Ayer tuve la nueva oportunidad de acudir a Madrid junto a otros compañeros e invitado por la Embajada de Israel en España, al acto que conmemoraba el 69 aniversario de la Independencia del moderno Estado de Israel, todo un acontecimiento brillante que estuvo lleno de significado y muy bien conducido por el equipo del Embajador.
Algunos pueden preguntarse qué hace un ciudadano español común en ese acto. Allí, junto a significados miembros de la comunidad judía en España, autoridades civiles, militares, representantes del cuerpo diplomático destacado en España, representantes de distintos ámbitos, y entre tanto alto cargo, unos cuantos ciudadanos que sin representación trascendente estábamos incluidos en dicho acto. Y digo unos cuantos porque no éramos cuatro o diez, sino cuarenta o más, no pudimos echar cuentas.
Allí, aparte de las citadas representaciones fuimos convocados cuantos, desde las sombras o desde la visibilidad que proporciona la actividad de cada cual, estamos en la brecha de la defensa de Israel como si fuéramos ciudadanos de ese admirable país al que amamos como si fuera el nuestro propio. Fue una magnífica ocasión para el necesario y renovador encuentro tras otro año de trabajo en el espacio de cada cual. Otro año en el que hemos dedicado desde la soledad en muchos casos que tiene como recompensa este día y este encuentro.
Pudimos ponernos al día de lo que cada cual hace, cómo le van las cosas, en qué estado se encuentra su asociación o equipo si pertenece a alguno, no pocos de los presentes ejercen su tarea desde un aislamiento para nada incómodo, porque la gratificación viene desde ese mismo trabajo y saber que otros en la geografía de España están en la misma tarea. Fue un día para el orgullo porque volvemos a ver las mismas caras de amistad, los mismos abrazos y sorpresas. Allí entonamos junto al resto de israelíes presentes el “Hatikva” como nuestro, estrechamos la cálida mano del Embajador y su señora, porque transmite calidez personal y encanto, dispuesto siempre con paciencia a hacerse la foto con estos extraños personajes que permanecen ocultos todo un año esperando llegue el Yom Haatzmaut y salir a la luz para reencontrarse como peces en el agua. En este acto nadie estaba por encima de los demás. Periodistas, diplomáticos, militares, personalidades de la vida política, pública, social, religiosa, nosotros, todos sin distinción ante el hecho trascendental de un acto que recuerda los 69 años de un minúsculo Estado que da lecciones al mundo en muchas áreas, un Estado y su sociedad que han sabido ganarse el respeto y la admiración, un Estado y su sociedad con la que tenemos muchos más vínculos de los que creemos. Allí retomamos nuevos bríos y aire para los próximos doce meses y hasta la nueva convocatoria. Allí pudimos tomar el pulso a nuestra Hasbara y comprobar cómo unos siguen, otros caen, pero sigue en pie y muy viva. Allí compartimos éxitos y derrotas, nos consolamos, animamos, estimulamos, allí estaba la otra realidad que pasa desapercibida para la mayoría pero sigue muy viva para la Embajada y sabe reconocer esa tarea que además es absolutamente independiente, nada influida ni orquestada por nadie. Allí estaba la otra España que no sale cuando se habla de antisemitismo, allí estaban en suma los mejores amigos que Israel tiene en España y que a nadie en Israel le quepa la menor duda. Solo nos queda una preocupación: ¿Quién o quiénes van a continuar la tarea? Porque la mayor parte somos sesentones vitalistas y optimistas, pero nos faltan jóvenes con ardor que tomen el relevo. En la parte que a un servidor toca el relevo está llegando, mis propios hijos. Inoculados por el “veneno” ya empiezo a ver los resultados, no tardaremos mucho en verlos.
Pero hasta el próximo año me hago transmisor del sentir de estos locos esparcidos por España que siguen alzando su copa exclamando al mismo tiempo: Am Israel jai ¡!!
Un día para el orgullo. Nuestra más sincera gratitud por el fabuloso equipo humano del Embajador y para Israel un fuerte abrazo desde España
Miguel Martín
Zaragoza
Me cónsta que el sentir expresado aqui por el ciudadano español; Miguel Martin, compartido por aquellos que junto a él participaron de esa celebracion, es tambien el de una parte sensible (y creciente) de la ciudadania española, anónima tal vez, pero real y activa, en favor de restaurar la imagen dañada de Israel, y de dar a conocer su verdadero rostro democratico, plural y solidario, opacado tantas veces por los médios de éste pais y de otros …
Ser israeli, es en primer lugar, sentirse afin a ese pais, comprometido con su cáusa, y parte implicada en su lucha por la supervivencia, el reconocimiento de su legitimidad, y la defensa de sus valores, de su soberania e identidad, y en ello estan hoy en dia numerosos ciudadanos españoles, sin raigambre judia conocida, pero unidos por un mismo «pálpito» de adhesion, hacia el Estado y el pueblo de Israel …
Bueno es desde luego que se sépa, y bueno tambien que Israel tenga presente, que cuenta por aqui con amigos , que de verdad lo son …
!!!Am Israel Jai !!!