La ley saudita que prohíbe golpear a la esposa suplanta la ley islámica, según afirma un periodista saudita. El gobierno de Arabia Saudita, bajo las presiones occidentales, ha iniciado una “descafeinada” campaña en contra de la violencia física contra la/s esposa/s. [1]. La Sharía (la ley religiosa islámica) permite golpear a la/s esposa/s y se basa en el Corán y la práctica de Muhammad y de sus Compañeros, como recopilan los hadices: Corán 4:34: Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres en virtud de la preferencia que Alá ha dado a unos más que a otros y de los bienes que gastan. Las mujeres virtuosas son devotas y cuidan, en ausencia de sus maridos, de lo que Alá manda que cuiden. ¡Amonestad a aquéllas de quienes temáis que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles! Si os obedecen, no os metáis más con ellas. Alá es excelso, grande.
Relatan los hadices [dichos de Muhammad y relatos de su vida, recopilados por sus Compañeros –discípulos-] de Sahih Muslim (4: 2127) – Muhammad golpeó a su esposa favorita, Aisha, en el pecho, una noche cuando salió de la casa sin su permiso. Aisha narra, “Me golpeó en el pecho, lo que me causó dolor (físico).”
Sahih Bukhari (72:715): “Aisha dijo: “No he visto a ninguna mujer que sufra tanto como las mujeres creyentes”. Aisha se quejó del abuso que las mujeres de su religión sufrieron en relación con otras mujeres.
Abu Dawud (2142) – “El Profeta, la paz sea con él, dijo: A un hombre no se le pedirá en el Paraíso por qué él golpeaba a su esposa”
Kash-shaf (el revelador) de al-Zamkhshari (Vol 1, p 525): Muhammad, la paz sea con él, dijo “Cuelga el látigo donde tu esposa lo puede ver”.
En el Corán no hay ni un solo texto en el que se exija al hombre que ame a su/s esposa/s
No hay ningún texto en el Corán, por pequeño o breve que sea, en que demande u ordene a sus fieles que amen a sus esposas, pero en cambio abundan otro tipo de textos: Los hombres están un grado por encima de las mujeres. El marido puede golpear a su esposa sólo si ella no hace lo que él le pide. Los golpes deben cesar si la mujer cumple con las exigencias de su esposo. Golpear debe ser entendido como el último recurso, después de los abusos verbales y el abandono sexual de la mujer. Corán 4:34:Los hombres son responsables del cuidado de las mujeres en virtud de lo que Alá les ha concedido en mayor abundancia a ellos que a ellas, y de lo que ellos gastan de sus bienes. Y las mujeres virtuosas son las verdaderamente devotas, que guardan la intimidad que Alá ha ordenado que se guarde. Pero a aquellas cuya animadversión temáis, amonestadlas primero; luego dejadlas solas en el lecho; luego pegadles. Si os obedecen, no os metáis más con ellas. Alá es excelso, grande.
Según la Sharía -la ley islámica-, un marido puede golpear a su mujer por cualquiera de las siguientes cuatro razones:
– Si ella no pretende ponerse bella para él (es decir, se arregla para ella misma), – Si ella se niega a satisfacer sus demandas sexuales, – Si ella sale de la casa sin su permiso o por un «motivo legítimo»- Si descuida sus deberes religiosos. Cualquiera de estos también es motivo suficiente para el divorcio. Los apologistas musulmanes dicen que Muhammad ordenó que no fuese perjudicada la mujer, pero la realidad histórica muestra todo lo contrario como en Bujari (59:447), cuando las órdenes de Muhammad fueron que todos los hombres de la tribu de Banu Quraiza debían ser asesinados y las mujeres y niños fueran tomados como esclavos (inmediatamente después de haber asesinado a sus maridos las mujeres fueron obligadas a la esclavitud sexual, lo que no se califica como «daño» en el modelo islámico). Muhammad asesinó brutalmente a una serie de mujeres. Uno de ellas fue Asma Bint Marwan, una madre de cinco niños, que escribió un poema criticando a los medinenses por haber aceptado como profeta a Muhammad después de que éste hubiera ordenado el asesinato de un hombre de edad avanzada. En este caso, Muhammad sacó el bebé dormido en el pecho de Asma Bint Marwan y la apuñaló hasta la muerte. En los Hadizes son moneda corriente los casos de mujeres lapidadas tras ser en el suelo plantadas y apedreadas por mandato de Muhammad por el delito de inmoralidad sexual. Sin embargo, el profeta del Islam, Muhammad, de hecho animó a sus propios hombres a violar las mujeres capturadas en la batalla (Hadiz Abu Dawud 2150) y no les castigó por haber matado a las mujeres no-musulmanas (como Jalid Ibn Walid hizo en varias ocasiones (Hadiz Ibn Ishaq 838 y 856). La violación en el mundo musulmán es prácticamente imposible de denunciar, pues requiere el testimonio de cuatro hombres musulmanes, que en caso de no tenerlos, la mujer violada es considerada fornicadora, si es soltera, o adúltera. En caso de ser mujer casada, se la castiga con la pena de muerte, y a la soltera con 80 azotes.
