Elliott Abrams
Israel Hayom
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Elliott Abrams es un investigador senior de Estudios de Medio Oriente en el Consejo de Relaciones Exteriores. Esta pieza se reproduce con el permiso y se puede encontrar aquí en el blog de Abrams «Puntos de Presión».
Uno de los mayores peligros para la democracia en Egipto es el predominio de las teorías conspirativas, que advierten sobre complots secretos contra el país que están en curso. El propósito es persuadir a los ciudadanos que lo que ven delante de ellos – la represión por el ejército, por ejemplo – no es real mientras que, detrás de la escena, invisibles malvados complots están en marcha.
El mejor ejemplo reciente de este fenómeno, proviene de la autora de la crisis de las ONG, en la que el gobierno de Egipto allanó y cerró varias ONG que promueven la democracia y los derechos humanos en el país, y tiene en curso investigaciones penales contra varios estadounidenses (algunos de los cuales se esconden en el Embajada de EE.UU. en El Cairo). Fayza Aboul Naga, ministra de «cooperación internacional» (por eso gana el premio por «título más engañoso») dijo recientemente lo siguiente – y ayuda a explicar la crisis de las ONG:
La revolución del 25 de enero llegó como una sorpresa para Estados Unidos, y se salió de control cuando se transformó en una revolución popular. Fue entonces cuando Estados Unidos decidió utilizar todos sus recursos e instrumental para contener la situación y empujar en una dirección que promueve los intereses estadounidenses y también israelíes.
Efectuó esta declaración en octubre, la que expone perfectamente su forma de pensar: una que considera peligrosos al Instituto Republicano Internacional, al Instituto Demócrata Nacional y a Freedom House. Los estadounidenses, bajo el nefasto Obama, cree ella o desea que los egipcios crean, están detrás de los problemas de Egipto, y cualquier esfuerzo para promover la democracia es, en realidad, un ardid secretamente diseñado para secuestrar la revolución a fin de promover los intereses de Israel. Y ésto no proviene de algún grupo chiflado o marginal, sino de la ministra encargada de tratar con Estados Unidos acerca de nuestro programa de ayuda.
De hecho, también es la autora de un largo esfuerzo, que se remonta a, por lo menos, cinco años, para acabar con el control del Congreso de nuestro programa de ayuda y, en su lugar, entregárselo al gobierno egipcio, poniéndolo todo en una «donación». Como el Servicio de Investigación del Congreso describe las cosas, «algunos analistas creen que la donación propuesta… serviría como un sustituto del proceso de asignaciones anuales y protegería a Egipto contra posibles condiciones establecidas por el Congreso». ¡Ya lo creo! Una vez que Estados Unidos ponga una gran cantidad – fueron propuestos $200 a $500 millones – en la «donación», estaría eliminada la capacidad del Congreso para exigir la supervisión y distribución de las asignaciones. Sorprendentemente, la Sra. Aboul Naga estaba empujando ésto como un miembro del régimen de Mubarak que ahora insulta en su entusiasmo por la ‘revolución popular’.
El Congreso está considerando la posibilidad de suspender el programa de ayuda económica, en su totalidad o en parte, gracias a la crisis de las ONG. ¿Cómo puede haber mucha confianza en la forma en que se gastará nuestra ayuda, cuando la funcionaria de ayuda líder de Egipto no nos ve como un socio, no como un donante, sino como un conspirador contra Egipto?
De «Puntos de Presión» de Elliott Abrams. Reproducido con el permiso del Consejo de Relaciones Exteriores.
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
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