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| sábado noviembre 16, 2024

Es Una Guerra Contra La Libertad


 

Bruselas fue este martes el escenario de turno del horror, en un nuevo atentado reivindicado por DAESH, el Estado Islámico. Le tocó ahora a la capital belga, símbolo de Europa, así como en numerosas ocasiones fueron otras las ciudades elegidas como tribuna de asesinatos: Madrid, Londres, Nueva York, París, Moscú, Beslán, Ammán, Nairobi, Peshawar, Ankara, Estambul, Garisa en Kenya, Bali, Buenos Aires, Jerusalem, Haifa, Tel Aviv…y tantas más.

Europa y Estados Unidos seguirán intentando maniobrar entre la necesidad de combatir el fenómeno y de ser «políticamente correctos». Al Presidente norteamericano Barack Obama no se le ha oído nunca hablar de «terrorismo islamista». En Europa tratan de evitar el término lo más posible. El creciente número de musulmanes en el continente europeo, es un freno al respecto.

La explicación de fondo es el deseo de no manchar a todos los musulmanes como terroristas, por culpa de fanáticos asesinos que no los representan. El deseo de distinguir entre los terroristas, que son la minoría de los 1700 millones de musulmanes del mundo, y la mayoría silenciosa y normal, es más que legítimo. Lo contrario, colocar a todos en la misma bolsa, o dar a entender que la mayoría apoya el asesinato, sería injusto.

 

Pero es imposible olvidar que de la enormidad de atentados perpetrados en las últimas décadas en diferentes partes del mundo, la enorme mayoría, casi la totalidad, fueron obra de fanáticos islamistas. No de los musulmanes moderados y normales, sino de terroristas que están dispuestos a matarlos también a ellos, a sus correligionarios que se les oponen.Precisamente porque aquí es imperioso contar con la ayuda de los musulmanes moderados para combatir el fenómeno-en lo que a política y educación se refiere-, precisamente porque se los necesita para escupir del seno de las comunidades musulmanas en Occidente a los asesinos radicales, hay que llamar las cosas por su nombre. Esconder la verdad, no ayudará a lidiar con este gran desafío.

Es más que legítimo que los musulmanes que con dignidad y respeto creen en Alá su Dios y Mahoma su profeta, digan «esto no es Islam sino la perversión de nuestra religión». Es lógico que digan «estos asesinatos no son en nuestro nombre, son una interpretación extrema del Islam, que no guía nuestras vidas». Pero como los asesinos sí invocan a Alá en sus ataques terroristas, el disfrazar sus motivaciones no ayudará a combatirlos.

Hay que reconocer que los terroristas salen de los círculos islamistas más fanáticos no sólo en Oriente Medio sino también en capitales europeas. Hay que reconocer el problema, para saber adaptar a ello las medidas a tomar: en las mezquitas radicales, en las fronteras, en todos los nidos que nutren al terror.

Y lo principal: hay que comprender que en esta guerra, estamos todos juntos. Todo el mundo libre, y los civiles indefensos en países oprimidos por gobiernos dictatoriales y corruptos, cuya población queda a merced de las guerras entre diferentes extremistas islamistas, cuya ambición es imponer su rama del Islam. La guerra fratricida entre musulmanes sunitas y musulmanes chiitas, ha cobrado miles de víctimas en diferentes partes de Oriente Medio, especialmente Siria, Líbano, Irak y Yemen, donde atentados suicidas cometidos por asesinos de un lado, en mezquitas del «otro», cobran muertos una y otra vez.

Inocentes, adultos y niños, mujeres y hombres, asesinados en aviones, en la calle, aeropuertos, ómnibus, trenes, aeropuertos, restaurantes y discotecas, entre otros sitios que simbolizan la vida normal que los ciudadanos del mundo quieren tener, han perdido la vida a manos de diferentes grupos islamistas, aunque no todos presenten sus actos en los mismos términos. Algunos, hasta se aferrarán de agendas locales.

Los asesinos de turno, llámense DAESH (el Estado Islámico)-cuya singular locura parece hacer sombra sobre todos sus antecesores y paralelos-, Al Qaeda, Talibanes, Al Shabab, Uilaiat Sinai, Boko Haram y otros criminales, tienen todos un común denominador: desprecio por la vida de quienes no comparten su visión de mundo, convicción de que la única verdad es la suya, desprecio por la libertad y por los valores que simbolizan la vida en democracia y diversidad. Todos estos, son expresiones extremistas del Islam sunita. La misma sangre se derrama cuando son los extremistas chiitas como Irán y Hizbala los responsables. Y cuando se pelean entre ellos por «la verdad» dentro del Islam.

Suele decirse que estos grupos fanáticos, atacan todo aquello que representa los valores de la civilización occidental, de raíces judeo-cristianas y griegas. Es cierto. Pero cabe recordar que sus víctimas son también sus propios correligionarios, como es notorio en el caso de DAESH, que ha matado a tantos musulmanes .

El horror no es solamente el asesinato, sino también la esclavitud, las violaciones, el trato a la mujer, el secuestro de niños cuyas vidas quedan arruinadas al convertirlos en asesinos capaces de degollar.

Hay diferencias entre distintos grupos islamistas, algunos más «pragmáticos» que otros, por consideraciones tácticas del momento. Pero el común denominador, es aterrador.

El mundo debe tomar conciencia de que lo que hay aquí ahora, es una guerra. Por valores, sí. Pero ante todo, por la vida misma, a la que hay que proteger. Juntos. Sin vueltas ni excusas. Coordinando la lucha contra el terror. Escuchando a quienes tienen experiencia en ello, dura por cierto, algo en lo que Israel, lamentablemente, tiene mucho que enseñar. Europa, trágicamente, está aprendiendo a la fuerza.