Corán 24:4: A quienes difamen a las mujeres honestas sin poder presentar cuatro testigos, flageladles con ochenta azotes y nunca más aceptéis su testimonio. Ésos son los perversos.
Esto ciertamente no significa que todos los musulmanes golpeen a sus esposas, sólo que el Islam les permite pegarlas
Corán 4:34: Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres en virtud de la preferencia que Alá ha dado a unos más que a otros y de los bienes que gastan. Las mujeres virtuosas son devotas y cuidan, en ausencia de sus maridos, de lo que Alá manda que cuiden. ¡Amonestad a aquéllas de quienes temáis que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles! Si os obedecen, no os metáis más con ellas. Alá es excelso, grande.
Los musulmanes sólo pueden tomar cuatro esposas como máximo, y Muhammad es el único que pudo desposar las que él quiso:
Corán 4:3: Si teméis no ser equitativos con los huérfanos, entonces, casaos con las mujeres que os gusten: dos, tres o cuatro. Pero, si teméis no obrar con justicia, entonces con una sola o con vuestras esclavas. Así, evitaréis mejor el obrar mal.
Corán 33:50: ¡Profeta! Hemos declarado lícitas para ti a tus esposas, a las que has dado dote, a las esclavas que Alá te ha dado como botín de guerra, a las hijas de tu tío y tías paternos y de tu tío y tías maternos que han emigrado contigo y a toda mujer creyente, si se ofrece al Profeta y el Profeta quiere casarse con ella. Es un privilegio tuyo, no de los otros creyentes -ya sabemos lo que hemos impuesto a estos últimos con respecto a sus esposas y esclavas, para que no tengas reparo. Alá es indulgente, misericordioso.
El Corán cita el placer sexual sólo del hombre como recompensa divina en la eternidad en la que la mujer recibe un rol pasivo y de sumisión absoluta
En el paraíso de Alá los hombres podrán disfrutar cada uno de sus 72 huríes, vírgenes de ojazos negros.
Corán 43:69-70: Los que creísteis en Nuestros signos y os sometisteis a Alá, ¡entrad en el Jardín junto con vuestras esposas, para ser regocijados!
Corán 44:54: Así será. Y les daremos por esposas a huríes de grandes ojos.
Corán 52:20: Reclinados en lechos alineados. Y les daremos por esposas a huríes de grandes ojos.
