Policía jordano y uno de los israelíes (Foto: Ashira Shamaim)
No es secreto que a pesar del tratado de paz suscripto por Israel y Jordania en octubre de 1994, la actitud básica del pueblo jordano sigue siendo generalmente hostil a Israel. Está permitido viajar, grupos israelíes visitan Jordania, pero siempre a bajo perfil y generalmente la indicación es estar alertas y no hacer demasiado alarde de su condición de israelíes.
Esta vez, según testimonios de varios israelíes que viajaron a la ciudad nabatea de Petra con la compañía israelí “Ashira Shamaim” –que ha organizado paseos al lugar ya en numerosas ocasiones- fueron humillados por las autoridades jordanas ya en la frontera. Asimismo, se dejó en claro que no pueden rezar y según algunos testimonios, se intentó prohibirles hacerlo inclusive dentro de sus habitaciones privadas en el hotel en el que se hospedaban.
El incidente más notorio y difundido en las redes, ocurrió llegaron al lugar conocido como la tumba de Aharon HaCohen donde los jordanos aseguran que algunos de los israelíes se pusieron a rezar. Al parecer, está explícitamente prohibido hacerlo, algo de por sí problemático por cierto. Afuera, parte del grupo formó una ronda y bailó y cantó, contando después que fue para alegrar a uno de los niños que cumplía Bar Mitzva.
Tal como indican los reglamentos, el grupo estaba acompañado todo el tiempo por un policía jordano, que les hacía observaciones, indicaba que no bailen y no tomen fotos. A raíz de la difusión en las redes de la visita de los israelíes al lugar, el Ministro de Cultos de Jordania anunció que cierra la entrada a la tumba en cuestión, aunque Roni Ayalon, el guía turístico de la mencionada compañía, que fue quien llevó el grupo, aseguró que todo había sido coordinado de antemano como siempre con las autoridades.
Según Ayalon, el problema comenzó ya en la frontera, según informó el portal noticioso Ynet. “Entramos en coordinación con el ejército y la policía. Todos los años el grupo va con un guía jordano y un policía jordano, todo organizado. Este año, fue una exageración”.
El guía israelí contó que los problemas comenzaron ya en la frontera. “Pusimos las tzitziot (filacterias) dentro de la ropa y nos pusimos gorro. No íbamos para hacer problemas ni chocar con nadie. Pero desnudaron a todos. A las mujeres les hicieron sacar los pañuelos con los que se cubren la cabeza. A los hombres les sacaron las kipot. A todos nos hicieron sacar las camisas para ver si teníamos tzitziot debajo de la ropa, y se las hicieron sacar. Todo elemento religioso que encontraba, lo confiscaban”.
Una de las mujeres del grupo alega que uno de los funcionarios jordano le tiró del cabello, para ver si era peluca, algo propio de las mujeres religiosas.
Roni Ayalon contó que ya antes de llegar a la tumba, los jordanos les prohibían orar. “Paseamos en Wadi Ram, en el desierto. Como era la hora de la oración minjá y queríamos rezar, entramos en silencio a uno de los recovecos del desierto, pero el policía jordano vino detrás nuestro insistiendo que no recemos”. Según el guía israelí, cuando captaron que hay problemas, decidieron orar en el hotel.”Policías que estaban en el hotel golpearon la puerta de cada habitación, para cerciorarse inclusive en nuestras piezas privadas, que no estemos rezando”.
Cabe preguntarse qué escándalo mundial estallaría, con razón, si Israel le hiciera una mínima parte de todo esto, a fieles musulmanes.
Quienes terminarán perdiendo si esta actitud intolerante de parte de Jordania continúa, serán los mismos jordanos.