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| lunes diciembre 23, 2024

Israel Y Hamas, Objetivos Desiguales


Así quedó el ómnibus israelí atacado desde Gaza por Hamas. Dos minutos antes del misil, habían bajado del bus 50 soldados.

Más allá de análisis militares y políticos sobre la situación actual a ambos lados de la frontera entre Israel y la Franja de Gaza, más allá de contar los cohetes de un lado y los ataques aéreos de otro, hay un elemento clave que lo explica todo: Israel es el único país del mundo libre que tiene de vecino a una entidad que funciona como un Estado, gobernada por una organización terrorista, o sea la Franja de Gaza bajo el régimen de Hamas.

Esta es la situación de la que deriva todo el resto. Y al respecto, hay puntos concretos a tener en cuenta. Por ellos, a nuestro criterio, pasan las explicaciones de fondo de la situación.

1) Hamas no reconoce la existencia del Estado de Israel, considera su territorio soberano como territorio ocupado y su declarado objetivo es combatirlo hasta su destrucción.

2) Los blancos de Hamas son las comunidades civiles israelíes. Buscan atacar especialmente a la población civil y es sobre sus cabezas que disparan cohetes. Israel por su parte, ataca a blancos de Hamas y otras organizaciones terroristas.

3) La única razón por la que no hay centenares de muertos israelíes en cada ataque, es que Israel ha dedicado enormes esfuerzos a desarrollar sistemas defensivos para proteger a su población. Las baterías de misiles anti-misiles «Cúpula de Hierro», interceptan en el aire cohetes que van en camino a impactar en zonas habitadas, lo cual salva vidas constantemente. A ello se agregan los refugios construidos en todas las casas ubicadas a 7 kms de la frontera con Gaza y en parte de las casas en distancias más lejanas, el sistema de alarmas y las estructuras protectoras dispersas por todo el sur, para que cada uno tenga dónde resguardarse en caso de necesidad.

4) Por el contrario, Hamas no dedica sus recursos a su población sino a su infraestructura armada. Un ejemplo concreto, de muchos. En el correr del último año, desde octubre del 2017, Israel descubrió unos 17 túneles subterráneos cavados por Hamas desde Gaza hacia territorio israelí. Cada uno de ellos, según estima Israel, cuesta unos 3 millones de dólares. Pero no se ha dedicado ni un centavo a construir una escuela o una clínica . Eso, mientras Hamas habla de carencias económicas de la situación.

5) No sólo que Hamas no trabaja por la población que gobierna sino que la expone y la usa. Los ataques violentos y armados contra la cerca fronteriza con Israel-que suelen ser presentados en las noticias como «protestas pacíficas» aunque siempre incluyen decenas de cargas explosivas y granadas – son llevados a cabo en medio de tumultos multitudinarios orquestados por Hamas, que terminan con numerosos heridos . Para Hamas, muertos y heridos palestinos, son combustible para su propaganda.

Hace ya meses que se analiza si acaso una nueva guerra contra Hamas-o sea algo mucho más amplio que operativos concretos de respuesta puntual a sus ataques- es una opción a tomar en cuenta para frenar sus ataques a diversos niveles. Todas las partes dicen que no tienen interés en una guerra, pero el problema es que la dinámica en el terreno a veces se va de las manos.

Es evidente que el Primer Ministro israelí Biniamin Netanyahu no se apresura a abrazar esta opción. Ya ha dicho recientemente que la guerra debe ser el último recurso, porque de allí, hay jóvenes que no vuelven. Aunque no tiene fe ninguna en la posibilidad de un arreglo político a largo plazo con Hamas, Netanyahu ha estado negociando a través de Egipto un entendimiento que incluya tanto garantías de calma en la zona, como medidas destinadas a fortalecer a la población civil en la Franja de Gaza. Ha tratado de maniobrar entre la aprobación de medidas para aliviar la situación dentro de Gaza y respuestas militares limitadas a cada ataque de Hamas.

A nivel táctico, el detonante de la escalada actual fue un operativo encubierto israelí dentro del territorio palestino, unos 3 kms dentro de la Franja de Gaza, que se complicó y terminó en tiroteos no planeados, en los que murieron 7 miembros de Hamas y un oficial israelí . Poco después, casi una veintena de cohetes fueron disparados desde Gaza a Israel como venganza de Hamas, Israel respondió atacando decenas de blancos militares de Hamas…Todo podría haber terminado allí.

Pero Hamas decidió seguir e inclusive intensificar la violencia.
Tras varias horas de tensa calma, en las que se pensaba que quizás había terminado esta vuelta de choques, Hamas disparó por la tarde un misil anti tanque hacia un ómnibus del que dos minutos antes habían bajado 50 soldados. Algo así se hace si la intención es deteriorar la situación en forma generalizada. En Israel se lo considera un «atentado estratégico». Y minutos después, comenzó la lluvia de cohetes. Primero, 200 cohetes y proyectiles en 40 minutos, a numerosas localidades del sur. Y en las horas siguientes, dos centenares más.
Hamas, aunque también ahora alega que no tiene interés en una guerra, intenta imponer una nueva ecuación en la que ataca a Israel pero Israel no puede responder. Lo ha dicho explícitamente: «Si Israel sigue respondiendo, profundizaremos nuestros ataques más allá de la frontera».

En realidad, ya lo comenzó a hacer. No disparó solamente hacia los poblados a corta distancia de la frontera entre Israel y Gaza sino también a las ciudades de Ashkelon, Ashdod, Netivot y Ofakim. Ha habido impactos directos en casas particulares y decenas de heridos.
Fuentes políticas israelíes y diversos analistas, señalaron que Israel no puede aceptar este ultimátum de una organización terrorista y permitir que sea Hamas quien determine el ritmo y tiempo de los acontecimientos. Eso es lo que ha logrado Hamas hacer en los últimos meses, captando claramente que Israel no tiene interés en una guerra.

En las últimas horas Israel ha comenzado a atacar blancos de Hamas considerados «cualitativos», de mayor importancia para la organización. Parece claro que si se ataca, la única forma en que tiene sentido hacerlo, es garantizando que a Hamas le duela.
El problema es que las consideraciones con las que se maneja un país normal que piensa en sus ciudadanos, no son las mismas que rigen a una organización terrorista que usa a los suyos para mal

 

 
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