Corán 78: 31-33: “En cambio, a los temerosos de Alá se les deparará el éxito: vergeles y viñedos, de turgentes senos, de una misma edad”
Corán 44: 51-55: “Los que teman a Alá estarán, en cambio, en lugar seguro, entre jardines y fuentes, vestidos de satén y de brocado, unos enfrente de otros. Así será. Y les daremos por esposas a huríes de grandes ojos. Pedirán allí en seguridad, toda clase de frutas”
Corán 37: 40-48: “En cambio, los siervos escogidos de Alá tendrán un sustento conocido: fruta. Y serán honrados en los Jardines de la Delicia, en lechos, unos enfrente de otros, haciéndose circular entre ellos una copa de agua viva, clara, delicia de los bebedores, que no aturdirá ni se agotará. Tendrán a las de recatado mirar, de grandes ojos”
Mishkat al-Masabih 4: 42:24 Sunan al-Tirmidhi 2536: “El Santo Profeta (Muhammad) dijo: Al creyente le será dada una tremenda potencia en el Paraíso para hacer el coito. Esto fue cuestionado: Oh Profeta de Alá puede hacer él (Alá) esto. Él (Muhammad) dijo: Alá le dará la potencia de cien personas”
Corán 55: 56-57: “Estarán en ellos las de recatado mirar, no tocadas hasta entonces por hombre ni genio, ¿cuál, pues, de los beneficios de vuestro Señor negaréis?”
Corán 55: 70-77: “en ellos habrá buenas, bellas, -¿cuál, pues, de los beneficios de vuestro Señor negaréis? huríes, retiradas en los pabellones, -¿cuál, pues, de los beneficios de vuestro Señor negaréis?- no tocadas hasta entonces por hombre ni genio. ¿Cuál, pues, de los beneficios de vuestro Señor negaréis? Reclinados en cojines verdes y bellas alfombras. ¿Cuál, pues, de los beneficios de vuestro Señor negaréis?»
El número de vírgenes en el Paraíso por varón musulmán oscila de 2 a 72
(Sahih Bujari 4:54:476 Al-Tirmidhi 2562)
El hadiz Tirmidih afirma un mínimo de 72 esposas en el séptimo cielo, quizás para los musulmanes no muy devotos.
Al-Tirmidhi 2562, 2687: Muhammad dijo: “la mínima recompensa para la gente en el Paraíso es 86.000 sirvientes y 72 huríes”.
En los hadices, Muhammad va un paso más lejos y amplía la promesa de vírgenes a incluir sexo libre allí donde no hay límite del número de compañeras sexuales. Mujeres y jovencitos están expuestos como si fueran frutas en un mercado, donde se puede elegir lo deseado. Al Hadiz, volumen 4, página 172, número 34: “Ali informó que el apóstol de Alá dijo: En el Paraíso hay un mercado donde ni se compra ni se vende, pero se compone de hombres y mujeres y cuando un hombre desea unas hermosas vírgenes, el hará el coito con ellas”.
Es absolutamente cierto que no todos los musulmanes golpean a sus esposas, sólo no es menos cierto que el Islam si que les permite pegarlas
Mientras que las bases ideológicas del Islam permiten a un esposo pegar a su/s esposas, en el judaísmo y cristianismo el escenario ideológico es completamente diferente.
En el judaísmo
En el Cantar de los Cantares [Shir HaShirim], los sabios de Israel ven una alegoría sobre el amor entre la congregación de Israel y D-s. Dijo Rabí Akiva: “Todas las escrituras son santas (Kodesh), pero Shir Hashirim, es santísimo (Kodesh Kodashim)” (Masejet Iadaim 3:5) Di-os alaba y ama a Israel como el esposo debe alabar y amar a su esposa. Eres bella en el hogar, eres bella en el techo como está escrito en Devarim 22: “Eres bella en este mundo, eres bella en el mundo venidero, eres bella mi amada”. Estas comparaciones de amor entre la congregación de Israel y el Santo bendito, como los del esposo con su amada esposa, hacen a este libro santísimo (Kodesh Kodashim). La Torá [Antiguo Testamento] califica de (rashá) perverso e impío al que levanta la mano para golpear a su prójimo (aun si no le golpeó) (Midrash Rabá, Bamidbar 18:10, y Éxodo 2:13) “Todo hogar en el cual reina la paz es querido del cielo”. (Avot de Rabí Natán, cap. 28). “La discordia en el hogar acaba por destruir el hogar”. (Derej Erets Zota 9
