Estimados lectores de Diario Judío y Porisrael.org:
En esta ocasión les escribo de un grupo de personas en el Medio Oriente que forman entre 30 a 40 millones de personas y una diáspora que calculan en una cifra cercana al millón y medio de personas, me refiero a los kurdos.
Estudiando la Licenciatura en Relaciones Internacionales en el ITESO en la ciudad de Guadalajara, analizamos en clase el papel de la mujer kurda dentro del curso de mi penúltimo semestre “Conflictos Armados y Género”; sin embargo, a pesar de haber sido un tema de mucho interés político y social, seguía siendo una población muy lejana debido a que en México no hay registros de residentes kurdos. Ya egresando y al mudarme a Alemania, por fin conocí quiénes eran los kurdos en una forma tan humana y sencilla como mi primer jefe de empleo. Él siempre tuvo un trato humano, divertido, familiar; le gustaba vivir como un alemán, como holandés (al ser el primer país en recibirle después de salir de Turquía y darle ciudadanía), y desde luego, como su patria sin reconocimiento a la fecha, el Kurdistán. Algo más que rescato de este primer encuentro con la cultura kurda fue que mi “exjefe” me comentó que practicaba la primera religión monoteísta con origen en el zoroastrismo, pero que la mayoría de sus compatriotas eran musulmanes, otros eran cristianos católicos o armenios, y desde luego también había judíos. Un pueblo fascinante por su multiculturalismo y por su sueño de seguir siendo así, que como ejemplo les comento que mi exjefe le gustaba visitar la sinagoga de la ciudad de Münster y abrirnos su restaurante – bar para hacer cada mes el “jüdische Stammtisch” (reunión mensual de esparcimiento de jóvenes judíos). Con este panorama humano de un kurdo. Ahora si pasamos a la división del título y de la coyuntura del momento:
LO FEO
Lo más feo para el Kurdistán hoy día no es la ofensiva abiertamente dictada por el Presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan. Y aquí no meto a “los turcos” como los culpables, ya que generalizar sería una falta de respeto para tantos turcos que hoy día viven censurados, encarcelados y perseguidos. Lo más feo de esta situación es que una vez más el mundo le vuelve a dar la espalda al pueblo kurdo, una vez más no existe un Estado llamado Kurdistán en cada una de las regiones, sea en Irak, Irán, Siria o Turquía. Esta vez, le duele más al pueblo kurdo, ya que fue la última piedra en la espalda de todas aquellas y aquellos que sufrieron y héroes, los Peshmerga, que se enfrentaron al estado islámico frente a frente desde el 2015 a la fecha en Irak y Siria; los derrotaron, los encarcelaron y hasta el día de hoy seguían salvaguardando no únicamente a la población de la región sino al mundo entero de combatientes terroristas que venían desde Australia, Canadá, Estados Unidos, la Unión Europea y hasta la propia Rusia. Su labor continuó con respaldo estadounidense hasta el día 09 de octubre del presente año, cuando Donald J. Trump decide retirar a sus efectivos militares en la zona y dar luz verde a la tan absurda e irónicamente llamada por el gobierno en Ankara, “Operación Primavera de la Paz”.
Esta primavera ya empezó a tornarse invernal. En menos de una semana basado en el análisis de Federico Martín Gaon (experto en temas del Medio Oriente), Ankara tenía estructurada una ofensiva para rodear a los pueblos y aldeas contiguos, paralizando al enemigo, con mismas tácticas ya empleadas en las operaciones “Escudo del Éufrates” (2016) y “Rama de Olivo” (2018). La cifra de heridos, muertos y desplazados va en aumento cada hora, entre ellos una líder del partido secular “Futuro para Siria” y (según información del Observatorio Sirio de Derechos Humanos) un ataque dirigido contra periodistas. Lo feo es que, en lugar de un reconocimiento internacional o una mayor autonomía, ya ni decir el sueño de un Estado propio, los kurdos se enfrentan nuevamente a una amenaza de limpieza étnica como ya las que sobrevivieron en Turquía en la masacre de Zilan, en Irak en el genocidio de Anfal o por el propio estado islámico en Irak y Siria, decapitando a sus hombres, violando y vendiendo a sus mujeres y niños.
LO MALO
Por más presiones que se han venido para intentar frenar esta ofensiva, resulta que el daño ya está hecho y desde hace 99 años. Así es, el tratado de Sèvres, firmado por los vencedores de la Primera Guerra Mundial buscaba el futuro (a como ellos les convenía) del ya derrotado Imperio Otomano. Kurdistán no fue prioridad, había un oro negro que cuidar y que mejor que “divide y vencerás”. Entonces Turquía obtuvo el Kurdistán del norte, Francia el Kurdistán en el sur occidente en Siria, y Reino Unido el Kurdistán en Iraq. El colonialismo dio el recurso posterior a la segunda guerra mundial y a la descolonización, los kurdos siguieron en la deuda y tuvieron que optar por la diáspora o por aguantar. Los kurdos judíos se fueron a Israel, los demás en su mayoría a Alemania, otros más repartidos en otros países europeos, Canadá y Estados Unidos.
Cuando llegaron los años ochenta la población kurda tuvo una propia piedra que cargar no únicamente de falta de reconocimiento, sino de mala imagen. Aparecía el PKK “Partido de los Trabajadores del Kurdistán” en la región de Turquía, cometiendo atentados terroristas y de tendencia marxista-leninista. Como ya sabemos, ningún extremo llega a nada bueno.
