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| lunes noviembre 25, 2024

A pesar de sospechar una equivocación, medios atribuyeron a Netanyahu palabras que no dijo


Durante su reciente visita a la Argentina, el Primer Ministro de Israel, Binyamin Netanyahu, dio un breve discurso en la plaza que ahora hay donde se encontraba la Embajada de Israel en Buenos Aires – que fue destruida por un atentado (retengan esta palabra, su sentido palmario) terrorista el 17 de marzo de 1992.

Según la página del Ministerio de Exteriores del Estado judío, el mandatario israelí dijo, hacia el final de su discurso, lo siguiente:

Whoever hurts us, we hurt them — legally, civilly, humanely — but terrorism only wins if we do not fight it. Let us fight it, because all of our futures are at stake”.

A quienquiera que nos haga daño, le haremos daño – de manera legal, civilizadamente y humanamente -, pero el terrorismo sólo gana si no lo combatimos…”.

El video del acto confirma que Netanyahu dice justamente eso (la palabra que utiliza es פוגע (pogeah), que, si bien también podría entenderse como “atacar” – con lo que, en todo caso, la frase quedaría: “a quienquiera que nos ataque, lo atacaremos…” –, bajo ningún concepto puede entenderse como “atentado” o “ataque terrorista”).

Recuerde la palabra: “atentado”.
Según el diccionario de la Real Academia Española:

1. m. Agresión o desacato grave a la autoridad u ofensa a un principio u orden que se considera recto.

2. m. Agresión contra la vida o la integridad física o moral de alguien.

3. m. Der. Delito que consiste en la violencia o resistencia grave contra la autoridad o sus agentes en el ejercicio de funciones públicas, sin llegar a la rebelión ni sedición.

4. m. p. us. Procedimiento abusivo de cualquier autoridad.

Pues bien, ¿cómo es posible que las declaraciones de Netanyahu se transformaran, de pronto, en lo siguiente?:

“El primer ministro israelí, durante su visita oficial en Buenos Aires, arremetió contra Irán y lo señaló como el autor intelectual escondido detrás de los atentados a la Embajada de Israel de 1992 y al edifico de las sedes de la AMIA y la DAIA (principales instituciones políticas y economías judías) en 1994. ‘Llegó el momento –dijo- de culpar, por completo, a Irán y que asuma su responsabilidad’. Dicho esto, advirtió: ‘El que atenta contra nosotros, nosotros atentamos contra él’”. (ABC, España, 12 de septiembre de 2017)

Y vale la pena reiterar algo que ya se mencionara más arriba: no es posible interpretar las palabras de Netanyahu de esta manera.

De hecho, al medio le llamaron tanto la atención, y estimó que la cita era tan relevante, que debía ser incluida en su titular – por lo demás, si hubiese sido cierta, era lo propio; pero no lo era…

“Netanyahu empezó con su discurso contra Irán, algo que suele ser incómodo para los países anfitriones -porque se habla de terceros países- pero que en este caso involucra a la Argentina ya que la Justicia siempre apuntó a Hezbollah como artífice del atentado y a Teherán como fuente de financiamiento. Ciudadanos iraníes están acusados aquí por el ataque a la AMIA. Luego remató con una frase que la traductora dejó en claro así: ‘Aquel que atente contra nosotros, nosotros atentaremos contra ellos’” (Clarín, 11 de septiembre de 2017).

Por algún motivo (algo muy poco usual), el medio se veía impelido a señalar (responsabilizar) que la traductora había utilizado aquellos términos (aunque, no para dejar en claro, sino para distorsionar el sentido de la frase en cuestión). Es decir, al diario le había sonado extraña (¿inverosímil, acaso?) esa palabra: “atentado”. Pero no lo suficiente para consultar con un hebreo parlante o con la propia Embajada de Israel en Buenos Aires para que le despejara la duda o le facilitara una copia del discurso.

Pero había que publicar antes que el resto. Y ello, al parecer, no da tiempo para verificar la información (incluso aquella que al medio le parece que puede ser, de alguna manera, problemática o que, como suele decirse, chirría), con el fin de presentarle a los lectores un testimonio preciso del hecho.

Mas, no se quedaba allí la mala praxis. Porque, sospechando un error o una disonancia en la traducción (algo especialmente claro en el caso de Clarín), y más allá de la total falta de voluntad de aclararlo, ambos medios incurrían en una falta de profesionalidad más activa, si se quiere: omitían la inmediata continuación de la frase (“… — legally, civilly, humanely — but terrorism only wins if we do not fight it/… – de manera legal, civilizadamente, humanamente – pero el terrorismo solo gana si no lo combatimos”) que desmoronaba la posibilidad de que la palabra “atentado” (con su inequívoco sentido) efectivamente formase parte del discurso del Primer Ministro israelí.

Así pues, quedaba claro que para el dignatario, al terrorismo no se lo combate con terrorismo – de hecho, en 2015, a raíz del ataque perpetrado por extremistas judíos contra una familia palestina en Cisjordania, Netanyahu declaró: “Esto es un atentadoterrorista en todos los sentidos. El Estado de Israel lucha enérgicamente contra el terrorismo, independientemente de quiénes sean los autores”.

Pero es que, además, valoraciones políticas aparte, es prácticamente inconcebible que un orador como Netanyahu – que además no estaba improvisando, sino leyendo el discurso (es lícito inferir que el mismo que publicó el Ministerio de Asuntos Externos israelí) – incurra en semejante torpeza.

 

http://www.revistamo.org/article/sospecha_error_netanyahu_palabras_no_dijo.asp

 
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