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| viernes diciembre 20, 2024

ESCWA otra demagógica comisión hipócrita


 

 

Digamos las cosas como son, no fue la ONU la que llamó «Estado Apartheid» a Israel, sino la Comisión Económica y Social para Asia Occidental de la ONU (ESCWA, por sus siglas en inglés) que no es otra cosa que una comisión de 18 países árabes que hacen lobby para tomar decisiones políticas sobre temas varios, entre esos, no se escapa los conflictos del Medio Oriente. Sencillamente como muchos otros países no democráticos que forman parte de las Naciones Unidas, ESCWA no representa los valores democráticos ni la naturaleza con la cual el máximo organismo internacional fue creado en 1945.

Para los miembros de ESCWA, como en sus respectivos países no tienen los suficientes problemas de violación a los derechos humanos deben buscar en otros conflictos regionales y realizar declaratorias, las cuales diarios internacionales de manera desvergonzada una vez más manipulan diciendo que se trata de la posición oficial de las Naciones Unidas, algo que ni el propio Secretario General, António Guterres ha confirmado.

Por supuesto que para nada se trata de una estrategia nueva, todo lo contrario, ya en 1975 en una Asamblea General de las Naciones Unidas se adoptó la Resolución 3379 donde se señalaba al Sionismo como una especie de racismo al mismo nivel que el Apartheid Sudafricano. Una idea que todavía hoy algunos hacen fuerte al querer de una manera absurda desvincular el judaísmo del sionismo, convirtiendo a lo segundo en una «mala palabra», lo que sencillamente muestra resabios de una ignorancia muy profunda con respecto a los principios del sionismo con la autodeterminación judía (que sería tema para todo un documento al respecto).

En aquel momento que se aprobó la Resolución contra el Sionismo fue patrocinada por 25 estados: Afganistán, Arabia Saudita, Argelia, Baréin, Catar, Cuba, Dahomey, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Guinea, Irak, Jordania, Kuwait, Líbano, Libia, Mauritania, Marruecos, Omán, República Árabe del Yemen, República Democrática Popular del Yemen, Somalia, Sudán, Siria y Túnez. Notan algo en esos Estados? Su gran mayoría dictaduras o monarquías árabes donde la violación a los Derechos Humanos son el pan diario aún HOY.

Fue aprobada por 72 países países (los 25 patrocinadores y 47 de otra índole), la mayoría parte en su momento del lobby de países No Alineados, más los Estados de corte musulmán. La Resolución tenía un carácter simbólico por la plataforma utilizada para hacerla, ya que no era vinculante para nada, sin embargo era dañina, afectaba la imagen de un país completo y retrocedía cualquier intento de resolución de los conflictos entre Israel y el Mundo Árabe, por supuesto, aún estaba fresca la memoria de la pérdida en la guerra de 1973 y no se había negociado el primer acuerdo importante de paz de la región.

Al final esa resolución fue anulada por la número 46/86 de la Asamblea General de la ONU del año 1991, para poder impulsar el proceso de la Conferencia de Paz de Madrid, que se llevó a cabo ese mismo año. Aunque tras 16 años de señalamiento aún hoy se respiran las ideas de que el sionismo es una especie de racismo que busca segregar a las poblaciones árabes palestinas, esta declaración política de la ESCWA lo demuestra.

Para los efectos de negociar la paz, una declaración de este tipo solo aleja a las partes de poder negociar, y empodera a las visiones extremas que desean tomar decisiones unilaterales para mantener el conflicto en el congelador. Le da más fuerza a los radicales en Palestina y a la derecha recalcitrante y anexionista en Israel, le resta voz a quienes desean poner un fin «salomónico» a un conflicto de casi 7 décadas.

Por supuesto, esos 18 países ven sencillo señalar al Estado de Israel como un opresor o en este caso como un «Estado Apartheid», cuando el silencio ante crisis humanitarias en sus países son sumamente delicadas.

Marruecos por ejemplo; miembro de la ESCWA, desde 1975 ha sido fuertemente criticada y catalogada de Estado Apartheid contra la población sarahui que habita en la ex antigua colonia española conocida como «República Árabe Sarahui Democrática», donde además en reiteradas oportunidades se acusa de una limpieza étnica contra la población por parte del gobierno marroquí.

La página «Kaos en la Red», recopiló además un intento de genocidio por parte de Marruecos entre 1975 – 1976 contra los sarahuis:

Marruecos comprendió que borrando del mapa a la población saharaui, se acababa el problema. Aunque el problema fueran mujeres, ancianos y niños indefensos. Y se empleó a fondo. Los días 18, 20 y 23 de febrero de 1976, la aviación marroquí bombardeó el campamento de Um Draiga con fósforo blanco y napalm, armas prohibidas que queman la piel y llegan a deshacer la carne y los huesos. El resultado fue de al menos 2.000 muertos, niños, mujeres y ancianos quemados por los bombardeos que querían borrar del mapa a la población saharaui.

Las operaciones de la aviación marroquí contra la población civil continuó hasta finales de marzo de 1976, cuando Argelia abrió sus fronteras para acoger a los refugiados saharauis. El Frente Polisario y la Media Luna Argelina se emplearon a fondo para trasladar a la población diezmada y traumatizada hacia la región de Tindouf, en el interior del territorio argelino. (Kaos en la Red, sin fecha)

Por supuesto, al ser parte de esa comisión politizada, con la firma además de un conspiranoico como Richard Falk, Marruecos se ve protegido de cualquier resolución que los señale por sus violaciones a los Derechos Humanos por parte del reino magrebí.