Resumiendo los textos del Talmud y la Torá que dicen: La tranquilidad del hogar (Shalom Bayit), donde reinen la armonía y la buena voluntad entre marido y mujer, debe ser el valor supremo, la principal preocupación y objetivo de toda pareja. Todo aquello que conduce al Shalom Bayit posee mérito. Palabras o acciones que tienden a destruir esa paz y armonía del hogar, introduciendo sospechas, cólera o resentimiento, no tienen ningún mérito, aún si las palabras o las emociones expresadas pueden describirse como “honestas”, o “verdaderas” o de “autorrealización”. De acuerdo con el precepto bíblico, un esposo es responsable por el alimento, el vestido y los derechos conyugales con su esposa (Éxodo 21:10). Este precepto nos enseña que es de la responsabilidad del marido satisfacer las necesidades físicas de su mujer. Un hombre nunca debe forzar a su esposa en contra de su voluntad. Por el contrario, las relaciones conyugales deben llevarse a cabo siempre con el consentimiento pleno de la mujer. Si existe un sentimiento de odio –de él hacia ella, o de ella hacia él, aún si se desea la unión física en sí, ésta debe evitarse. Si existe cólera entre un marido y su mujer, está prohibido realizar el acto conyugal hasta que la cólera desaparezca y palabras tiernas reemplacen a las acerbas. Una mujer nunca debe demorar deliberadamente su inmersión en la mikvé, o hacerse de otra manera inaccesible a su esposo, solamente con el propósito de molestarle o enfadarle. Utilizar el acto conyugal como un arma contra su propio compañero, como un medio de castigarle, o como un medio para lograr sus propósitos, o como un medio para lograr sus propósitos en otros asuntos, es una ofensa muy seria en las relaciones entre marido y mujer. Los sabios [del judaísmo] también previenen que un hombre debe ser sumamente cuidadoso para no ofender a su mujer y no herirla con sus palabras. Esto se aplica cuando las palabras entre ellos se dicen en privado. Puede imaginarse cuanto más grande será la severidad del daño y el pecado cometido cuando tales ofensas o críticas sean pronunciadas delante de otros. “Un hombre debe amar más a su esposa, por lo menos como a sí mismo; pero debe honrarla más que a sí mismo”(Yebamot 62 b, Sanedrín 76 b). “Un hombre debe comer y beber menos de los que sus medios le permiten, debe vestir de acuerdo con sus medios y debe honrar a su esposa e hijos (a través de vestidos y vivienda adecuados) con más de lo que sus medios le permiten” (Julín 84 b). “Come y bebe menos y aumenta los ahorros para realzar tu vivienda” (Pesajim 114 a). “En los asuntos del hogar y en la alimentación y vestido de sus hijos e hijas, un hombre debe seguir el consejo de su esposa, ya que como resultado de ello, la paz y la armonía reinarán en su hogar” (Baba Metziá 59 a). “Un hombre debe alabar siempre a su esposa por el bien de la armonía conyugal” (Midrash Yelamdenu). “Mujer virtuosa, ¿Quién la hallará?. Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas” (Proverbios 31:10). “¿Quién es rico?” Rabi Akiva dice: “Aquel que tiene una esposa cuyas maneras son agradables” (Shabat 25 b) “La ira en un hogar es como un gusano entre semillas de sésamo” (Sotá 3). “Debido a que las semillas de sésamo son tan pequeñas que cuando un gusano arruina algunas, todas deben ser descartadas porque es imposible separar las semillas buenas de aquellas comidas por los gusanos” (Pesajim 66) “Por la ira el sabio puede perder su sabiduría” (Pesajim 66). Pero si la ira pasa, es mejor estar enojado y luego arrepentirse, con las debidas disculpas y humildad, que tratar de justificar la ira insistiendo en que era justificada. Una persona debe aprender a escuchar con paciencia y atención los deseos y exigencias o argumentos de una esposa e hijos antes de responder, de manera que la respuesta sea considerada y apropiada, y no precipitada o irreflexiva.
