Qué pasa si los palestinos realmente no quieren un estado, se pregunta el autor… (Foto: REUTERS)
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
¿Tal vez, después de todo, los árabes palestinos prefieren ser una causa central en la diplomacia internacional en lugar de correr el riesgo de convertirse en un estado marginal?
En el número de julio de 1978 de la prestigiosa revista Foreign Affairs, bajo el título «Pensar lo Impensable: Un Estado Palestino Soberano», Walid Khalidi discute el supuesto de un estado palestino como solución al conflicto palestino-israelí.
Parafraseando ese título, tratemos de discutir lo impensable: que los árabes palestinos, al menos por ahora, no quieran un estado propio.
¿Qué pasa si los árabes palestinos no quieren un estado propio? ¿Qué pasa si la premisa, ampliamente difundida, sobre las aspiraciones palestinas está equivocada? Que los árabes palestinos no quieran un estado propio es una declaración que puede parecer una contradicción en los términos. Aun así, elaborémosla. Argumentemos este caso hasta sus últimas consecuencias.
Los árabes palestinos han recibido un lugar prominente en la diplomacia internacional, rara vez concedida a un pueblo apátrida.
Casi no hay una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas hostil a Israel que no reúna una abrumadora mayoría de votos. Se espera que una resolución que sea muy crítica hacia Israel sea aprobada en la mayoría de las organizaciones internacionales.
Cualquier incidente que involucre a árabes palestinos y a Israel ocupa un lugar destacado en la mayoría de las cadenas de noticias internacionales. Los árabes palestinos son generalmente presentados como víctimas en su prolongado conflicto con Israel. Además, los líderes de la Autoridad Palestina son recibidos como huéspedes bienvenidos por la mayoría de los líderes mundiales.
Ninguna entidad no estatal ha recibido nunca tanto apoyo como la AP de muchas organizaciones internacionales. La difícil situación palestina, aun cuando se trate de las facciones más extremistas, tales como Hamas, obtiene mucho respaldo internacional, acompañado de la censura a las políticas israelíes.
Cualquier intento por parte de Israel de defenderse contra los violentos ataques perpetrados contra su población civil sólo ayuda a mejorar la imagen de los árabes palestinos como víctimas, como ha ocurrido en numerosas ocasiones.
La causa palestina ha recibido un inigualado grado de atención y apoyo.
La suposición sería que los árabes palestinos prefieren ser estrellas internacionales, representando el papel de víctimas eternas, que siempre pueden culpar a Israel de todos sus problemas – reales e imaginarios. Ahora, permítanme preguntarles: ¿por qué diablos el liderazgo palestino, ya sea en la Margen Occidental o en Gaza, querría interrumpir la situación actual? ¿Por qué querría establecer un estado? Establecer un estado significa asumir responsabilidades. También significa que las personas que viven en él ya no son vistas por el mundo exterior como víctimas de un poder externo. Hay un límite para el grado en que la culpa por los problemas emergentes puede atribuirse a un factor externo.
Como un estado soberano, la ayuda económica externa y el apoyo diplomático serían tanto un resultado de la forma en que sus líderes gobiernan como de la imagen de debilidad auto proyectada.
Como un estado, la causa palestina se convertiría en un recuerdo para la diplomacia internacional.
Un estado palestino sería simplemente otro estado. Cualquier éxito que obtuviera sería un corolario de sus propios esfuerzos, y no sólo de la piedad y la simpatía que pudiera provocar en la opinión pública internacional.
Un estado palestino podría ser simplemente otro Gabón (con el debido respeto al mismo). ¿Por qué los árabes palestinos, ahora acostumbrados a ser personas gratas en todo el mundo, querrían convertirse en otro Gabón? La agenda palestina en el ámbito internacional podría obtener la atención prestada a la de un país como Guatemala (con el debido respeto a la misma). ¿Por qué los árabes palestinos, que están acostumbrados a tener una causa que está en el centro de atención de la diplomacia internacional, querrían que su agenda descendiera al nivel de un país como Guatemala? Cuando Israel retiró sus fuerzas armadas y sus habitantes de la Franja de Gaza, los árabes palestinos podrían haber establecido una entidad que gozara de amplia ayuda y apoyo externo. Gaza podría haberse convertido en un modelo de desarrollo económico y progreso social para un futuro estado palestino. No fue así. Gaza se transformó en una base terrorista. Dentro del ámbito político palestino, tuvo lugar una brutal campaña contra Fatah por parte de Hamas, lo que ayudó a Hamas a establecer una dictadura islámica.
La lucha y el odio prevalecieron sobre la paz y el progreso.
Para Hamas, el objetivo de erradicar a Israel de la faz de la tierra era más importante que establecer una entidad modelo en el camino hacia la plena condición de estado.
La Margen Occidental, que todavía está gobernada por la AP, no ha experimentado una suerte similar a la de Gaza, debido principalmente a la presencia de los servicios de seguridad israelíes.
De lo contrario, el liderazgo de la AP podría haber sido brutalmente asesinado, del mismo modo en que lo fueron sus hermanos de Fatah en Gaza.
Se podría argumentar que un estado palestino independiente podría haber sido establecido en la Margen Occidental y Gaza, si los árabes palestinos hubieran estado dispuestos a llegar a un acuerdo justo y equilibrado con Israel. El fallecido presidente egipcio Anwar Sadat y el fallecido rey jordano Hussein demostraron clara e inequívocamente que, una vez que los israelíes están convencidos del deseo sincero de sus enemigos de vivir en paz, la opinión pública apoya inmediatamente compromisos que hasta entonces se consideraban inaceptables.
Así que… ¿Tal vez el obstáculo para un acuerdo es, en esencia, el rechazo de los árabes palestinos a tener un estado propio, y no sólo el de vivir al lado de un estado judío? Contrariamente a lo que nos quieren hacer creer, los árabes palestinos quizá prefieren permanecer bajo el foco internacional, como estrellas en el ámbito diplomático, presentándose como víctimas permanentes de la opresión israelí y disfrutando de respaldo sin precedentes en todo el mundo. No quieren dar un salto hacia lo desconocido. No están dispuestos a asumir responsabilidad soberana, con todas las dificultades que ello conlleva
¿Tal vez, después de todo, los árabes palestinos prefieren ser una causa central en la diplomacia internacional en lugar de correr el riesgo de convertirse en un estado marginal?
El autor es profesor del Programa de Estudios de Diplomacia en la Universidad de Tel Aviv.
Sería el milagro del siglo, que recapaciten y vivan en paz en Tierra Santa sin necesidad de otro estado árabe (que ya van 20), y sería una cachetada para los socialistas y ateos que defienden a los terroristas palestinos.