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| sábado noviembre 23, 2024

¿Con protestas así, quién necesita explicar la ley de nacionalidad?


Traducido para Porisrael.org por Joseph Gabriel

Frente a las escenas y los gritos en la manifestación en Tel Aviv, no era posible enterrar la cabeza en el piso de concreto de la plaza. No era una protesta por la igualdad sino contra un estado judío.  Junto a una minoría que conscientemente niega la existencia del sionismo, marchó esta noche una multitud de israelíes frustrados por los resultados del sistema democrático

La solicitud de consideración que salió ayer al comienzo de la manifestación, para no enarbolar banderas de Palestina, era justificada. Palestina está allá, sobre la montaña. Donde se supone que los manifestantes deben establecer el estado de Palestina, sin una presencia judía, ni colectiva ni individual. Aquí, a la orilla del mar, está Israel. Aquí, según los organizadores de la manifestación, debería haber un estado binacional que vivirá en paz junto a ese estado-nación palestina de la montaña. Los manifestantes podrían arreglárselas aceptando borrar la Estrella de David de la bandera, dejando una bandera blanca con dos rayas. El color de las rayas todavía se puede discutir en el futuro.

Era imposible ayer (sábado) enterrar la cabeza en el piso de concreto de la plaza y no entender de qué se trataba la manifestación. Los organizadores, el “Comité de Seguimiento árabe-israelí”, pidieron la derogación de la ley nacional Estado-Nación, según ellos con razón justificada.

La ley de nacionalidad forjó una decisión histórica contra la voluntad de la mayoría absoluta en el Medio Oriente y una ruidosa minoría en Israel, la cual dice que en el Estado de Israel solo el pueblo judío puede realizar su derecho a la autodeterminación. El futuro de otras partes de la Tierra de Israel todavía está en negociación, pero los organizadores de la manifestación (el Comité de Seguimiento), tienen una visión diferente para el pequeño Israel, aquella que está dentro de la Línea Verde.

En hebreo, las demandas de igualdad de los derechos nacionales son difíciles de digerir y, por lo tanto, están ocultas. Afortunadamente, Google recuerda todo (vale la pena dedicar una lectura durante 15 minutos). No es realmente agradable decir frente a su vecino judío que no reconoce su derecho a la autodeterminación y su realización en su propio país. En árabe, suena mucho mejor, apropiadamente con la atmósfera en la región.

Pensé en los judíos que se unieron a la manifestación. Al igual que aquellos que compartieron la tendencia en Tel Aviv en la víspera de las elecciones para votar por la lista conjunta, ayer se dividieron en dos grupos: una minoría ideológica que conscientemente niega la existencia de un estado sionista, incluso si se encuentra al lado de Palestina. Y a su lado con los ojos cerrados, codo a codo con los miembros de Balad, el Movimiento Islámico y Hadash (partidos comunista y árabes), una gran multitud de israelíes frustrados por los resultados del sistema democrático, especialmente enojados porque no pueden confundirlos con los hechos.

El post-sionismo radical nunca ha sentido un abrazo más cálido que el que ganó del mismo grupo que decidió seleccionar las ideas de los organizadores de la manifestación y elegir solo la adecuada para ellos. La inteligencia artificial no habría hecho un mejor trabajo de procesamiento de datos quirúrgicos.

En Rusia los hubieran llamado «tontos útiles” al mismo grupo que cree firmemente en el principio de igualdad, pero que no se les habría ocurrido utilizar la bandera LGBT en la «demostración de igualdad» de ayer. Aquellos bellos y puros que exigen la igualdad de carga, pero solo para los judíos; aquellos mismos que se engalanan con la Declaración de Independencia en sus gargantas pero inclinan sus cabezas ante los nuevos hermanos de armas que demandan la implementación del derecho al retorno; y que no reconocen la legitimidad de una sola coma de esa misma declaración de independencia.

Ayer se necesitaba una gran contención frente al absurdo que clamaba al cielo humeante de Tel Aviv. Contención restringida con leve desesperación. Parece muy claro que nuestra marcha hacia la reconciliación obligada comenzará desde un lugar muy distante.

 

https://www.israelhayom.co.il/article/578739

 
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