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| sábado noviembre 23, 2024

La Campaña «Anti-Normalización» y el Derecho de Israel a Existir


 

[El General Retirado saudita Anwar Eshki (centro, corbata a rayas) y miembros de su delegación, en la reunión con miembros del Knesset y otros, durante una visita a Israel, el 22 de julio de 2016. (Fuente de la imagen: Twitter)]

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

  • Para muchos árabes y musulmanes, el conflicto con Israel no es acerca de una retirada a las líneas anteriores a 1967. Estos opositores no tienen intención de reconocer el derecho de Israel a existir, incluso si permite la creación de un estado palestino independiente y soberano en la Margen Occidental, la Franja de Gaza y Jerusalén Oriental.
  • Un importante clérigo, el Dr. Ali Daghi, Secretario General de Eruditos Musulmanes Internacionales, escribió: «Hay consenso entre los musulmanes, en el pasado y presente, que si una tierra islámica es ocupada, sus habitantes deben declarar la jihad hasta que sea liberada de ocupantes».
  • «Cualquiera que llama a la paz con los sionistas debe ser llevado a juicio por alta traición. La normalización es traición». Ramzi Al-Harbi, escritor saudita.
  • Seamos claros: estas no son voces periféricas. Esta es la corriente principal de la sociedad árabe e islámica. Lo que les preocupa no es la «normalización» con la «entidad sionista», sino el hecho de que Israel exista. Para las masas, la jihad contra Israel es la solución, no otra iniciativa de paz respaldada por dictaduras árabes no electas.

Los árabes y los musulmanes están indignados acerca de una polémica visita a Israel de un general retirado saudita, el Dr. Anwar Eshki, que está siendo acusado de promover la «normalización con los judíos y la entidad sionista». Si la «normalización» con Israel está siendo denunciada como un grave crimen y pecado, puede imaginarse lo que  la «paz» con los israelíes sería considerada en los países árabes e islámicos.

El General Eshki y una delegación de académicos y hombres de negocios sauditas se reunieron con Dore Gold, Director General del Ministerio de Relaciones Exteriores israelí, el Coordinador de las Actividades Gubernamentales en los Territorios (COGAT), Mayor General. Yoav Moderchai y varios miembros de la Knesset de la oposición. La delegación de Arabia Saudita también viajó a Ramallah, donde sus miembros se reunieron con el Presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmoud Abbas, y otros funcionarios palestinos.

La indignación generada por la visita sin precedentes de la delegación saudita a Israel muestra que muchos árabes y musulmanes siguen creyendo que Israel no tiene derecho a existir, a pesar del optimismo expresado acerca de la llamada Iniciativa de Paz Árabe de 2002.

Varios líderes árabes y musulmanes insisten en que, de acuerdo con esta iniciativa, una retirada israelí a las líneas anteriores a 1967 y el establecimiento de un estado palestino independiente con Jerusalén Oriental como su capital, daría lugar a la creación de «relaciones normales» entre sus países e Israel.

Sin embargo, la indignación que la visita de la delegación saudita a Israel ha desencadenado en los países árabes e islámicos lleva a una conclusión: que para muchos árabes y musulmanes, el conflicto con Israel no es acerca de una retirada a las líneas anteriores a 1967. Tampoco es acerca del conflicto sobre los derechos palestinos y «relaciones normales» entre Israel y los países árabes e islámicos.

Los que se oponen a la visita expresan sus sentimientos bajo la bandera de «anti-normalización» con Israel. La existencia de Israel en tierra de «propiedad musulmana», es el verdadero problema. Estos opositores no tienen intención de reconocer el derecho de Israel a existir, incluso si se retira a las líneas anteriores a 1967 y permite la creación de un estado palestino independiente y soberano en la Margen Occidental, la Franja de Gaza y Jerusalén Oriental. Esto, por supuesto, está en agudo contraste con el espíritu de la Iniciativa de Paz Árabe, que muchos en el mundo occidental creen, erróneamente, que pondría fin al conflicto árabe-israelí.

Los primeros en expresar su indignación por la visita fueron miles de sauditas, incluyendo importantes clérigos islámicos, que en las redes sociales expresaron su veneno y odio a Israel y los judíos. Muchos les recordaron a sus oyentes las fatwas (decretos religiosos islámicos) que prohíben cualquier forma de «normalización» con Israel y los judíos, a los que se refieren como «infieles y politeístas». Las fatwas también prohíben a los musulmanes renunciar a cualquier parte de tierra de “propiedad musulmana» en favor de no musulmanes.

En el Islam, si una tierra alguna vez ha estado bajo control musulmán, como el sur de España, el-Andalus, debe pertenecer a musulmanes como legado, o waqf, en fideicomiso para Allah, a perpetuidad. Como todo el Medio Oriente estuvo bajo el control del Imperio Otomano musulmán entre 1259 y 1924, muchos árabes y musulmanes creen que toda la zona pertenece sólo al Islam, no importa quien pueda haber vivido allí antes.

Los judíos, que han vivido continuamente en el Canaán Bíblico y Judea durante tres mil años, podrían muy bien preguntarse cómo pueden ser acusados de «ocupar» su propia tierra.

Uno de los principales clérigos, el Dr. Ali Daghi, Secretario General de Eruditos Musulmanes Internacionales, escribió: «Hay consenso entre los musulmanes, en el pasado y en el presente, que si una tierra islámica está ocupada, sus habitantes deben declarar la jihad hasta que sea liberada de los ocupantes».

Evidentemente, la solución de dos estados no es el objetivo de este clérigo y sus amigos. Tampoco están interesados en los «derechos palestinos». Más bien el Dr. Daghi está preocupado por el «derecho» de los musulmanes a todo el país, incluyendo aquellas partes en las que hoy existe Israel.

