[Barrio judío con vistas a Jabel Muakber. No se les puede negar a los árabes de Jerusalén su libertad de movimiento y libertad de elección (Foto: Amit Shabi)]
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Esta semana se escucharon voces de desesperación. Voces pidiendo la construcción de un muro de separación en la capital de Israel, Jerusalén. Sin quererlo, estas voces tratan de darle una dulce victoria al terrorismo. Donde pasa el cuchillo, o el camión asesino, ahí es donde pasará la frontera. Ese es el significado de su propuesta.
En el pasado, la norma era diferente: La frontera pasará por donde se establezca una comunidad. Pero hoy en día tenemos miedo de aferrarnos a la tierra y nos gusta escapar, dejar nuestros problemas detrás de una cerca o un muro y crear una realidad virtual para nosotros mismos. Lo hicimos en el Líbano, que se convirtió en Hezbollahland; Lo hicimos en Gaza, que se convirtió en Hamastán; Lo hicimos en Judea y Samaria, que se convirtió en Fatahland (antes de regresar al control de seguridad de Israel en la Operación Escudo Defensivo). Ahora quieren copiar este modelo fallido en Jerusalén, y construir un muro en el corazón de la ciudad. Dividir Jerusalén.
Con el muro, estas voces también buscan revocar las tarjetas de identidad y el subsidio de Seguro Nacional de cientos de miles de ciudadanos del estado, residentes árabes de Jerusalén. Es impensable que las personas que portan una tarjeta de identidad israelí puedan caminar libremente y llevar a cabo ataques sin ser molestados, dicen los que apoyan la separación. ¿Por qué tener 22 aldeas alrededor de Jerusalén, dentro de la jurisdicción de la ciudad, preguntan, y convertir a Jerusalén en una ciudad donde la mayoría de los jóvenes son árabes?
Esas son buenas y difíciles preguntas. La respuesta a estas preguntas no es retirarnos y recompensar al terrorismo – porque quienes conocen bien a Jerusalén saben que no hay manera de separar a las diferentes poblaciones que viven juntas en la ciudad. Hoy en día viven árabes en barrios judíos como Pisgat Ze’ev y Ramat Eshkol, y los residentes de Jabel Mukaber trabajan en Talpiot Este. ¿Cómo podemos crear una separación en una ciudad donde judíos y árabes viven y trabajan juntos todos los días? ¿Cómo podemos separar entre dos poblaciones que son hospitalizadas lado a lado, con médicos árabes y judíos curando a todos? No podemos.
Quien diga que esto es posible, está vendiendo una ilusión que no puede ser implementada en la realidad. A los árabes de Jerusalén no se les puede negar su libertad de movimiento y libertad de elección, y no podemos tomar una medida de revocación racial de la ciudadanía. Es tan extraño ver gente de izquierda, que habla muy bien de los derechos humanos, apoyando una medida tan inmoral. Podemos y debemos revocar la ciudadanía de los individuos que apoyan el terrorismo, pero la mayoría de los árabes de Jerusalén no apoyan el terrorismo. Por otro lado, debemos liderar una revolución educativa en las instituciones educativas árabes de la ciudad, combatir la incitación, implementar la soberanía mediante la aplicación de las leyes de planificación y construcción e invertir en infraestructuras. Debemos lidiar con los problemas en lugar de barrerlos bajo la alfombra.
El problema demográfico puede ser resuelto de manera opuesta: En lugar de dividir Jerusalén, expandirla y fortalecer la mayoría judía en ella. ¿Cómo? Anexar Ma’ale Adumim a Jerusalén tendrá un efecto espectacular sobre la demografía de la ciudad. Esta es la respuesta apropiada al terrorismo. Los terroristas y sus partidarios que reparten caramelos, desean ver a los judíos huyendo de Jerusalén – y en cambio, Jerusalén será expandida por los judíos que se unan a la ciudad.
A todos los amantes de Jerusalén, sólo quisiera decirles que este es el momento de visitar la ciudad y aumentar la presencia judía en ella. En el encantador paseo Talpiot Este, en los callejones del mercado de la Ciudad Vieja, en los museos, en los cafés y cines. Está helando en Jerusalén, pero calienta el corazón caminar por Jerusalén, construida y unida.
Lo que es preciso implementar, es la soberania israeli sobre esta ciudad emblemática, y no la separacion fisica entre judios y árables, la cual como queda dicho, resulta imposible «operativamente» hablando … Tener claro el principio de indivisibilidad, que rige en el estátus de Jerusalen, desde su anexion al Estado de Israel en en año 1967, mas allá de diferencias ideológicas entre partidos, de presiones externas o de intereses inmediatos, con vistas a garantizar la unicidad de la capital, histórica religiosa, y politica de Israel se antoja a mi juicio esencial y prioritario ….
El Estado de Israel fue fundado en el territorio que hoy ocupa, en parte por situarse en torno de esa ciudad, la cual de alguna manera le otorga significado y razon de ser …
No se trata pues de una cuestion menor, habida cuenta la cárga de simbolismo que ésta arrastra, y las consecuencias que de ella pueden derivarse para el devenir mismo del Estado de Israel, tal como hoy lo conocemos