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| sábado noviembre 23, 2024

VAIEJI


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Iaacov vive los últimos 17 años de su vida en Egipto. Antes de fallecer, pide a Iosef que jure que lo enterrará en la Tierra Santa. Luego bendice a los dos hijos de Iosef, Menashe y Efraim, elevándolos al nivel de sus propios hijos, como progenitores de tribus en la nación de Israel.

El patriarca desea revelar el final de los días a sus hijos, pero Di-s se lo impide. Iaacov bendice a sus hijos, asignando a cada uno su rol como tribu: Iehuda producirá líderes, legisladores y reyes; los sacerdotes provendrán de Leví, sabios de Isajar, navegantes de Zvulún, maestros de escuela de Shimón, soldados de Gad, jueces de Dan y cosechadores de olivas de Asher. Reuben es advertido por haber «confundido el matrimonio de su padre»; Shimón y Leví por la masacre de Shjem y el plan contra Iosef. Naftalí es dotado con la velocidad de un ciervo, Biniamín con la ferocidad del lobo y Iosef es bendecido con belleza y fertilidad.

Una gran procesión funeraria consistente en los descendientes de Iaacov, ministros del Faraón, los ciudadanos más ilustres de Egipto y la caballería Egipcia acompañan a Iaacov en su último viaje a la Tierra Santa, donde es enterrado en la Cueva de Majpelá en Jevrón.

Iosef también fallece en Egipto, a los 110 años. Él también ordena que sus huesos sean llevados de Egipto a la Tierra Santa, pero esto ocurriría sólo con el éxodo de los Israelitas de Egipto, muchos años después. Antes de morir, Iosef deja a los Hijos de Israel el testamento del cual tomarán esperanza y fe en los difíciles años venideros: «Di-s seguramente los recordará, y los elevará fuera de esta tierra, a la tierra que prometió a Avraham, Itzjak y Iaacov».

DIEZ AÑOS MENOS

Iosef estaba destinado a vivir 120 años, sin embargo murió a los 110. ¿Por qué le fueron arrebatados esos 10 años? Nuestros Sabios explican muy bien esto. Cinco veces los hermanos se refirieron a su padre como “tu siervo”, y como había un intérprete entre ellos, Iosef escuchó esto 10 veces. Iosef era un tzadik, eso es indiscutible, pero el simple hecho de permitir que el honor de su padre fuera menoscabado provocó que fuera castigado y perdiera 10 años de su vida.

¿Comprenden ahora el valor de honrar a los padres?

José murió y fue puesto en un ataúd en Egipto. Genesis 50:26

A lo largo de sus vidas, nuestros patriarcas y matriarcas se aferraron a Di-s y Su plan para la creación. Ellos por lo tanto no estaban afectados por el ocultamiento de la Divinidad de nuestro mundo. A pesar de que nuestra conciencia Divina es mucho menor, hemos sin embargo heredado algo de su capacidad para elevarnos por encima de las limitaciones de este mundo. Esto es lo que nos permitió cumplir con la misión Divina descrita en el siguiente libro de la Torá, Éxodo. En el libro de Éxodo, veremos al pueblo judío recibir la Torá y comenzar a construir un hogar para Di-s en este mundo.

Para proveernos de esta inspiración, nuestros ancestros, también, tuvieron que vivir en un estado similar al exilio. Esto sucedió cuando Jacob y su familia descendieron a Egipto. A pesar de que nunca fueron esclavizados, ellos estaban en “exilio”, apartados de la Tierra Santa. Al mantener un dominio espiritual sobre Egipto, Jacob y sus hijos nos dieron la fuerza para sobreponernos a la oscuridad espiritual de nuestro propio exilio.

Luego del relato de Jacob en Egipto, la Torá nos da la inspiración que nos sostendrá hasta el fin de nuestro exilio: “José fue puesto en un ataúd en Egipto.” No estamos solos; José está con nosotros en el exilio, recordándonos que nosotros también nos podemos elevar por encima del exilio y transformarlo en Redención. (www.es.chabad.org)

El valor del judaísmo

La parashá Vaiejí cita el versículo en el que Jacob, antes de morir, expresa su deseo de ser enterrado “en la tumba que cavé” (Génesis 50:5), haciendo referencia a la Tumba de los Patriarcas situada en Hebrón. Sin embargo, esta declaración es problemática ya que esa parcela había sido comprada por Abraham, y Jacob había vivido los últimos 17 años en Egipto. Entonces, ¿a qué se refería Jacob cuando dijo “la tumba que cavé”?

El Midrash explica que la palabra “cavé” también puede significar “montón”. Aquella parcela pertenecía a Jacob y a Esav por igual. Jacob reconoció el valor eterno de la Tumba de los Patriarcas y compró a Esav su mitad – a cambio de un montón de dinero – toda la fortuna que había adquirido por su trabajo en la casa de Labán durante 20 años.

Sin embargo surge otra pregunta: ¿por qué Jacob debía comercializar todo su patrimonio a cambio de aquella tumba? ¿No hubiera alcanzado la mitad de esa suma para convencer a Esav de que la vendiera?

La respuesta reside en que durante los 20 años que había vivido en la casa de Labán, Jacob no pudo cumplir con dos preceptos: honrar a sus padres y vivir en la Tierra de Israel. Al renunciar a toda la fortuna que había acumulado en esos 20 años, estaba demostrando que todo ese dinero no tenía ningún valor en comparación con el valor eterno de una mitzvá, un precepto.

Esto demuestra un nivel altísimo de compromiso hacia el judaísmo, y sirve como modelo para las generaciones posteriores.

Después de esto, surge una pregunta interesante para reflexionar: en pocas palabras, para nosotros, ¿cuánto vale nuestro judaísmo? (www.aishlatino.com)

¿Por qué la mayoría de las personas ama la mentira y son pocos los que aman la verdad? Pues es posible amar la mentira de verdad, pero es imposible amar la verdad de mentira…

 

 

 
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