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| jueves noviembre 28, 2024

El ministro israelí de Defensa dimite por «falta de confianza» en Netanyahu


Moshe Yaalon no ha querido esperar más y en un movimiento inesperado ha dimitido este viernes como ministro de Defensa de Israel. Después de que al término de una jornada llena de intrigas políticas, el jefe de Gobierno, Benjamín Netanyahu, le anunciara el pasado miércoles que había ofrecido su cargo al ex titular de Exteriores, Avigdor Lieberman, a cambio de que su partido ultranacionalista «Israel Beitenu» entrase en la coalición, Yaalon ha movido ficha.

Harto de lo que la prensa israelí define con razón como «humillante proceso» y de ser usado en la maniobra política de su líder en el conservador Likud para ampliar la coalición de 61 diputados a 67 (de un total de 120), Yaalon abre la puerta y deja la política.

«He anunciado al primer ministro que debido a los últimos acontecimientos y ante la falta de confianza hacia él dimito del Gobierno y del Parlamento», ha anunciado Yaalon en Facebook y Twitter. El ministro de Defensa y ex jefe del Estado Mayor señala además que se retira temporalmente de la política.

En una intervención posterior ante los medios desde el ministerio, Yaalon ha señalado que pretende ser candidato en el futuro al liderazgo del país. «Nunca acepté sacrificar los intereses de seguridad por intereses personales o políticos», ha afirmado en una indirecta a Netanyahu. Asimismo ha reconocido que últimamente ha mantenido disputas con el jefe de Gobierno y otros diputados de la coalición sobre «ética y valores de la sociedad». «Elementos radicales han tomado poder en mi partido. No es el Likud al que yo me alisté», añadió pidiendo a la «mayoría moderada del partido que tome conciencia del momento».

Se trata de un duro golpe no sólo para el Gobierno sino para el Likud. De esta forma se suma a la larga lista de dirigentes de este partido que se marchan debido a enfrentamientos con Netanyahu (Moshé Kajlon, Guideon Saar, Dan Meridor…).

Como todo lo que ha pasado desde el pasado lunes en la política israelí, su anuncio es sorprendente porque se creía que Yaalon aceptaría la «compensación» de Netanyahu en forma de la cartera de Exteriores. Pero Yaalon no ha querido este cargo (que aun no se la había ofrecido) ni tampoco esperar a la firma oficial con Lieberman, un dirigente con el que ha tenido agrios enfrentamientos sobre la forma de afrontar la ola de ataques palestinos desde octubre o por ejemplo el régimen del grupo islamista Hamas en la Franja de Gaza.

«Yaalon es un hombre moderado y recto que ha renunciado ser un payaso más en el circo de Netanyahu«, ha afirmado el diputado centrista Ofer Shelaj mientras en el partido laborista afirman que «se marcha una de las pocas voces moderadas y morales que quedaban en el Gobierno».

La decisión de nombrar a Lieberman como ministro de Defensa sigue provocando numerosas reacciones. Mientras el ala más derechista de la coalición ha aplaudido la decisión básicamente debido a la marcha del que consideran «moderado» Yaalon, en la oposición en la Knésset (Parlamento israelí), en los organismos de seguridad y en concreto en el ejército no faltan voces que critican lo que llaman «nombramiento irresponsable».

Incluso Benny Begin, el veterano diputado del Likud e hijo del que fuera primer jefe de Gobierno conservador de Israel, Menajem Begin, ha manifestado que la decisión de Netanyahu como «mala y peligrosa» reiterando su falta de confianza en Lieberman. Sobre todo por su nula experiencia militar en comparación con la Yaalon.

Lieberman -llegado de Moldovia a Israel en los años 70- no quiso seguir en el Gobierno donde ejercía como titular de Exteriores tras las elecciones hace un año y tres meses por varios motivos: monumental enfrentamiento personal con Netanyahu, no recibir la cartera de Defensa y la no inclusión de varias de sus propuestas. Dos de ellas las reiteró hace sólo un mes cuando dijo: «Netanyahu es un dirigente que habla mucho pero no hace nada. Es un charlatán. Hace un año no entré en su Gobierno porque no aceptaron la pena de muerte para los terroristas y derribar el ente yihadista de Hamas en Gaza».

Aunque muchos analistas consideran que al frente del ministerio más importante de Israel será más Lieberman que «Ivette» (su alias) con posiciones más moderadas y pragmáticas que las radicales expresadas en campaña electoral, nadie duda quenuevos e inciertos vientos soplan en la sede de Defensa en Tel Aviv. No precisamente los que hubieran deseado en muchos lugares de Israel ni por supuesto en Ramala donde Lieberman es apuntado como «un extremista».

Netanyahu sale perdiendo tras una semana muy agitada a nivel político. Cuando parecía que estaba a punto de firmar un acuerdo con el partido laborista para un Gobierno de unidad, Bibi ha dado un giro aliándose con su viejo socio y gran rival en la derecha. Lieberman es el hombre que mejor le conoce desde que fuera el director general de su oficina de primer ministro cuando fue elegido por primera vez en 1996. Pero, si se confirma oficialmente su acuerdo con «Israel beitenu», no habrá ampliado de forma significativa el apoyo parlamentario a su Gobierno al tiempo que ha provocado un caudal de críticas en su partido, en los organismos de seguridad y en la opinión pública.

Al margen de Yaalon y, quizá, los intentos de reanudar las negociaciones con los palestinos, el otro gran derrotado es Isaac Herzog. Sus esfuerzos para entrar en el Gobierno derechista (a cambio de importantes carteras y el impulso del proceso de paz) y la forma en cómo ha acabado todo le convierten en un dirigente político malherido. Varios destacados dirigentes laboristas ya han pedido públicamente su marcha.

El ganador de la semana es Lieberman que obtiene la cartera más deseada pese a que su partido sólo tiene seis diputados. Desde este jueves cinco, porque Orly Levy anunció su dimisión al denunciar que la agenda social ha quedado en un segundo plano en la negociación con Netanyahu. Antes de ser nombrado, Lieberman señaló que se trata de «un éxito importante para todos aquellos que han venido a Israel desde la ex Unión Soviética». Su triunfo supone la derrota de Yaalon y quizá en el futuro de Netanyahu.

 
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