A pesar de pomposas declaraciones, el grupo terrorista enfrenta problemas en múltiples frentes
Guy Bechor
Ynetnews
27.01.12 / Israel Opinión
Nada detuvo a Ismail Haniyeh, el primer ministro de Hamas en Gaza, en hacer declaraciones, al estilo de Ahmadinejad, de que los días de Israel están contados y llamar a la creación de un ejército árabe Jihad para la liberación de Palestina. Sin embargo, detrás de las pretenciosas consignas, yace una sombría realidad para Hamas, que ya no puede esconderse.
En primer lugar, la alianza de Hamas con Irán ha llegado a su fin. Para empezar, este pacto no era natural, ya que veíamos una organización sunita respaldando a un estado chiíta no árabe. Sin embargo, cuando Hamas rechazó las órdenes de Irán de apoyar al decadente Bashar Assad, Teherán le cerró sus puertas al grupo. Lo que es peor, ha terminado el flujo de dinero utilizado por Hamas para pagar a unos 50.000 funcionarios y soldados en Gaza.
Entonces, ¿dónde obtendrá dinero Hamas? Ésta es la razón por la que la organización está enfrascada en amargas disputas con la Autoridad Palestina y la Liga Árabe sobre los fondos, supuestamente, adeudados al grupo.
Hamas también se vio obligado a abandonar la capital de su liderazgo externo en Damasco. ¿Adónde irá ahora? Había esperanzas de que Jordania acogiera la sede de Hamas, hasta que el liderazgo del grupo quedó atónito, la semana pasada, al saber que Jordania impone limitaciones. El primer ministro de Jordania dejó en claro que el país sería anfitrión de figuras importantes, y sus familias, como «individuos», prohibiéndoles cualquier actividad política. Por lo tanto, la opción de Jordania ya no es viable, según la furiosa opinión de Hamas.
La opción de Egipto sigue vigente, pero con la Hermandad Musulmana que tiene el objetivo de presentarse como pragmático y realista a los ojos del mundo, que se traslade la sede de un grupo terrorista a El Cairo sería una vergüenza. El propio Haniyeh visitó Egipto y habló largo y tendido sobre la desaparición de Israel, pero los representantes de la Hermandad se mantuvieron en silencio, y este silencio debería preocuparlo.
La Hermandad Musulmana, ahora, tiene que cuidar, no de 50.000 personas, sino más bien, de 88 millones. Después de todo, la carga de dirigir el estado ha sido impuesta al movimiento islámico y, en caso de que no muestre una mejora en la situación económica de Egipto, la furia de las calles pronto se volverá en contra de la Hermandad.
Al mismo tiempo, trasladar la sede de Hamas a Gaza está fuera de cuestión, dado que las principales figuras del grupo creen que Israel podría atacarlos allí.
La frustración de Mashaal
Hasta hace poco, parecía que la así llamada «Primavera Árabe», y sus partidos islámicos, abrazarían a Hamas. Desde luego, se vio jarabe de pico, pero ¿establecer un ejército Jihad contra Israel? Todos los Estados árabes están actualmente luchando con profundos problemas nacionales; estos problemas existenciales empequeñecen los problemas de Hamas.
El equilibrio interno de poder, dentro de Hamas, también está cambiando. El Hamas interno, es decir, el gobierno de Gaza, está ganando fuerza en detrimento del liderazgo externo, es decir, Khaled Mashaal. En el pasado, Mashaal era la cara familiar de Hamas, pero ahora Haniyeh va y viene por las capitales árabes y es percibido como más auténtico.
Sobre este telón de fondo, se puede entender la frustración de Mashaal y su declarada intención de abandonar la organización y, posiblemente, establecer un grupo rival como una rama de la Hermandad Musulmana. Esto significa un retorno a la pista, en detrimento de la identidad nacional palestina.
Lo que queda es la huérfana reconciliación con Fatah, una medida a la que Haniyeh y sus socios se oponen. No hay ninguna posibilidad de que se celebren elecciones, no hay ninguna posibilidad de acercamiento, y la política palestina de dos cabezas se ha convertido en una de tres cabezas: El Hamas interno, el Hamas externo y Abbas. Cada liderazgo tiene su propia agenda política y sus propias figuras importantes.
En una nota final, Hamas ganó gloria mundial momentánea, como resultado del así llamado bloqueo de Gaza. Pero ahora, cuando el sitio ya no existe, con el paso fronterizo a Egipto abierto a personas y bienes, ¿cómo sobrevivirá la organización en el frente de relaciones públicas? Éste podría ser el peor problema que enfrenta un grupo que se mantiene gracias a consignas anti-Israel y, ahora, se encuentra chocando contra las rocas de la realidad.
http://www.ynetnews.com/articles/0,7340,L-4181496,00.html
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Difusión: www.porisrael.org
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