Sal Emergui
Ramala- «Palestina no debe promover la censura ya sea en Internet o en cualquier otra forma de comunicación. Bloquear webs de noticias y otras medidas que evitan el acceso a la información y frenan la libertad de expresión contradicen los principios de la Ley Básica palestina». De esta forma rotunda, la dirigente de la OLP, Dr. Hanan Hashrawi, advierte a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) por intentar acallar las críticas en el indomable mundo de Internet o censurar a periodistas locales.
Ejemplos no faltan y suelen estar silenciados por las batallas internas, el eterno conflicto con Israel, la construcción en las colonias, la ocupación o simplemente porque no interesa airearlos. En los últimos meses, las autoridades palestinas han bloqueado ocho páginas electrónicas críticas con el presidente Abu Mazen. En su mayoría pertenecientes o vinculadas a Mohamed Dahlan, el polémico ex dirigente de Al Fatah y acérrimo rival del presidente Abu Mazen.
Dahlan-que denunció a Abu Mazen y sus hijos por supuesta corrupción- fue castigado con el destierro político al ser acusado, entre otras cosas, de planear un golpe para derrocar al presidente. El bloqueo fue efectuado por la compañía PalTel. «Nuestra misión es cumplir las ordenes e instrucciones de regulación», se justifica Ammar Aker, director ejecutivo.
Como protesta por lo que considera «ilegal e incorrecto», el ministro del Gobierno palestino liderado por Salam Fayad, Mashur Abu Daka, dimitió.
Hashrawi en defensa de la libertad de expresión en la sociedad palestina (Reuters)
Pero no se trata de un caso aislado. Periodistas, caricaturistas o blogueros han sido arrestados. Hace más de un año, la televisión de la ANP censuró un capítulo de su programa satírico dedicado a Libia y su dictador Moamar Gadafi. La versión oficial se basa en el temor a que la burla al excéntrico líder libio era excesiva y podía poner en peligro a los palestinos residentes en Libia. Su supresión provocó la crítica de muchos espectadores en Facebook que lanzaron sus dardos grupales contra los responsables del canal.
Pero no todo es permitido en Facebook. Hace dos meses, la académica palestina Ismat Abdul-Khaleq se atrevió a pedir la dimisión de Abu Mazen. La represalia no tardó en llegar. Agentes de la ANP la detuvieron. Según el Procurador General palestino, Ahmad al-Mughani, porque llamó «traidor» a Abu Mazen añadiendo que «estas calumniosas palabras van más allá de la libertad de expresión».
Al mismo tiempo, tres periodistas palestinos fueron arrestados e interrogados por publicar opiniones o reportajes comprometidos. Como Rami Samara- de la agencia oficial Waffa- que se burló en Facebook de los contactos del liderazgo palestino con Israel para reanudar el proceso de paz.
Youssef Al Shayeb, que trabajaba para el diario jordano Al-Ghad en Ramala, fue encarcelado bajo la acusación de difamar a las autoridades. Lo que había hecho fue informar de un supuesto caso de corrupción de una misión diplomática palestina en Paris. Su huelga de hambre de protesta apenas provocó reacciones.
Shayeb fue liberado pero su caso sirvió de advertencia ejemplar para otros periodistas palestinos: Primero, detención. Después, la publicación en el diario de excusas por el artículo. Como postre, Shayeb fue despedido.
La imagen satirizada de Gadafi, censurada en un programa de la TV palestina.
Las prácticas del liderazgo palestino en Cisjordania en todo lo que se refiere a la libertad de expresión aún no llegan a las del grupo islamista Hamas que controla la Franja de Gaza. El ejecutivo de Ismail Haniya censura, persigue, detiene y castiga a los habitantes que se atreven a lanzar críticas contra su régimen.
«Los acontecimientos ya no pueden ser silenciados. Aquí decíamos que Hamas practica terror contra la oposición sin imaginarnos que en Cisjordania la ANP puede censurarnos así», nos dice un periodista palestino cerca de la Mukata de Ramala.
Al-Mughani defiende el apagón selectivo de Internet (también llamado «censura»): «Algunas de las webs bloqueadas tenían como objetivo instruir a los palestinos a fabricar y usar bombas». Otros dirigentes denuncian que las críticas son calumnias y por tanto pueden ser castigadas.
Y acabamos como empezamos. Con el mensaje de Ashrawi que expresa su «profunda preocupación por estas violaciones de la libertad de opinión y expresión«: «Desgraciadamente estos últimos hechos minan nuestros esfuerzos para crear una sociedad palestina democrática, plural y tolerante. Es fundamental que protejamos la libertad de expresión, el acceso de información y todos los derechos fundamentales del pueblo palestino. Es esencial también en nuestra lucha contra la ocupación de Israel».
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