Samuel Auerbach
Mahmoud Abas, Presidente de la Autoridad Palestina debe agradecer a Eli Yishai, Ministro del Interior israelí y jefe del partido ultraortodoxo Shas que integra la coalición, el haberle ofrecido el pretexto para abandonar a Biniamin Netanyahu con sus pretenciones de paz y poder unirse a Jaled Meshaal, jefe de la organización terrorista Hamas y uno de los fieles agentes de Irán, país que representa la mayor amenaza con inminente poderío atómico que soporta Israel. Las colonias y la continuidad de la construcciones en los territorios propuestas por el Ministro del Interior con el visto bueno del Gobierno israelí, fueron la mejor ayuda a sus siniestros planes. Fueron el pretexto que utilizó el Presidente de la Autoridad Palestina para negarse a reanudar la negociaciones de paz con Israel.
Viéndolo de otra manera, las medidas unilaterales de Israel contribuyeron a desenmascarar al que todos consideraban un sincero compañero en la búsqueda de la paz en el Medio Oriente, bajo la consigna de dos estados para dos pueblos.
La meta común los abrazó. Mahmoud Abas y Jaled Meshal han declarado que limaron asperezas. No creo que Mahmoud Abas haya convencido a Jaled Meshal de que a Iarael le asiste el derecho de existir en la zona. Lo que sucedió es justo al revés. Abas está ahora abiertamente de acuerdo con su reconciliado amigo, que Israel debe desaparecer. Nuestro compañero de deliberaciones se pasó al bando enemigo.
Mahmud Abas tiene un plan muy bien diseñado. Se dio cuenta que el Estado Palestino es un arma útil para la destrucción de Israel desde el este, como lo es Hamas desde el oeste, Hisballah desde el norte y posiblemente, con un poco de suerte, Egipto desde el sur.
A Yasser Arafat no se le ocurrió esta maniobra porque en aquel entonces, era otro el tablero político de la zona. No pasó por su mente crear un estado para usarlo como arma contra Israel. Si lo hubiera pensado, habría aceptado lo que Ehud Barak le ofreció con tanta generosidad en Camp David en julio del año 2000. Arafat no se atrevió a firmar el acuerdo, simplemente porque su fuero interno no podía aceptar que Israel ocupara el territorio que debía ser árabe en su integridad.
Mahmoud Abas mostró sus verdaderas intenciones en el momento en que decidió hacer que el mundo reconozca al Estado Palestino sin que éste resulte de un arreglo con Israel, lo que lo obligaría hacer concesiones. Al unirse en abrazo fraternal con el que se desespera por aniquilar a Israel, demostró que sueña, como el resto del Islam, con un Estado Palestino en el Medio Oriente sin fronteras con el ente sionista.
Israel ahora puede decir fehacientemente que no tiene con quien hablar para obtener paz en la zona. Acaba de desaparecer el único personaje árabe que para tal fin existía. ¿Cómo conseguir esa paz entonces, aunque sea tensa? Pienso que Israel debe prepararse seriamente para la guerra armándose como lo sabe y puede hacer. Israel debe poner al presupuesto de defensa a la cabeza de la lista de prioridades. Ante un peligro existencial, todos los demás problemas son secundarios. Debe entenderse bien: todos los demás asuntos, sin excepción, pierden su importancia si la vida está en peligro. Además, un Israel bien armado, puede ser una buena garantía para la paz, aunque no esté escrita en acuerdo alguno.
Difusion: www.porisrael.org
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