Allí están…elucubrando qué pueden hacer para llevar oscuridad donde hay luz, para sabotear donde se construye, para arruinar donde hay energía para crear. Son los boicoteadores, los que disfrazan su odio de “legítima crítica al gobierno israelí” pero en realidad ni siquiera logran ocultar que lo que los mueve, es la oposición a la existencia misma del Estado de Israel.
Y como sabrán nuestros lectores, jamás pensamos ni que no se puede criticar al gobierno de Israel ni que ello signifique automáticamente odio o antisemitismo. En absoluto. Los israelíes mismos son los primeros en criticar, como se puede en democracia, y con firmeza.
Pero lo que esta gente hace, desde diferentes partes del mundo, es otra cosa. No buscan cambiar algo para construir un futuro de paz para todos los hijos de la región. Lo que pretenden es que Israel no esté, o que se suicide dando pasos que equivaldrían al fin de su existencia nacional.
Y como saben que no es lógico, mienten. Inventan. Acusan a Israel de intentar exterminar a los palestinos, de limpieza étnica, de genocidio. Leemos y escuchamos las acusaciones y aunque tenemos claro que esa gente nunca vio la realidad en el terreno, entendemos que el tema no puede ser meramente ignorancia. Es que ni siquiera hacer falta haber ido personalmente a los hospitales israelíes y ver a judíos y árabes recibiendo el mismo tratamiento, con la misma actitud, de parte de médicos y enfermeros, que evidentemente también son tanto judíos como árabes.
Ni siquiera hace falta ver personalmente a los numerosos estudiantes árabes en las universidades israelíes, para entender que eso no es ni genocidio, ni limpieza étnica y por supuesto tampoco apartheid. Y ni que hablar de los legisladores árabes en el Parlamento israelí. Y los árabes que son parte del espacio público israelí con total naturalidad.
Ni siquiera hay que verlos personalmente. Basta, por ejemplo, con enterarse un poco, con llegar por ejemplo a un dato estadístico sencillo. Un mero cálculo. Por ejemplo, que en 1948, al fundarse el Estado de Israel, quedaron en el territorio del nuevo país, 156.000 árabes y hoy, 2018, o sea 70 años después, son casi 2 millones. Qué poco eficaces los israelíes con su genocidio ¿no? En lugar de terminar con los árabes, los hicieron multiplicarse por más de 10.
Dicho sea de paso, en 1948 había casi un millón de judíos en los países árabes y hoy hay menos de 10.000. Todos los que tuvieron que irse, fueron convertidos en dignos ciudadanos en Israel, no perpetuados en condición de refugiados.
Hay otro elemento que llama la atención, aunque deberíamos estar ya curados de espanto, cuando de las afirmaciones de los boicoteadores se trata: no sólo sus sendas mentiras respecto a qué hace o deja de hacer Israel, sino su silencio respecto a lo que hacen los terroristas. Ni una palabra. Increíble…
Los terroristas de Hamas han estado enviando desde hace semanas a niños y adolescentes a la zona fronteriza con Israel, usándolos para provocar a las tropas que montan guardia para cuidar su territorio soberano… y a nadie se le mueve un pelo. Claro que sí hay reacciones cuando muere alguien, si los disparos fueron del lado israelí.
Aclaremos : no minimizamos la necesidad de garantizar que no muera nadie que no suponía un peligro seguro para las tropas o para la barrera fronteriza, que es la protección del territorio ante infiltraciones hostiles. Nadie. Por eso, por ejemplo, estamos esperando los resultados de la investigación militar del caso de Muhamad Ayub, un jovencito palestino de 15 años, que murió al parecer de un tiro en la cabeza, cuando corría hacia la cerca, aparentemente desarmado, según se vio en un video que ha circulado en las redes sociales.
Pero el problema es que en medio de toda la situación creada por los terroristas, en medio de la humareda, de los ataques a la cerca, los neumáticos encendidos, las cometas con botellas incendiarias que prenden fuego a los campos de los kibutzim y la incitación, también puede haber errores. Fatales.
Aún antes de saber los detalles de lo sucedido, nos provocó gran angustia ver la foto de Muhamad sin vida. No menos angustia provoca saber que entre los vecinos de Israel, hay muchos Muhamad más, presos de Hamas, sujetos a su incitación e irresponsabilidad. Ellos, los dirigentes, cobardes, agitan desde atrás. Cuánta energía malgastada…cuánto tiempo dedicado a actos de odio que a nada conducen, en lugar de dedicar esfuerzos a mejorar algo de la situación del pueblo.
Los terroristas no van a escuchar.
Los boicoteadores , estén donde estén, en el mundo árabe mismo, Europa o América Latina, tampoco. Es que no es en realidad cuestión de ignorancia que se cura aprendiendo y conociendo la verdad.
Es simplemente odio anti israelí.
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