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| lunes diciembre 30, 2024

La marca del Odio


En febrero de 1391, año del gran pogrom de Sevilla, el rey Juan I° de Portugal y a instancias de la iglesia católica, obliga por real decreto a los judíos portugueses a añadir a sus vestimentas una señal roja que les identifique y diferencie de los ciudadanos cristianos, consistente en una estrella de seis puntas que tendría  que estar ubicada sobre la parte alta del tórax a efectos de fuera  rápidamente distinguible, siguiendo las consejas olvidadas del Concilio de Letrán. Este dato es sobremanera importante, ya que los nazis utilizaron al misma técnica para la separación de la población judía de la sociedad alemana durante el Holocausto del Siglo XX.

La historia de los judíos en Portugal cambia radicalmente en el año 1492 con el edicto de expulsión de España que los reyes católicos Fernando de Aragón e Isabel de Castilla impusieron.

De los 250 mil judíos que salieron de España para la fecha marcada, en julio de 1492, aproximadamente 80 mil optaron por refugiarse en Portugal. A esta  altura de los hechos, uno de cada cuatro portugueses, era judío.  Por la puerta de Portagem de Marvao, se contabilizaron más de 15.000 personas que utilizaron esta vía  para dirigirse hacia un país que se veía más seguro .

El rey Don Juan II utilizó la desgracia de aquella gente desesperada para lucrarse y obtener grandes beneficios, ya que impuso a los despavoridos refugiados el pago de un impuesto de dos escudos por persona durante ocho meses. Los planes de la mayoría de la comunidad judía que entró desde España a Portugal, era embarcarse hacia otro destino; pero sucedió que no había suficientes barcos para ellos, por lo que el rey decretó que “todos los que no pudieran salir de Lisboa, fueran esclavizados…!”

También ordenó por real decreto, que los niños de los inmigrantes judíos menores de catorce años, fueran separados de sus padres y más tarde bautizados por la fuerza, tras lo cual fueron transportados  a la isla de Santo Tomé, en África, lugar inhóspito y deshabitado, en el que la mayoría de los niños perdieron la vida.

En 1495 ascendió al trono portugués el rey Don Manuel I, quien libero a los judíos de su condición de esclavos, pero esta alegría duraría muy poco. El rey Manuel pidió en matrimonio a la princesa Isabel, hija de los reyes católicos, y de este infeliz matrimonio (que luego causaría la anexión de Portugal a España durante el reinado de Los Felipes), trajo consigo de forma incondicional la exigencia de los reyes españoles de que el rey Manuel I expulsara de Portugal hasta el último judío y también a todos los musulmanes

 
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