En cualquier lugar del mundo tener en el parlamento, concederle privilegios y respetar o, cuando menos, oír sus juicios, albergar en tu seno a quien te odia y escupe la mano con que le das de comer, resultaría no sólo un pasaporte a la nada sino un delito. Un delito muy, pero que muy grave. Pero la magnanimidad de Israel llega al extremo de que un diputado árabe israelí puede omitir un juicio abominable sobre nuestro Shimon Peres y seguir vivo, cosa que no sucedería en ningún país árabe, ni siquiera en la otrora más o menos liberal Turquía. Basel Ghatas presta su voz a miles, muchos miles de palestinos que piensan como él y son incapaces de digerir la existencia del estado judío. Opiniones como la del citado señor me devuelven a la realidad, a la cruda realidad. Lo alimentarás a él y a su familia y te seguirá odiando; le concederás inmunidad parlamentaria y la empleará para amargarte la vida y diseminar, a su alrededor, el ácido vino del resentimiento.
Basel Ghatas se ha quitado la máscara y en lugar de un rostro humano vemos una calavera sin compasión, un cráneo mondado por el desprecio visceral. No importa lo que Shimon Peres haya hecho por los jóvenes palestinos o lo que continúe fomentando si se recupera. La calavera no estará de acuerdo. Ni el menor asomo de piedad judeocristiana para con un anciano sufriente aflora de la torcida boca del señor Gathas, tan sólo el odio islámico que, por desgracia, tan bien conocemos. Los suyos no necesitan ser convencidos por su discurso, pero los nuestros tienen que saber dónde anida la serpiente y tener a punto el antídoto para su eventual mordedura. Se puede no estar de acuerdo con tu enemigo, pero llega un momento, en especial si vives en su casa, en el que tienes que entender sus razones y aceptar su mundo, so pena de alimentar tu esquizofrenia y la de tus hijos algunas décadas más. Los árabes israelíes viven en condiciones infinitamente superiores a las de sus hermanos de fe en otros lugares del mundo, y sin embargo para muchos de ellos no es suficiente. Quieren más, lo quieren todo. También Mahoma lo quiso todo y sus seguidores construyeron un imperio sobre sus palabras; pero esos días se esfumaron en el sumidero de la Historia. Lo que estamos presenciando en Siria, Irak, Yemen y Libia, es la fagocitación de una nación por su propia ignorancia, el viejo árbol que se tala a sí mismo, el suicidio cotidiano de quienes, incapaces de dialogar, se arrojan al fuego del sacrificio con la sonrisa demente de lo injusto.
Puede que un día les llegue la paz, pero el daño moral que ha sufrido y sufre aún la grey musulmana tardará mucho tiempo en sosegar las mentes. No sólo exportan, lo sabemos, sufrimiento al resto del mundo, sino que lo aumentan día a día en sus casas o en lo que queda de sus casas. Así que, mida el alcance de sus palabras señor Ghatas. De ninguna de las maneras merece usted sentarse en el parlamento de Israel. En cuanto a Shimon Peres, estemos o no de acuerdo con su pensamiento , ¡Qué faro para sus conciudadanos y qué luz para los judíos del mundo!
Nota de Porisrael
MK Basilea Ghattas pretende mancillar la reputación de Peres como el estadista que lucha por la paz y lo describe como «un pilar de la empresa sionista arrogante e imperialista.
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