir de entonces, Dandachi comenzó a hablar con medios internacionales y su casa fue atacada con bombardeos de artillería del ejército de Assad. En septiembre de 2013, y después de deambular por varias localidades del país, Aboud decidió abandonar el país. “Todo se salió de control en Siria. Assad comenzó a usar armas químicas, Isis tomó el control de Al Raqa y decidí que debía irme”, cuenta en la entrevista con Ynet.
Después de pasar por varios lugares, finalmente Aboud Dandachi llegó a Turquía. A pesar de la incertidumbre sobre el futuro
de los refugiados, sólo tiene buenas palabras y gratitud hacia el país que lo recibió, y como él a tantos otros millones de sirios.
Las conclusiones de la guerra y la actitud de Israel
Después de haber reflexionado largamente sobre lo que sucede en su país, Dandachi asegura tener algunas conclusiones. En primer lugar, “Assad debe irse, pero está claro que este conflicto no se resolverá por la vía militar, aunque por el momento tampoco se ve posible una solución política”.
La más llamativa de sus conclusiones de los últimos años es que Israel no es precisamente el “gran demonio”, ni nada parecido. «Israel está haciendo exactamente lo que debe hacer. No toma parte en la guerra, pero ayuda a los sirios heridos que necesitan asistencia. Y no hablo sólo del gobierno. Hay israelíes que ayudan a los refugiados sirios en Jordania, Grecia,
Serbia y Estados Unidos”, explica.
“Nadie culparía a los judíos y los israelíes si decidieran desentenderse y decir que no es un problema suyo. Eso es lo que están haciendo muchos países árabes. Los países del Golfo, por ejemplo, cerraron las puertas a los heridos y los refugiados sirios”, continúa Aboud.
El refugiado sirio entrevistado por Ynet recuerda la educación que recibió. “Crecí con principios como que los judíos son nuestros enemigos, los judíos son malvados. Pero la guerra me mostró que los judíos son las personas más humanas y generosas de este tiempo. Cuando veo que Hezbollah y los iraníes vienen a matarme, y debo irme de mi propia casa porque me echan mis compatriotas sirios y al mismo tiempo escucho que hay judíos e israelíes que ayudan a mis hermanos, entonces mi manera de ver las cosas cambia”.
Aboud también se plantea qué sucederá cuando termine la guerra civil en Siria. “No hay ningún motivo para que estemos enfrentados a Israel. ¿Hay desacuerdos? ¿Los Altos del Golán? Es un tema que se puede resolver, muy simple a comparación de otros enfrentamientos que se viven en esta región”, explica.
“¿Por qué ser enemigo de los judíos?”, se pregunta Dandachi en el extenso reportaje. “Mientras Dinamarca y Suiza confiscan lo que traen consigo los refugiados, mientras Donald Trump nos difama, y tantos países nos dan la espalda, hay judíos que incluso arriesgan sus vidas para ayudarnos. Ellos nos tendieron una mano, ¿Por qué estar en contra de quienes nos ayudan?”
En diciembre de 2015 Aboud Dandachi inauguró el sitio web “Gracias pueblo de Israel”, en el que registra y difunde historias de judíos e israelíes que ayudaron y ayudan a los refugiados sirios.
“Hay tantas historias que quiero contar en mi sitio, tantos casos de judíos e israelíes que ayudan a sirios y que nadie conoce. Nosotros, los sirios, no podemos hacer por ellos lo que ellos hacen por nosotros. Entonces, por lo menos debemos decir gracias”, asegura Dandachi.
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