Se vinieron las dos guerras en Irak, siendo que no fue un mero cuento que Saddam Hussein y su régimen en su momento contaron con armas químicas (aunque este argumento fue bien aprovechado para la segunda ofensiva estadounidense), estas fueron utilizadas, desde luego, contra los kurdos. Los kurdos sintieron que más allá de autónomos al aliarse con la coalición en Irak podían llegar cerca del tan anhelado Estado Kurdo, pero como ya lo ocurrido en estos momentos, la coalición se comenzó a retirar de la zona del conflicto, dejando un caos para el Kurdistán. La falta de orden originó que apareciera el estado islámico. Esta vez se retira nuevamente el ejército estadounidense, no hay orden, y en menos de una semana cientos de terroristas vuelven andar sueltos en el norte de Siria, al grado de que los propios comandantes peshmerga han dicho a los medios de comunicación que tienen dos opciones: defender a sus familias o dejar a sus familias por mantener el control de los prisioneros yihadistas, arriesgándose a ser heridos o muertos por la ofensiva de Ankara. Como último en lo malo, el mismo análisis de Federico Gaon anticipaba la alianza con el menor de los males para los kurdos (en Siria), las fuerzas del gobierno de Al Assad, que dicha decisión por parte de las fuerzas kurdas se traduce como el pago del sometimiento por mantenerse con vida y un aseguramiento del control por parte de Damasco.
LO BUENO
Como saben estimados lectores de este tan querido y abierto Diario Judío, puse el título en desorden conforme a lo acostumbrado. Esto lo hago porque en cada opinión que escribo no quiero que suene meramente informativo, sino que también pueda servir a manera de conciencia de lo que ocurre en nuestra sociedad global. Aquí hay aspectos positivos para el tema kurdo.
Primero que nada, hay que separar a políticos de individuos. Si volteamos a Turquía, no todos los turcos están de acuerdo con esta ofensiva. Recordemos que antes se tenía la estúpida idea de que la guerra siempre es negocio, pero cuando un país como Turquía ya tiene cargando sanciones económicas y fuertes devaluaciones, la guerra parece más una locura ideológica que significa gasto a una “Inversión” (por más asqueroso que se lea). En este mismo sentido de separación, sabemos bien que Israel políticamente no puede hacer mucho, pero socialmente sí. Lo político entre “King Bibi” y “King Erdogan” parece que cada año se tienen que aventar pedradas por su ego en la región, pero que al final saben que la relación económica traducida en cifras que alcanzan los 300 a 400 millones de dólares por mes y el status quo da para no ejercer mayor acción de provocación que sus comentarios. Esto es similar a lo que los países europeos (sobre todo los pertenecientes a la OTAN) “por fin se dieron cuenta” que el armamento vendido a Ankara para fines de “seguridad nacional” iba dirigido para las operaciones antes mencionadas y ya han decidido detener dichos embarques. Pero fuera de ahí nos encontramos todos los individuos que podemos darle un reconocimiento a los kurdos, las maniobras políticas no tienen nada que ver con el recuerdo de miles de seres humanos que han sido masacrados o que han dado su vida por un mundo sin el estado islámico, y eso lo saben muchos miembros de la sociedad israelí, de otros países musulmanes, la europea y los estadounidenses, entre otros.
Estimados lectores, tenemos que ver a los kurdos más allá del “PKK”, más allá de un pueblo “apátrida”, más allá de un sueño de estado nación que siendo realista y de manera lamentable seguirá sin cumplirse, pero que puede ser reconocido como una cultura de gran importancia en la cuna de las civilizaciones de la antigua Mesopotamia, de mujeres valientes que buscan una mayor equidad de género en la región y en la defensa de sus familias, pueblos y tradiciones. Kurdistán no será nuevamente olvidado en otra generación más. Si otros medios de comunicación no les dan la importancia, nosotros y el poder de los medios digitales, estoy seguro que lo haremos; su lucha contra el estado islámico no fue en saco roto y que sepan que no únicamente las montañas serán sus amigas, la amistad con Kurdistán comienza desde que conoces a la primera persona kurda y continuará al darle la importancia a quienes en distintas ciudades que visitamos (como: Ámsterdam, Berlín, Londres, Los Ángeles, París, entre otras) muestran su descontento y exigen justicia ante un atropello con sus bandera de color amarillo, verde y rojo; o roja, blanco y verde con un sol en el centro.
Por último, quiero compartirles las palabras de uno de los más grandes intelectuales de Francia, Bernard-Henri Lévy, entorno al reconocimiento del anhelo ya comentado o de al menos no volverles a dar la espalda en una entrevista para Octavian Report: “Cuando entendí la extensa ignorancia acerca del rol que han jugado los kurdos en la batalla común contra el oscurantismo y el terrorismo, me di cuenta que se tenía un gran trabajo que hacer, una gran labor que queda por realizarse con el objetivo de dar al mundo a conocer que esta gente es una gente muy cercana al espíritu de occidente”. Y al final de la entrevista, añadió en la interrogante del cómo poder ayudar: “Esto depende de cada uno. Si eres estudiante, ponte en contacto con estudiantes en el Kurdistán y construye puentes. Si eres un intelectual, ve y habla con intelectuales del Kurdistán. Si eres una persona de negocios, invierte en Kurdistán. Nosotros tenemos que hacer que la realidad se relacione con la rutina de nuestros valores”:
Quizás usted tendrá otros elementos que compartir o debatir acerca del Kurdistán que con mucho gusto nos gustaría conocer en el espacio de comentarios de esta opinión en Diario Judío o en la cuenta de twitter de un servidor @PabloQZepeda
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