La Mishná dice en el Tratado de Abot: “¿Quién es respetado? Quien respeta a la gente” … “A quien Me respeta, respetaré” Levítico 19:18: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. “Lo que odias para ti no lo hagas a tu prójimo” Talmud, (Babá Metsiá 62). Está prohibido humillar a su prójimo, (y por ende aún más a su propia esposa), ya sea con palabras o con acciones, y cuanto más en público. “El que hace palidecer a su prójimo en público no tendrá parte en el mundo futuro”. Pirké Avot cap. 4. Los sabios del judaísmo comentan acerca del versículo del Génesis 2:22: “Vayíben Ado–nay Elo–him et-hatsela asher-lakach min-ha’adam le’ishah vayevi’eha el-ha’adam” (E hizo el Eterno Di-s de la costilla que había tomado del hombre, una mujer, y la dio al hombre) que “Vayíben” significa “Y construyó” puede también deriva de la raíz “Biná”, que quiere decir entendimiento, comprensión. Por lo que los sabios del judaísmo concluyen que la mujer fue agraciada en el momento de su creación con un entendimiento superior al del hombre.
En la Torá está escrito que el mismo Di-os de le ordena al patriarca Abraham: “Acerca de todo aquello que te dijere Sará haz caso a su palabra …” (Génesis 21:12). ¿Quién es judío?, el que nace de madre judía o quien se convierte al judaísmo. De acuerdo con la legislación judía, judío es aquel que: a) es hijo de madre judía (ley que deriva del pasaje de Deuteronomio 7:1-5:) o b) aquella persona que se convierte formalmente al judaísmo bajo la supervisión halájica de un reconocido Bet Din (Corte judía) presidida por tres dayanim (jueces). Este proceso de conversión está desarrollado en textos legales judíos tales como el Talmud, el Shulján Aruj y las interpretaciones de la ortodoxia rabínica.
En cuanto a la pérdida del judaísmo, acorde con la ley judía (Halajá), no existe modo de perder el judaísmo. Quién nace judío o se convierte no pierde su condición de judío incluso después de cometer uno de los tres peores pecados: paganismo, asesinato o aberraciones sexuales. En el judaísmo la pertenencia a la comunidad se adquiere por la madre. Por lo que la esposa adquiere un rango y estatus elevadísimo, pues es la que dará a los hijos del marido la judeidad. El Talmud y la Torá están repletos de citas en las que se hace hincapié en el honor de la mujer y en el respeto que le debe su esposo, y viceversa.
“Y la trajo Isaac a la tienda de Sará, su madre, y tomó a Rebeca para que fuera su mujer y la amó …” (Génesis 24:63).
“Sobre quien ama a su esposa como a su propio cuerpo y la honra más que a su mismo ser, es lo que dice el versículo … y sabe que en tu casa reinará la paz”. ” “El marido ha de honrar siempre a su esposa pues la bendición sólo reside en el hogar gracias a la mujer” (Talmud , Babá Metsiá 59 a).
“Por siempre sea el hombre cuidadoso del respeto de su mujer” (Babá Metziá 19-1) Por siempre, es decir, en toda situación y bajo cualquier circunstancia.
La Braitá en Iebamot dice: “Como nos enseñaron nuestros sabios: Quien ama a su mujer como a su cuerpo, y la respeta más que a su cuerpo y quien conduce a sus hijos y a sus hijas en el camino recto … sobre él dice es escrito: Y sabe que la paz reinará en tu hogar” (Job 5). Dijo Rabí Helbo: “Por siempre sea el hombre cuidadoso del honor de su mujer, pues la bendición llega a su hogar gracias a su mujer. Y así aconsejó Rabá a los habitantes de Mahoza, su ciudad: Respetad a vuestras esposas y os enriqueceréis” (Babá Metziá) En el judaísmo no sólo está total y absolutamente prohibido al marido el maltrato físico de su esposa, sino que también está totalmente prohibido el maltrato psicológico: “Por siempre sea el hombre cuidadoso de no maltratar a su mujer, pues por ser su lágrima frecuente, muy pronto se siente maltratada” (Babá Metziá 59) Por siempre, es decir, aun cuando la mujer hubiera hecho sufrir a su marido, éste debe cuidarse de no hacerle lo mismo a ella. Y recordemos que quien enunció estas palabras fue un sabio cuya mujer lo maltrataba constantemente (Iebamot 63)
En el Zohar está escrito que el sufrimiento de la mujer se une a la Providencia. Los sabios del judaísmo dijeron: “A la mujer, su marido la alegra” (Kidushin 34), es decir que al hombre se le ordenó actuar con suma inteligencia, a fin de traer paz y alegría al hogar, y no esperar a que su mujer lo haga, pues ella es quien recibe y no quien da. El consejo que D-s da al hombre -en boca de Salomón- en Kohelet [Eclesiastés] 9:9 Goza de la vida, con la mujer que amas, todos los días de tu vana vida, que D-s te ha dado debajo del sol; porque ésta es la porción de tu vida y del duro trabajo con que te afanas debajo del sol.
