Irán resurge como una gran potencia en Oriente Medio. A pesar de las dificultades económicas que aún afronta Teherán, tras el acuerdo nuclear con Occidente y su implicación en la lucha contra grupos suníes radicales como el Estado Islámico, el régimen de los ayatolás goza de una posición inmejorable para extender su influencia y su poder en la región.
El empeño iraní en volver a ser un imperio está incluso reflejado en su Constitución. Los ayatolás planean dominar, a través de sus aliados y satélites chiíes, el territorio comprendido entre Irán y el Líbano, pasando por Siria e Irak: el Creciente Chií. Hoy están cerca de conseguirlo, y el principal artífice de ello es el caudillo de la Fuerza Quds (FQ), Qasem Soleimani.
Soleimani dirige la FQ desde hace 19 años y, según John Maguire, antiguo oficial de la CIA, “es el operativo más poderoso de Oriente Medio”. La FQ forma parte de la Guardia Republicana Iraní (GRI) y lleva años construyendo el Creciente Chií. La GRI es la organización más poderosa de Irán, controla en torno al 20% de la economía, y la FQ (Quds significa “Jerusalén”, en clara referencia a su deseo de liberarla) es su brazo exterior. Según el Líder Supremo de la República Islámica, Alí Jamenei, la FQ es una herramienta de la política exterior de Irán, y su objetivo es expandir la revolución islámica chií.
En lo últimos años, Soleimani ha salvado al régimen de Asad y conseguido controlar, según sus propias palabras, la política de Bagdad, Saná (Yemen), Beirut y Damasco. Tras la retirada de EEUU, en Oriente Medio hay un inestable equilibrio de fuerzas entre suníes y chiíes, conflicto ancestral del que ya nos ocupamos en su día. Actualmente son los chiíes, bajo la dirección de Soleimani, quienes llevan la delantera.
Fuentes de inteligencia informan que Soleimani era un hombre normal y corriente que ganó posiciones en la GRI tras su servicio en la larga y cruenta guerra Irán-Irak. Ryan Crocker, ex embajador de EE UU en Irak, dice que Soleimani es más nacionalista que religioso. También es amigo íntimo de Hasán Nasrala, el líder de Hezbolá, la organización más importante creada por la FQ, a través de la cual Teherán aspira a controlar totalmente el Líbano.
Después de la guerra Irán-Irak, los iraníes vieron en la guerra asimétrica una oportunidad para ampliar su poder en la región; de ahí la FQ y su política de creación de sucursales no estatales o semiestatales en los países del Creciente Chií.
La primera gran creación de la FQ fue Hezbolá, en 1982. Era el Equipo A de los grupos terroristas, según Richard Armitage, antiguo secretario de Estado adjunto de EEUU.
El cuartel general de la FQ, desde donde Soleimani suele dirigir a los más de 120.000 efectivos de la organización (y a los miles de militantes y combatientes de los demás grupos chiíes que operan en Oriente Medio), está en el complejo que anteriormente albergó la embajada norteamericana en Teherán.
Soleimani posee una visión estratégica amplia e inteligente. Así, tras el 11-S no dudó en bendecir la operación por la que, de forma encubierta, Irán y EEUU colaboraron para derrotar a los talibanes en Afganistán. Una muestra de Realpolitik que no impidió que Soleimani creara y armara milicias chiíes en Irak, especialmente la Brigada Badr, que combatieron a los norteamericanos que más tarde invadieron Irak para derrocar a Sadam Husein. Cuando estas milicias empezaron a atacar a los americanos, Soleimani pidió a Siria que dejara pasar a suníes radicales a Irak para que aumentara el hostigamiento a las tropas de la coalición.
En 2006, antes de que Petraeus llegara a Bagdad, los chiíes concedieron un periodo de calma; fue durante la Segunda Guerra del Líbano, que enfrentó a Israel con Hezbolá. Según Dexter Filkins, del New Yorker, Soleimani envió un mensaje a la comandancia norteamericana en Irak en el que decía: “Espero que hayan disfrutado de paz y tranquilidad en Bagdad… ¡He estado ocupado en Beirut!”.
Una vez se consolide el Creciente Chií, los planes de Soleimani se dirigirán a la liberación de Jerusalén, en manos de la “entidad sionista”. Hamás y Hezbolá son sus herramientas más importantes en la lucha contra Israel.
En plena ofensiva chií en Irak, Soleimani se comunicó con oficiales estadounidenses a través de intermediarios iraquíes. En 2008, el entonces presidente iraquí, Jalal Talabani, entregó un mensaje de Soleimani al general David Petraeus, comandante de las fuerzas estadounidenses en la zona desde el año anterior. El mensaje decía: “Estimado general Petraeus (…) debes saber que yo, Qasem Suleimani, controlo la política de Irán con respecto a Irak, el Líbano, Gaza y Afganistán. De hecho, el embajador en Bagdad es un miembro de la Fuerza Quds. El individuo que va a reemplazarlo también lo es”.
Soleimani se ha convertido en una figura heroica entre las milicias chiíes de Irak, a las que ha visitado y arengado. En 2014 la BBC lo definió como “el hombre más fuerte de Irak”. Este estado de cosas favoreció que los americanos apoyaran en un primer momento al primer ministro chií Nuri al Maliki, cuya política sectaria enemistó a buena parte de los suníes del país con el Gobierno central.
Después de ganar Irak, Soleimani y la FQ, con apoyo de Hezbolá, han conseguido detener el avance de todos los grupos anti Asad en Siria. Si éste gana finalmente la guerra civil, el próximo foco de atención será el Líbano –que ahora tiene un presidente amigo de Irán y dos ministros de Hezbolá–.
Como sobre el escurridizo espía soviético Karla de John Le Carré o el villano Kayser Soze, sobre Soleimani se ha tejido un aura mítica. Meir Dagan ha dicho de él que es “un hombre con suerte”. Sobre todo, es la mente maestra que está cerca de consumar el plan de los ayatolás para la dominación iraní de Oriente Medio.
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