El Secretario General de las Naciones Unidas Antonio Guterres publicó sus ideas respecto a cómo “proteger a los palestinos”, como parte de un informe pedido por la Asamblea General cuando adoptó en junio último una resolución en la que condenaba a Israel por el “uso excesivo de la fuerza”. Sugiere el envío de tropas armadas de la ONU, observadores desarmados, una presencia robusta de funcionarios civiles de la ONU o la intensificación de la ayuda de la ONU. Y a mí, modestamente, se me ocurre otra idea que extrañamente ni aparece en las propuestas de Guterres: definir bien quién es el enemigo, y comprender que quienes más han dañado a los palestinos han sido los terroristas salidos de su seno y aquellos de sus líderes que no velan por el buen futuro de su pueblo.
Es de ellos que hay que proteger a los palestinos. No de Israel.
– Comencemos por lo más actual y notorio: Hamas.
Su trayectoria de múltiples atentados terroristas contra la población civil israelí, nada aportó al pueblo palestino sino que, muy por el contrario, lo arriesgó cada vez que Israel debía tomar medidas para combatir ese terrorismo. No sólo lo arriesgó sino que tampoco pensó jamás en cómo ayudarle a debidamente a forjar su futuro. Cuando Israel se retiró de Gaza en agosto-setiembre del 2005, dejó en la Franja aproximadamente 3.000 invernaderos con buena tecnología, que podrían haber servido de buena fuente de sustento a gran cantidad de familias palestinas. En muy pocos días fueron destruidos por multitudes azuzadas por los terroristas. Imposible entenderlo si uno realmente piensa en el bien del pueblo. Hamas optó por usar el metal de las cañerías para fabricar cohetes que lanzó hacia Israel.
A eso se suma la realidad en la Franja de Gaza desde que Hamas tomó el poder hace ya más de 11 años, en junio del 2007. Hamas se abocó a fortalecer su infraestructura armada, contrabandeando a la Franja más de 30 toneladas de explosivos y 14.000 rifles, apenas se hizo con el gobierno. El territorio en el que antes se hallaban los asentamientos de los cuales Israel se retiró en agosto del 2005, fue convertido en bases de entrenamiento de los terroristas.
Hamas nunca usó los recursos que tenía a su disposición en beneficio de la población. Más de 120 millones de dólares fueron gastados en cemento para los túneles de Hamas en lugar del necesario desarrollo de infraestructuras civiles. En el cavado de esos túneles han muerto más de 400 palestinos, por lo menos 160 de ellos menores de edad.
La intensificación del disparo de cohetes desde Gaza hacia Israel ya muchos años atrás, bajo gobierno de Hamas, fue lo que llevó en su momento al gobierno israelí a declarar a Gaza como “entidad hostil”. Los miles de permisos a palestinos de Gaza que entraban diariamente a trabajar en Israel y recibían así un digno sustento para sus familias, fueron cancelados. Dentro de Gaza, el desempleo va en constante aumento. La Franja gobernada por el terrorismo y la corrupción de Hamas, no puede ofrecer alternativas laborales que impidan la crisis interna.
Y hace ya más de cuatro meses que Hamas expone a la población a una situación de choque con el ejército israelí, que no puede menos que actuar con firmeza para garantizar lo que haría cualquier ejército normal: impedir que irrumpan a su territorio soberano del lado vecino. Han muerto 170 palestinos en estos choques, la enorme mayoría miembros de Hamas y otros grupos armados, aunque también ha habido civiles. Ninguna de esas muertes se habría dado, de no ser por la incitación de Hamas, la promesa de violar la frontera hacia Israel y el intento constante de concretarlo.
Y hay otro pecado de Hamas para con su pueblo, difícil de palpar en datos precisos, pero nocivo indudablemente: el envenenamiento de la mente y el alma, apoyando el “martirologio”, transmitiendo un claro mensaje en favor del odio y la muerte, en lugar del apego a la vida, educando a niños y jóvenes a matar y no a esforzarse para construir un futuro digno en el que pueda convivir con su vecino israelí. Hamas sabe que esa vecindad podría arrojar frutos productivos para los palestinos, porque Israel siempre está pronto a compartir sus experiencias y su gran progreso tecnológico y científico. Pero Hamas opta por convertir la frontera entre Israel y Gaza en símbolo de conflicto y choque, no de potencial de cooperación.
Las responsabilidades de la Autoridad Palestina
Pero Hamas no está solo cuando se trata de culpas ante su propio pueblo.
