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| sábado noviembre 23, 2024

Trump Recibe a Netanyahu


 

[El Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, reunido el 25 de septiembre de 2016 con el entonces candidato presidencial de EEUU Donald Trump, en Nueva York. (Fuente de la imagen: Kobi Gideon/Oficina de Prensa del Gobierno de Israel)]

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

El desde hace tiempo Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, pronto será recibido en la Casa Blanca por el recién elegido presidente Donald Trump. ¿Qué podemos esperar de esta primera reunión entre dos líderes nacionales de férreas convicciones?

Los conozco a ambos – a Netanyahu mejor que a Trump – y creo que se llevarán bien. Ambos son sensatos pragmáticos que entienden la relación entre el desarrollo económico y su enfoque en el progreso político. Todos conocemos los antecedentes empresariales de Trump y su enfoque en el empleo y el comercio. Menos conocidos son los antecedentes de Netanyahu en el mundo empresarial. Al igual que Trump, Netanyahu fue a una escuela de negocios y comenzó su carrera como empresario, trabajando para Boston Consulting Group. Cuando entró en la política, ayudó a transformar a Israel de una economía basada en el agro a una «nación start-up», que se ha convertido en una superpotencia tecnológica con una fuerte economía. Es el Alexander Hamilton de Israel, hasta el Jefferson de David Ben Gurion. Trump tiene que admirar eso.

Trump también admirará el fuerte nacionalismo de Netanyahu y su amor por el país. Ha hecho a Israel grande, militar, tecnológica y económicamente. Pronto podría convertirse en el Primer Ministro de Israel que más tiempo ha estado en el cargo, superando al legendario Ben Gurion.

Cada líder quiere ser el que logre una solución pacífica al conflicto israelí-palestino. Tantos otros – gente de buena voluntad y con considerable esfuerzo – no han podido lograr este objetivo. No hay certeza de que Trump y Netanyahu puedan tener éxito cuando tantos otros se han acercado, pero nunca han podido cerrar el trato. Ambos son respetados por su capacidad de negociar – Trump en los negocios, Netanyahu en la política nacional.

Pero hay barreras considerables para lograr una solución pacífica. Netanyahu y su homólogo palestino, Mahmoud Abbas, tienen electorados nacionales que se opondrían al necesario compromiso para lograr una solución de dos estados. Algunos de los socios de la coalición de derecha de Netanyahu se oponen a una solución de dos estados en la que Israel entregaría la mayor parte de la Margen Occidental para establecer un estado palestino. Y muchos palestinos de la Margen Occidental – por no hablar de Hamas en Gaza – se oponen a reconocer la legitimidad de Israel como el estado-nación del pueblo judío. También exigen el «retorno» de millones de refugiados palestinos a Israel, a pesar de la realidad de que probablemente sólo hay unos cien mil refugiados reales que abandonaron Israel en 1948-1949, muchos voluntariamente.

Hay que recordar que Israel, en los últimos tiempos, les ha ofrecido, dos veces, a los palestinos un estado en el 95 por ciento de la Margen Occidental. En 2000-2001, el entonces Primer Ministro Ehud Barak y el entonces presidente Bill Clinton hicieron una generosa oferta. Yasser Arafat, quien estaba siendo asesorado por Jimmy Carter, la rechazó e inició una violenta intifada, en la que murieron más de 4.000 personas. Luego, en 2008, el Primer Ministro Ehud Olmert hizo una oferta aún más generosa, a la que Mahmoud Abbas no respondió. Y en 2005, el Primer Ministro Ariel Sharon terminó unilateralmente con la ocupación militar y los asentamientos en la Franja de Gaza, sólo para recibir de Hamas miles de ataques con cohetes y túneles terroristas.

Mucho ha cambiado desde estas ofertas y acciones israelíes. Es poco probable que el actual gobierno israelí ofrezca más de lo que fue rechazado por los palestinos. Por lo tanto, ahora se debe presionar a los dirigentes palestinos para que hagan contraofertas de buena fe. Esa presión sólo puede provenir de Estados Unidos. Esto es así porque el resto de la comunidad internacional – las Naciones Unidas, la Unión Europea, los tribunales de La Haya, el movimiento BDS – todos desincentivan a los palestinos de hacer compromisos, diciéndoles falsamente que pueden conseguir un estado sin negociar con Israel.

El Presidente Trump debe dejar en claro que, a menos que los palestinos negocien una solución razonable con Israel, nunca tendrán un estado. El Presidente Obama no envió ese mensaje con claridad, especialmente cuando ordenó a su Representante ante las Naciones Unidas que permitiera que el Consejo de Seguridad aprobara una resolución unilateral contra Israel.

El presidente Trump debe asegurar al Primer Ministro Netanyahu que aplicará presión – tal vez a través de nuestros aliados sunitas – sobre la Autoridad Palestina, y no sólo sobre Israel, como lo hizo la administración Obama. La historia demuestra que las administraciones estadounidenses que realmente cuentan con la espalda de Israel – no para apuñalarla, sino para apoyarla – tienen más probabilidades de persuadir a Israel para que ofrezca compromisos.

Por lo tanto, espero que Benjamin Netanyahu salga de la reunión en la Casa Blanca con la confianza en el apoyo estadounidense para enfrentar a los miembros de su gabinete que se oponen a la solución de dos estados y que quieren expandir la actividad de los asentamientos. Y espero que el liderazgo palestino entienda que no tiene otra opción que aceptar la oferta de Netanyahu de negociar en cualquier lugar, en cualquier momento y sin condiciones previas. Quizás entonces, finalmente, veremos una resolución razonable del viejo conflicto.

 
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