 
Comentarios

LOS DE BELGICA SON ATENTADOS …LOS DE ISRAEL SON PALESTINOS DESESPERADOS….HAY QUE SER CARADURA PARA CALIFICAR DE ESE MODO TAL CUAL LO EXPRESO BANK I MON

En 2011, la OTAN lanzó 9700 «incursiones de ataque» contra Libia, de
los cuales más de un tercio estaban dirigidas a objetivos civiles. Se
utilizaron ojivas de uranio; las ciudades de Misurata y Sirte fueron
tapizadas con bombas. La Cruz Roja identificó fosas comunes, y Unicef
informó que «la mayoría [de los niños asesinados] estaban por debajo
de los diez años».
Para Obama, David Cameron y el presidente francés, Nicolas Sarkozy,
el verdadero crimen de Gadafi era la independencia económica de Libia
y su declarada intención de dejar de vender las mayores reservas de
petróleo de África en dólares estadounidenses. El petrodólar es un
pilar del poder imperial estadounidense. Gaddafi audazmente planeaba
suscribir una moneda africana común respaldada por oro, establecer un
banco para toda África y promover la unión económica entre los países
pobres con recursos preciados. Sea o no que esto pasara, la idea misma
era intolerable para los EE.UU., mientras se preparaba para «entrar»
en África y sobornar a los gobiernos africanos «asociados» con
militares.

Tras el ataque de la OTAN al amparo de una resolución del Consejo de
Seguridad, «Obama, escribió Garikai Chengu, confiscó 30 billones de
dólares del Banco Central de Libia, que Gadafi había destinado para la
creación de un Banco Central Africano y el oro de respaldado de la
moneda africana dinar».Yugoslavia anunció el recuento final de los
muertos en Kosovo: 2788. Esto incluyó combatientes de ambos bandos y
serbios y gitanos asesinados por el ELK. No hubo genocidio. El
«holocausto» era una mentira. El ataque de la OTAN había sido
fraudulento.

Detrás de la mentira, había un propósito serio. Yugoslavia era una
federación única independiente, multi-étnica que se había destacado
como un puente político y económico en la Guerra Fría. La mayor parte
de sus utilidades y mayores fábricas era de propiedad pública. Esto no
era aceptable para la Comunidad Europea en expansión, sobre todo para
la recién unida Alemania, que había comenzado a manejar el este y
capturar su «mercado natural» en las provincias yugoslavas de Croacia
y Eslovenia. En el momento en que los europeos se reunieron en
Maastricht en 1991 para proponer sus planes para la desastrosa zona
euro, había sido logrado un acuerdo secreto; Alemania reconocería a
Croacia. Yugoslavia estaba condenada.
En Washington, los EE.UU. vieron que la esforzada economía yugoslava
estaba rechazando préstamos del Banco Mundial. La OTAN, entonces una
reliquia de la Guerra Fría casi extinta, se reinventó como ejecutor
imperial. En una conferencia de 1999 sobre Kosovo «por la paz» en
Rambouillet, en Francia, los serbios fueron sometidos a tácticas
arteras del ejecutor. El acuerdo de Rambouillet incluyó un Anexo B
secreto, que la delegación de Estados Unidos insertó el último día.
Esto exigió la ocupación militar de la totalidad de Yugoslavia -un
país con recuerdos amargos de la ocupación nazi- y la puesta en
práctica de una «economía de libre mercado» y la privatización de
todos los activos del gobierno. Ningún estado soberano podría firmar
esto. El castigo siguió rápidamente; bombas de la OTAN cayeron en un
país indefenso. Fue el precursor de las catástrofes en Afganistán e
Irak, Siria, Libia, y Ucrania.

En tanto las comunidades musulmanas «moderadas» no repudien abierta y públicamente a los violentos de su seno, exigiendo a sus imanes dejar de arengar a los fieles en las mezquitas a atacar todo lo vinculado con Occidente y al judaísmo, y a sus maestros y profesores exactamente lo mismo, seguirán siendo partícipes y cómplices involuntarios ó voluntarios, a través de su silencio, de la barbarie asesina de los psicópatas musulmanes al grito de Allahu Akhbar!! No se puede desconocer el hecho de que la mayoría de los atacantes, en todos los atentados en Occidente llevados a cabo en los últimos 20 años son psicópatas musulmanes nacidos en Occidente, de segunda generación, ó conversos al Islam. El problema radica fundamentalmente en la educación que reciben en sus madrazas y mezquitas, donde les «lavan el cerebro».

Los asesinos asesinan con arreglo al sistema de «valores» en el que han sido adoctrinados, y a su abyecta naturaleza, de igual modo que la hiena ejecuta con sáña a su présa, en tanto que las victimas que padecen las consecuencias de sus desvarios , se muestran capaces de preguntarse aún en médio del dolor que las aqueja ¿Qué hemos hecho mal? …

Lo indignante es leer en determinados panflétos con vocacion de periodicos, alegatos en contra de la «islamofóbia» en dias como éstos, que constituyen una ofensa a la inteligencia de todos, un sarcásmo y una afrenta inaceptable a la memoria de quien dejaron sus vidas en rescate por la de los demas , a manos de los sicários de Satan en la tierra …
La incapacidad endémica que éstos sujetos demuestran a la hora de convivir con los demas, les hace acréedores al estatus de «espécie indefinida» entre lo humano y lo animal, una suerte de «híbrido» inclasificable, un eslabon perdido entre cromañon y altapuerca …merecedores todos ellos de nula consideracion en atencion a su infámia …

Si estan desesperados es por los lideres corruptos que tienen que se quedan con toda la plata de su pueblo

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