Estudiantes musulmanes trataron de silenciar al Embajador de Israel en USA, Michael Oren, cuando hablaba en el Salón de Baile Pacífico de la UC Irving, el lunes 8 de febrero por la tarde.
El Embajador Oren había concurrido, para compartir su punto de vista histórico y personal, sobre la relación Estados Unidos-Israel. Escritor, profesor de historia y diplomático, el Embajador Oren es, políticamente, centrista, y es considerado como un experto en muchas cuestiones de vital interés hoy en día. Pero los estudiantes musulmanes estaban decididos a silenciarlo, a negarle el derecho a la libre expresión, y negarle, también, al público el derecho a escuchar un discurso, civil e intelectual, en la UCI.
Los estudiantes musulmanes habían planeado, cuidadosamente, sus tácticas. Poco antes de que comenzara el evento, un gran número de ellos se reunieron para las oraciones, fuera del salón de baile. Después entraron y se dispersaron por el salón, con el objeto de interrumpir la intervención desde diferentes ubicaciones. Lo hicieron. Después de cada pocas frases del Embajador Oren, un estudiante se ponía de pie y gritaba ininteligiblemente contra él, mientras el resto de los estudiantes que participaban en el plan, aplaudía ruidosamente y aullaba. El estudiante al que le había tocaba perturbar el evento, salía orgullosamente del salón de baile, escoltado por la policía, mientras miraba hostilmente al público de más de 500 personas, que estaba comprensiblemente molesto y frustrado, que había venido a escuchar los comentarios del Embajador.
Después de, por lo menos, diez interrupciones, los incivilizados manifestantes se fueron, afuera, a un lugar cercano a la pared del salón de baile. Desde ahí, gritaron más consignas, con la esperanza de que podrían continuar interrumpiendo el evento.
Pero no pudieron.
Los estudiantes musulmanes indignaron a la audiencia y avergonzaron a la administración de la UCI. Ignoraron las súplicas y las reprimendas de los funcionarios de la UCI que tomaron el micrófono. Ignoraron el pedido del Embajador de Oren, que se le conceda la educada hospitalidad debida a un invitado de la Universidad. Ignoraron su pedido de plantear sus preocupaciones durante las Preguntas y Respuestas. La buena noticia es que el Embajador Oren se negó a ser silenciado. Había llegado a la UCI para compartir sus pensamientos y no renunciaría a su derecho a la libre expresión, incluso cuando docenas de estudiantes coordinaron esta hostil demostración. En forma elegante, se mantuvo calmo y firme.
Sostuvo la libertad de expresión.
Hay lecciones que aprender de este evento. La Universidad tendrá que identificar a los estudiantes participantes y decidir que consecuencias sufrirán por su comportamiento incivilizado. Los organizadores de la protesta fueron vistos coordinando los gritos, desde sus asientos, por medio de mensajes de texto en sus teléfonos celulares, y el presidente de la Unión de Estudiantes Musulmanes puede haber estado entre los once detenidos por perturbar el evento. La administración de la UCI tendrá que considerar sanciones para la UEM, ya que estuvo claro, para todos en la audiencia, que la UEM había orquestado el estridente esfuerzo para evitar la libre expresión.
Todo orador puede aprender del ejemplo de Embajador Oren. Sea que el orador fuera un General de USA, un académico o un representante de otro país, su derecho a la libre expresión, podría muy bien ser cuestionada. Hemos visto este patrón, difundido en toda USA, especialmente en este último año. Apenas unas horas antes del evento del Profesor Oren, el Jefe de la Asesoría Legal de Israel, Daniel Taub, había hablado en la Facultad de Derecho de la UCLA, y también enfrentó una manifestación disruptiva. Igual que el Embajador Oren, el Sr. Taub respondió con calma, dignidad y una sincera invitación a los manifestantes para que formulen preguntas durante la Preguntas y Respuestas. En lugar de eso, ellos también se negaron a cooperar, y salieron, escoltados por la policía.
La principal lección del Embajador Oren, es que debemos defender con dignidad y elocuencia la libertad de expresión. Si no lo hacemos, si los oradores renuncian y se retiran del escenario, se corre el riesgo de sacrificar el diálogo civil, esencial para la educación y base de los valores estadounidenses.
Traducción para porisrael.org : José Blumenfeld
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