La resolución se aprobó según se esperaba, con 22 votos a favor y 10 en contra (Estados Unidos, Grecia, Italia, Lituania, Países Bajos, Paraguay, San Cristóbal y Nieves, Reino Unido, Togo, Ucrania), lo que marca la desunión de la Unión Europea y las posibilidades de una brecha en los bloques de África, América Latina y el Caribe.
Luego de la votación, Alemania se regocijó ante el reconocimiento hecho al carácter sagrado para las tres religiones monoteístas de las ciudades de Jerusalén, Hebrón y Belén. Argentina señaló que el contenido político del texto remite a su tratamiento en otro foro. Brasil estuvo de acuerdo. Los Estados Unidos condenaron la profundización de la politización que erosiona el prestigio de la Unesco. Suecia reconoció los esfuerzos de las enmiendas palestinas y jordanas, añadiendo que, como el consenso europeo era imposible, votaron por la afirmativa. El embajador israelí, envuelto en su bandera, exclamó: «Aquí estamos y aquí nos quedamos». Jordania hizo hincapié en que, dentro de los sitios sagrados de Jerusalén, aquellos pertenecientes a los musulmanes y los cristianos son de máxima prioridad. Los palestinos concluyeron: «Con esta votación no cambiarán nuestra política. Continuaremos luchando por Palestina y Jerusalén».
Más preocupante fue el desapercibimiento con el que pasó la votación para el seguimiento de la resolución «cultural» 31 sobre «los enfrentamientos militares israelíes en la Franja de Gaza, el impedimento a los escolares y los estudiantes palestinos a ejercer plenamente su derecho a la educación, la censura israelí a la currícula de escuelas y universidades palestinas de Jerusalén oriental, pidiendo a la Unesco que preserve el tejido humano, social y cultural del Golán sirio ocupado».
Esta resolución se aprobó con 18 votos a favor y sólo uno en contra (Estados Unidos) y 39 abstenciones.
El siguiente paso en este exponencial robo de identidad de las narraciones tanto judías como cristianas tendrá lugar en el próximo Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco, a celebrarse en julio, en Cracovia, Polonia. En esa ocasión, sus 21 Estados miembros nuevamente votarán sobre Jerusalén y posiblemente, según la lista de deseos palestinos, sobre Qumrán y los Rollos del Mar Muerto.
Sin embargo, los acontecimientos más dramáticos ocurrirán en noviembre, en la Conferencia General de todos los Estados miembros. Allí se elegirá al nuevo director general; uno de los principales favoritos es el ministro de Cultura de Qatar. Asimismo, se nombrarán los nuevos presidentes de la Conferencia General y de la Junta Ejecutiva. El espectáculo más destacado, esperen y vean.
Para la Conferencia General: Arabia Saudita. Para el Consejo Ejecutivo: Irán (esto no es una pesadilla, es real).
En ese momento, la Unesco se encontrará al borde del abismo. ¿Dará entonces un gigante paso hacia adelante?
El autor es director de Relaciones Internacionales del Centro Simon Wiesenthal.
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