El poder de los judíos

Tras los sucesos de estos días en la frontera de Gaza con Israel resurge el argumento del combate desigual entre un Israel poderoso y unos débiles y pacíficos contrincantes. Dicho adjetivo suele ser el habitual para referirse a los judíos en muchos otros contextos. ¿Cuántas veces hemos oído y leído acerca del poder de los judíos en los reinos peninsulares medievales? Sin embargo, una vez concluida la Reconquista en 1492 y llegada la hora de saldar las deudas reales, son expulsados. ¿Qué poder tiene alguien al que puede despojársele de todo, incluso de cientos de años de asiento pacífico en una tierra, con sólo proclamarlo?

No es el primero ni el único caso: los cruzados arrasaron las poblaciones judías a su paso por la Europa medieval, los cosacos en la Edad Moderna y las turbas del imperio ruso en el siglo XIX masacraron a sus poblaciones judías esgrimiendo las mismas razones, coronando la secuencia la aniquilación sistemática del Holocausto. Si los judíos de Alemania eran tan poderosos, ¿cómo fue tan sencillo aniquilarlos y ampliar el radio de acción del genocidio a todas las áreas conquistadas? También se dice que los judíos dominamos los medios de comunicación. Si fuera así, ¿qué perversa lógica se esconde detrás de la militancia antisemita y el sesgo tan notoriamente anti-israelí en la mayoría de ellos? Para los paranoicos de las conspiraciones la ausencia de pruebas es la mejor demostración de sus fantasías racistas.

Confesemos: los judíos sí tenemos un poder, el de sobrevivir. Expulsados de nuestra tierra (y luego de muchas más) durante dos mil años, apoyados únicamente en la memoria escrita y oral (que recibimos justamente en una fecha como ésta de Shavuot que estamos celebrando), hemos visto surgir y desvanecerse a civilizaciones, imperios, naciones y estados. Israel no cumple en realidad 70 años sino miles, sólo que en estos días celebramos el coraje de un puñado de personas (muchas de ellas considerados despojos subhumanos hasta pocos años antes) para enfrentarse casi sin armas a la invasión de siete poderosos ejércitos árabes, demostrando el valor del auténtico poder.