Sistema piloto propuesto por TSD. Foto cortesía.
En un momento en que 2.400 millones de personas en el mundo hacen frente a una grave escasez de agua, la demanda de tecnologías de desalinización y de purificación aumenta. Muchas de ellas han sido inventadas en Israel, considerado el país líder en desalinización.
El método más común de osmosis inversa con membranas es costoso, requiere mucha energía y mantenimiento, y es problemático para el medio ambiente. Es el más adecuado para plantas a gran escala construidas en grandes extensiones de tierra cerca del mar, y consume enormes cantidades de electricidad producida por combustibles fósiles. El agua obtenida tiene que distribuirse luego por tuberías a grandes distancias para llegar a zonas agrícolas, industriales o residenciales.
La compañía TSD planea revolucionar el proceso con tecnología modular de bajo costo, escalable y respetuosa del medio ambiente, utilizando sólo la energía del sol, sin combustibles fósiles ni emisiones de dióxido de carbono.
Con sede en Tel Aviv,TSD espera tener lista su primera instalación piloto en Israel a mediados de 2017, y después montar otras, posiblemente también pilotos, en el extranjero. Uno de los cuatro fundadores de la firma, Ze’ev Emmerich, explicó a ISRAEL21c que los módulos de la compañía están atrayendo interés en China, Estados Unidos y otros países de África y Asia.
“En el Foro Económico Mundial de Davos [Suiza] en 2015 se estuvo de acuerdo que los problemas con el agua van a ser el mayor reto para el mundo en un futuro cercano”, dijo Emmerich. “Aunque la mayoría de la superficie del planeta está cubierta de agua, sólo 1 por ciento es adecuada para su consumo, así que hay gran interés en la desalinización y descontaminación tanto en los países en vía de desarrollo como en el mundo desarrollado”.
La tecnología de TSD fue inventada por Joshua Altman y el profesor Moshe Tshuva, cofundadores. Tshuva es también director del departamento de ingeniería energética de la Escuela Afeka de Ingeniería, en Tel Aviv.
Con el objetivo de buscar un método más económico y eficiente que el que usan las celdas fotovoltaicas para generar electricidad para plantas de desalinización, desarrollaron la idea de utilizar la energía solar sin ellas –en realidad, sin ninguna electricidad– para desalinizar y tratar aguas. Hasta ahora los intentos de utilizar la energía solar de este modo han sido ineficientes y se han llevado a cabo a muy pequeña escala.
La tecnología solar directa de desalinización de TSD puede procesar hasta 10.000 mts. cúbicos de agua al día para pequeñas y medianas instalaciones, como granjas, fábricas y hoteles, remotas poblaciones, centros turísticos en el desierto y playas, y zonas de desastres. El calor del sol evapora el agua, se recoge el vapor purificado y se recupera de nuevo en su forma líquida.
“Es un sistema altamente eficiente que utiliza cada unidad de energía del sol varias veces”, dijo Emmerich. “Es como si creáramos micro-nubes y recogiéramos su agua. No tocamos el agua, sólo usamos lo que se ha evaporado por el calor. Es más, podemos usar cualquier fuente residual de calor para activar nuestro proceso. Prácticamente todos los procesos industriales emiten calor, que se libera normalmente a la atmósfera. Podemos usar ese calor para el tratamiento del agua”.
Los módulos, hechos principalmente con materiales reciclados, se ensamblan fácilmente en el lugar de instalación y se usan fuentes de agua de éste. El número y variedad de aquellos depende de cada caso.
“En cada lugar, las características del agua y las necesidades del cliente son diferentes. La tecnología de TSD es particularmente adecuada para cumplir con estos requisitos”, según Emmerich.
Bajo la dirección de Gil Toren, director ejecutivo, la compañía estima que la tecnología de ésta recorta los costos energéticos de desalinización en más de un 90%, y reduce significativamente los de construcción, operación y mantenimiento.
“El costo del agua de plantas de tratamiento y desalinización pequeñas o medianas que usan las tecnologías actuales es muy alto”, dijo Emmerich. “Nuestra ventaja es que, puesto que cada módulo es básicamente una pequeña planta, se pueden usar uno o varios miles, a la vez que el costo de producir agua potable permanece más bajo que el que ofrecen otros sistemas”.
Fundada en 2014 con el apoyo de “ángeles inversionistas”, TSD está actualmente en medio de una ronda de financiación de serie A. “Estamos en contacto con potenciales socios e inversores de todo el mundo”, dijo Emmerich.
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