El Divorcio –Guet-
Cuando a pesar de todos los esfuerzos para mantener la paz del hogar y la armonía en las relaciones entre marido y mujer, la amargura, disputas continuas, y las llamas de la disensión prevalecen, es mejor que la pareja se separe y no sigan viviendo juntos. En estas circunstancias, la Torá permite que los lazos del matrimonio se disuelvan por medio del divorcio. La ley que permite el divorcio se basa en preceptos bíblicos. El procedimiento está estrictamente regido por la Halajá. El término hebreo para el divorcio es guet. Un matrimonio religioso consagrado “de acuerdo con la Ley de Moisés e Israel” sólo puede ser separado también “de acuerdo con la Ley de Moisés y de Israel”. … Sin un guet, el estado matrimonial de una pareja permanece válido. Si el divorcio es la única solución para la infelicidad de una pareja, debe ser entonces el divorcio (guet),
Aunque la Torá permite el divorcio y estipula que pueda realizarse cuando la causa es la simple incompatibilidad entre los cónyuges, nunca debe ser llevado a cabo en forma arbitraria o apresurada, sino únicamente cuando ha desaparecido toda esperanza de reconciliación y continúan prevaleciendo disputas y amarguras. “Entonces, la ley del divorcio está dada para la tranquilidad de la persona y la unidad de la familia. Aquellos que se divorcian cuando es necesario, traen el bien sobre ellos, no el mal”. Aún así, la tragedia humana, inherente a cualquier divorcio, especialmente cuando deben tomarse en consideración los niños, no puede ser descrita en forma más gráfica y patética que por la sentencia talmúdica que dice que cuando tiene lugar un divorcio “hasta el altar de Di-os derrama lágrimas”.
En el cristianismo
La Epístola del apóstol Pablo a Efesios 5:21-33: “y sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo. Las casadas estén sujetas a sus propios esposos como al Señor, porque el esposo es cabeza de la esposa, así como Cristo es cabeza de la iglesia, y él mismo es salvador de su cuerpo. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, de igual manera las esposas lo estén a sus esposos en todo.
Esposos, amad a vuestras esposas, así como también Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, a fin de santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua con la palabra, para presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa que no tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que sea santa y sin falta. De igual manera, los esposos deben amar a sus esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propio cuerpo; más bien, lo sustenta y lo cuida, tal como Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne. Grande es este misterio, pero lo digo respecto de Cristo y de la iglesia. Por tanto, cada uno de vosotros ame a su esposa como a sí mismo, y la esposa respete a su esposo”. La Epístola del apóstol Pablo a los Colosenses 3:19: “Esposos, amad a vuestras esposas y no seáis ásperos con ellas”.
Si en Occidente hay violencia de género, y el substrato ideológico religioso lo prohíbe, ¿qué pasará donde la religión permite golpear a la/esposa/s?
NOTAS
[1]
Saudi Cleric Muhammad Al-‘Arifi Explains Wife Beating in Islam to Young Muslims in a Ramadhan Show. September 9, 2007. MEMRI. n.1594
http://www.memritv.org/clip/en/1594.htm
Están más que locos.