La Boda del Hermano
Se cuenta que una persona sencilla mostraba una gran alegría en Simjat Torá.
Le preguntaron: «¿Por qué usted está tan alegre y feliz en Simjat Torá? ¿Estudió mucha Torá durante el año?» Él contestó, «Cuándo mi hermano casa a su hija, ¿podría yo no participar en su regocijo?»
Ésta es la respuesta de una simple persona, según su limitado conocimiento. Sin embargo, es toda la verdad. Simjat Torá no es «La boda de un hermano,» la alegría de otro, sino la alegría personal de cada judío. No se deriva de la sabiduría de la Torá en la que hay una distinción entre un judío y otro; la alegría proviene de la esencia de la Torá, que es igualmente pertinente a cada judío.
Si nosotros estuviéramos celebrando Simjat Torá a través del estudio, la distinción entre un estudioso de la Torá y una persona simple se subrayaría; sin embargo, bailando juntos, el más grande de los grandes y el más simple de los simples son iguales.
Es más, para la persona simple la alegría es más pura que para el estudioso de la Torá, es probable que la alegría del estudioso de la Torá sea «adulterada» por la alegría de entender la Torá, que no es el caso de la persona simple.
Más aún, si nosotros estuviéramos alegrándonos con la Torá, aprendiendo y analizándola, la alegría se limitaría según el grado de la comprensión; sin embargo, cuando nosotros nos regocijamos con el ser de la Torá, este regocijo no tiene ningún límite. (www.es.chabad.org)
Mochila Llena
No es fácil separarse del mes de Tishrei, tan rico en festividades y mitzvot. Cuesta desconectarse de la atmósfera de elevación de las fiestas y retornar a los grises días de la rutina. ¡Qué hermoso fue ver a todo el pueblo de Israel durante Rosh HaShaná, Iom Kipur, Sucot y Simjat Torá.
Más en realidad es ahora que comienza la verdadera labor. La época de las festividades es sólo la preparación y el adiestramiento para el auténtico desafío: traer fe, unión, alegría y amor a la Torá al diario vivir.
Si miramos hacia atrás veremos que salimos al camino, plenos de contenido y de vivencias espirituales variadas.
De Rosh HaShaná nos llevamos la recepción del yugo Divino. En este día todos nos paramos frente a Di-s, tocamos el shofar y coronamos nuevamente sobre nosotros al Todopoderoso.
En Iom Kipur dejamos al descubierto la fibra más íntima que se esconde dentro de nosotros. Revelamos que todos somos judíos plenos de fe y amor a Di-s. Todos sentimos que somos Sus hijos.
La festividad de Sucot nos otorgó la oportunidad de comprender más profundamente a las diferentes partes del pueblo judío.
Entendimos que no existen judíos que valgan más que otros. Comprobamos que sin la Aravá (sauce) no tienen sentido el Etrog, el Lulav y el Hadás. Nos es más fácil entender acerca de la unión de Israel.
Finalmente llegó Simjat Torá. El maravilloso día en el que todos bailamos con la Torá. Eruditos, iletrados, personas honorables, gente sencilla. Nos alegramos de tener la Torá y manifestamos el amor que sentimos hacia el extraordinario obsequio que Di-s nos dio.
Con todo este enorme cargamento volvemos a lo profano, para que lo transformemos en sagrado. Por eso es importante salir al camino con «provisiones» de buenas decisiones, la resolución de comportarnos diferente y mejor este año.
¡¡¡Debemos prepararnos para la llegada del Mashíaj, que hará su entrada muy pronto en nuestros días!!! (www.es.chabad.org)
Di-s crea el mundo en seis días. En el primero crea la luz y la oscuridad. En el segundo forma los cielos, dividiendo entre las «aguas superiores» y las «aguas inferiores». En el tercero establece los límites de la tierra y el mar y llama a surgir a los árboles y la hierba de la tierra. En el cuarto día fija la posición del sol, la luna y las estrellas como señales para calcular el tiempo y como luminarias para la tierra. Los peces, aves y reptiles son creados en el quinto día; animales terrestres, y luego el ser humano en el sexto. Di-s termina Su trabajo en el séptimo día, y lo santifica como un día de descanso.
Di-s forma el ser humano del polvo de la tierra y sopla dentro de sus fosas nasales «un alma viviente». Originalmente el hombre es una sola persona; pero decidiendo que «no es bueno que el hombre esté solo», Di-s toma un «lado» del hombre, lo transforma en una mujer y los casa a uno con el otro.
Adam y Javá son puestos en el Gan Edén y reciben la orden de no comer del «Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal». La serpiente persuade a Javá de violar el mandato, y ella comparte el fruto prohibido con su marido. Debido a su pecado, Di-s decreta que el hombre experimentará la muerte, retornando al polvo de donde fue formado; y que toda ganancia vendrá solamente a través de duro esfuerzo y dificultades. El hombre es expulsado del Jardín.
Javá tiene dos hijos, Caín y Hevel. Caín discute con Hevel, lo asesina y se vuelve nómade. Adam tiene un tercer hijo, Shet, cuyo descendiente en la décima generación, Noaj, es el único hombre justo en un mundo corrupto.
LA “TRAMPA” DE DI-S
El objetivo de Di-s al crear este mundo material fue para que hiciéramos de éste una morada para Él.
Esta tarea no puede ser llevada a cabo por seres completamente espirituales que carecen de un instinto malo. Al contrario, se necesita seres que tengan dos instintos, un instinto del bien (Ietzer HaTov) y un instinto del mal (Ietzer HaRa).
Se necesita seres capaces de reforzar con sus actos al primero de los instintos mencionados y, aunque parezca absurdo, al segundo, en lugar de destruirlo, convertirlo en bien.
Cuando el hombre fue creado, carecía del instinto del mal, era un ser completamente espiritual, pero al compartir con la mujer el fruto del Árbol del Conocimiento, el instinto del mal comenzó a actuar.
Di-s expulsó al hombre del Gan Edén y le dijo que a partir de ese momento debía ganarse el pan con el sudor de su frente, debía comenzar a trabajar para que esa tierra, ese mundo que solo daba espinas produjera “pan”, alimento para el alma.
En pocas palabras, al comer del fruto del Árbol del Conocimiento, el hombre cayó en la “trampa” tendida por Di-s y se dedicó a construir en este mundo una morada para el Creador, y a transformar en bien al mal de su Ietzer HaRá.
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.