Qatar es otro de los miembros de esa comisión asiática, la cual en 2016 fue señalado por la condena a una mujer holandesa acusada de «adulterio», luego de que esta fuera violada en ese país. El señalamiento de la condena decía lo siguiente:

Laura, la joven holandesa que se encontraba en prisión desde marzo tras denunciar que sufrió una violación en Qatar, ha sido finalmente condenada por el juez, que la considera culpable de la violación por “adulterio”. La pena, de un año de cárcel, no será aplicada en caso de que “no vuelva a cometer el delito en los próximos 3 años” y ha permitido su extradición a Holanda a cambio de una multa de 3.000 dinares (unos 750 euros). (Tribuna Feminista, 2016)

Ni se hable de los señalamientos por los abusos y violación a los derechos humanos de extranjeros para la construcción de obras de cara al mundial del año 2022 en ese mismo país.

Un último ejemplo es el Líbano, sede de las oficinas de ESCWA, donde los escarnios a la población refugiada han sido tema de crítica por parte de organismos internacionales, entre estos Amnistía Internacional y donde además, se hace un señalamiento por la agresión a la población palestina refugiada en Líbano, donde sufren una serie de discriminaciones.

La mayoría de los refugiados y refugiadas tenían graves dificultades económicas. Las mujeres estaban discriminadas en la ley y en la práctica, y carecían de protección adecuada contra la violencia sexual y otras formas de violencia. Los trabajadores y las trabajadoras migrantes sufrían explotación y abusos. Las autoridades no tomaron medidas para investigar la suerte de miles de personas desaparecidas o que habían quedado en paradero desconocido durante el conflicto que afectó a Líbano entre 1975 y 1990. La población palestina refugiada que vivía ya en Líbano seguía sufriendo discriminación. El Parlamento aprobó una nueva ley para establecer un Instituto Nacional de Derechos Humanos. Los tribunales continuaron imponiendo condenas a muerte. No se llevaron a cabo ejecuciones. (Amnistía Español, Sin fecha)

Esta discriminación les veta de poder ejercer ciertos oficios o recibir permisos de trabajo para que puedan desarrollarse económicamente más allá de los campos de refugiados, donde dicho sea de paso, en el Campo de Ein El Hilweh al Sur del Líbano, se levantó un muro para segregar a la población de refugiados que habita en el lugar y de esta manera poder controlar su entrada y su salida hacia lo interno del territorio libanés, pero de este muro segregacionista se habla poco o nada.

Esos ejemplos solamente ayudan a confirmar la doble moral con la cual actúan algunos brazos de Naciones Unidas para atacar a Israel, comparando un tema de ocupación beligerante en regiones disputadas como lo es el conflicto que se desarrolla actualmente contra los palestinos, donde además el uso de un lenguaje fuerte agrava la percepción de lo que ocurre. Donde ciertamente al utilizar palabras altisonantes como «Apartheid» o «Genocidio» se busca encausar aún más en un camino equivocado el análisis de la región y al mismo tiempo se llega a banalizar el alcance de dichos términos queriendo comparar situaciones muy distintas.

Kenneth Meshoe, Miembro del Parlamento de Sudáfrica, en su momento señaló que no existía algo como un «Apartheid» de israelíes contra palestinos, teniendo claridad en las grandes diferencias con respecto a lo que él mismo vivió en la época que los negros eran discriminados en ese país.

«Como sudafricano negro bajo el Apartheid, entre otras cosas, no podía votar, ni podía viajar libremente para ver el paisaje de Sudáfrica. Ninguna persona de color podía contener un alto cargo en el gobierno. Las carreteras estaban estrictamente separadas, al igual que los estadios deportivos, los baños públicos, las escuelas y el transporte público. Las personas de color tenían hospitales inferiores, una muy mala atención médica y escasa calidad en la educación. Si un médico blanco estaba dispuesto a tomar un paciente negro, tenía que examinarlo en un cuarto trasero o en algún otro lugar oculto. En mis numerosas visitas a Israel, no he visto nada de lo anteriormente mencionado»

Es verdad que bajo una situación de guerra de bajo impacto, en ocasiones se suspenden garantías individuales y esto puede llevar a que se violen derechos fundamentales, pero no es una política de Estado, sino que se trata de una excepción a la circunstancia, y la separación de poderes en Israel llevan a juicio a quienes cometen excesos, con sus pros y sus contras como en cualquier sociedad que busca fortalecer su práctica poliárquica y no dejarlo en simple demagogia política.

Por lo tanto señalar el supuesto Apartheid además de promover visiones aberrantes y contraproducentes, demuestra lo poco enterados que están de la situación en Israel. Como bien lo señala el profesor y ex embajador de Costa Rica en Israel, Rodrigo Carreras, en un corto pero conciso comentario:

“Es un cuento que quien conoce Israel, la Margen Occidental del Jordán y Gaza sabe que es falso. En estos lugares si lo que existe fuese Apartheid entonces este quedaría devaluado a meras diferencias culturales”.

Termino con la frase al principio de este documento, la ESCWA es una comisión de las Naciones Unidas, pero NO representan la naturaleza del organismo, y sus decisiones politizadas con respecto al conflicto israelí – palestino, más que beneficiar a la causa del derecho palestino a un Estado Independiente, exacerba las posiciones más radicales y hace retroceder cualquier intento de acabar con décadas de conflicto y sufrimiento de las poblaciones, principalmente por supuesto la palestina que ante su falta de un liderazgo solidario a lo interno, debe lidiar además con movimientos políticos de sus hermanos en los países vecinos donde toman decisiones que les perjudica más de lo que les beneficia.

 

 
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