Consideramos que la Autoridad Palestina no atiende las necesidades del pueblo, al rehusar hace años sentarse a negociar con Israel y al haber rechazado varias propuestas de acuerdo del lado israelí. Prefieren presionar a Israel en la arena internacional.
Las fallas no comenzaron ahora. El liderazgo palestino nunca ha llevado a su pueblo por buen camino. Desde los tiempos del Mufti de Jerusalem que se alió con los nazis y encabezó la incitación a los disturbios anti judíos, la opción fue por el “no”. De lo contrario, existiría un Estado árabe palestino desde 1948, así como existe desde entonces el Estado judío, Israel, tal cual había propuesto meses antes la Asamblea General de la ONU.
Hoy pecan al seguir transmitiendo por diversas vías a su pueblo el mensaje que Israel es usurpador, sin vínculo histórico ninguno con la tierra en la que fue erigido. Al no reconocer la legitimidad de la existencia de Israel, preparan el terreno para un conflicto continuo y eterno que nada aportará al pueblo palestino.
Hay también ejemplos más concretos de los pecados del liderazgo palestino ante su propio pueblo, por más que adornen todo con slogans sobre lucha, sacrificio y el “aporte” de los “mártires”. Tanto el Presidente Mahmud Abbas como su Primer Ministro Rami Hamdallah, priorizan el pago a presos palestinos (están en la cárcel israelí por haber cometido atentados) y a familias de terroristas muertos en atentados, por sobre la necesidad de destinar fondos , por ejemplo, a la educación.
Según informó el 15 de agosto la televisión oficial de la Autoridad Palestina, el Presidente Abbas dijo que “Israel los considera criminales. Pero aunque tengamos que cortar de nuestra propia carne, continuaremos apoyándolos y ayudándolos”. El problema aquí no pasa solamente por el mensaje que encierra el hecho que se premie con esos pagos a quienes mataron civiles israelíes (entre 400 y 3500 dólares por mes a familias de terroristas, dependiendo de a cuántos mataron o hirieron) . Hay un tema concreto de prioridades. Muy poco antes de la citada declaración de Abbas, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos UNRWA había dicho que no tenía suficiente dinero para abrir las escuelas en las que estudian 320 mil alumnos palestinos. En el interín ese problema se solucionó, pero Abbas no sugirió en ningún momento destinar fondos a ese fin.
Entendamos los números. Tras conseguir fondos extras, UNRWA anunció que le faltaban 217 millones de dólares para abrir las escuelas y permitir que funcionen todo el año lectivo. Por otra parte, la suma destinada por la Autoridad Palestina este años al pago a terroristas presos, terroristas excarcelados y familias de terroristas muertos y heridos, asciende a 403 millones de dólares, un claro aumento desde el año pasado, cuando la suma fue de 347 millones. Esto asciende a cerca del 10% del presupuesto anual de la Autoridad Palestina.
Volvamos a la ONU
– Bien sabemos que las mayorías automáticas y la hipocresía de la ONU, no dependen del Secretario General. Pero no es probable que alguien en un cargo como el de Antonio Guterres, no conozca los datos, no sepa cuál es la realidad.
Al no mencionar siquiera el terrorismo en su informe, el Secretario General está, a nuestro criterio, incumpliendo con su responsabilidad. Esconderlo no ayuda sino que potencia a los terroristas, les crea la ilusión de que se saldrán con la suya.
En realidad, nada debería sorprender cuando de política en la ONU se trata. El organismo internacional tiene proyectos humanitarios loables, pero cuando de política se trata, su trayectoria es absolutamente vergonzosa.
¿Cómo podemos esperar una actitud principista de una organización que viola constantemente los principios que juró defender? Si no fuera así, Irán que detiene a mujeres por no vestir el hijab, no sería elegido como miembro de la directiva de las Mujeres en la ONU. Si no fuera así Arabia Saudita no estaría en la Comisión de la ONU sobre el status de la Mujer ni en la Dirección Ejecutiva de Mujeres en la ONU. Y la Turquía del Presidente Erdogan no estaría en el Comité de ONGs de la ONU, que supervisa las actividades de grupos de Derechos Humanos de la organización. Ni Cuba en el Consejo de Derechos Humanos. Ni Siria había presidido la conferencia sobre Desarme avalada por la ONU ni tampoco encabezado el organismo que produjo la Convención de Armas Químicas que el régimen de Damasco usó contra su propia población.
Pero la ONU no cumple el mandato por el cual fue creada. Entonces, tampoco sabe cómo puede garantizar a los palestinos un futuro mejor.
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