Otro líder religioso saudita, Adel Al-Kalbani, el ex imán de la Gran Mezquita de La Meca, se unió a la campaña «anti-normalización», declarando: «Cuando éramos jóvenes, solían llamarlos el enemigo sionista. Durante sesenta años, este enemigo no ha cambiado. ¡Pero nosotros hemos cambiado!». El «cambio» del que habla se refiere a aquellos pocos árabes y musulmanes que están dispuestos a reconocer el derecho de Israel a existir.

El Sheikh saudita Esam Al-Zamel dijo: «El odio a Israel y al enemigo sionista está inscrito en los corazones de nuestra generación. Debemos inscribir estos valores y principios en los corazones de nuestros hijos».

Otro ciudadano saudita, el Sultán Al-Jumeri, dijo, «Normalización y extender una mano a la entidad sionista deben seguir siendo una deshonra y un pecado que perseguirá a los autores hasta su último día. Esta es una traición a la historia, a la tierra y a los mártires».

Fahd Al-Shumri, también de Arabia Saudita, comentó: «La normalización significa el reconocimiento de» Israel. «Esto conducirá a otra fase: Renunciar a la Mezquita Al-Aqsa y reconocer el derecho de los judíos a la tierra de Palestina».

Por su parte, Hassan Al-Mutairi, un predicador saudita, se preguntó: «¿Hay algún musulmán que apoye la normalización con los sionistas? La piedra y el árbol seguirán siendo testigos de nuestra enemistad con los judíos».

Se refiere a un hadith (palabras y acciones de Mahoma), que es también una parte de la Carta de Hamas, que establece:

«El Día del Juicio no vendrá antes de que los musulmanes combatan a los judíos, y los judíos se ocultarán detrás de rocas y árboles, pero las rocas y los árboles dirán: Oh musulmán, oh siervo de Allah, hay un judío detrás de mí, ven y mátalo – excepto el árbol gharqad, que es uno de los árboles de los judíos.»

Algunos escritores sauditas y árabes describen la visita de la delegación saudita como una «puñalada por la espalda» al movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra Israel. Instaron al gobierno saudita a tomar inmediatas medidas punitivas contra el ex general y los miembros de su delegación, con el fin de disuadir a otros de cometer un tal «gran crimen» contra los árabes y los musulmanes.

«Israel seguirá siendo nuestro enemigo número uno a pesar de los sionistas», comentó el escritor saudita Amal Zahid. Ramzi Al-Harbi, otro escritor de Arabia Saudita, comentó: «El que llama a la paz con los sionistas debe ser llevado a juicio por alta traición. La normalización es traición».

Muchos palestinos se unieron también a la causa, añadiendo sus comentarios incendiarios y de odio contra los sauditas que visitaron Israel.

«Saludamos a cada saudita que rechaza la normalización con la ocupación», dijo el analista político palestino Ibrahim Al-Madhoun.

No es sorprendente que Hamas, la Jihad Islámica y otros grupos palestinos también emitieron declaraciones condenando enérgicamente la visita de la delegación saudita a Israel y llamando a prohibir este tipo de viajes. Estos grupos, incluso, fueron tan lejos como condenar a un número de funcionarios de la Autoridad Palestina, como Jibril Rajoub, por participar en las reuniones entre la delegación saudita y funcionarios israelíes.

Los «Comités de Resistencia» palestinos, una coalición de varios grupos armados palestinos en la Franja de Gaza, denunciaron la visita como un «crimen contra Palestina y su pueblo». Los grupos describieron la visita como «vergonzosa» y advirtieron contra los intentos de algunos árabes y musulmanes a «aceptar la existencia de la entidad terrorista sionista en la tierra de Palestina».

La campaña generalizada contra la visita de la delegación saudita a Israel es el resultado directo de décadas de adoctrinamiento anti-Israel en los países árabes e islámicos, incluidos los palestinos. En el núcleo de esta campaña está la negación del derecho de Israel a existir y una negación de cualquier vínculo judío a la tierra de «propiedad musulmana».

Seamos claros: estas no son voces marginales. Esta es la corriente principal  de la sociedad árabe e islámica. Los palestinos también han sido parte, durante mucho tiempo, de esta campaña, promoviendo su propio impulso «anti-normalización» para evitar que alguien se reúna con los israelíes.

Al permitir (y, a veces, endosar) tales campañas, la Autoridad Palestina se está disparando en la cabeza. Cada vez que un funcionario de la AP, incluyendo al Presidente Mahmoud Abbas, se reúne con los israelíes, un gran grupo de activistas palestinos «anti-normalización» reacciona denunciando los encuentros y llamando a un boicot total contra Israel.

El movimiento anti-Israel BDS ofrece una inspiración a estos odiosos. En lo que se refiere a los enemigos de Israel, la campaña no debería ser sólo de boicots, desinversión y sanciones. Como lo muestra claramente la indignación por la visita a Israel, lo que les molesta no es la «normalización» con la «entidad sionista», sino el hecho de que Israel exista.

El mundo puede seguir hablando acerca de la Iniciativa de Paz Árabe durante el tiempo que quiera. Los hechos sobre el terreno muestran que las masas árabes y musulmanas siguen considerando a Israel como un cuerpo extraño que fue plantado por la fuerza en tierra de «propiedad musulmana». Para las masas, la jihad contra Israel es la solución, no otra iniciativa de paz respaldada por dictaduras árabes no electas.

Khaled Abu Toameh, un galardonado periodista, tiene su sede en Jerusalén

 

https://www.gatestoneinstitute.org/8656/anti-normalization-israel

 

 
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