El Presidente del Instituto Israelí de Democracia Yohanan Plesner presentó al Presidente del Estado Reuven Rivlin el informe anual sobre las percepciones de la ciudadanía en temas como la democracia israelí, la confianza en las instituciones de gobierno, el sentir acerca de Israel como Estado judío y democrático, entre otros puntos.
El resultado es una singular combinación de buen puntaje y varias críticas.
La conclusión más tajante y alentadora, es que la gran mayoría de los ciudadanos, tanto judíos como árabes (el 84%) no quisiera vivir en otro país, aunque se le diera la posibilidad de recibir ciudadanía de Estados Unidos o algún país de Europa Occidental.
El Presidente Rivlin, sumamente crítico de la situación política actual, rescató este dato y lo destacó. “El informe que me han presentado presenta un dato claro: la vasta mayoría de los israelíes-judíos, árabes, seculares, religiosos y Haredim, votantes de la derecha, la izquierda y el centro-todos quieren vivir aquí, en Israel”.
Rivlin expresó la esperanza que el 2020 “sea un año de unidad y colaboración entre todos los sectores de la sociedad israelí, sin ninguna excepción”.
La Profesora Tamar Hermann, Directora del Centro de Opinión Pública dentro del Instituto Israelí de Democracia, destacó que por un lado “el índice de este año refleja un deterioro en la satisfacción del ciudadano israelí con el funcionamiento del Estado, en particular el sistema político, a un punto que se percibe como dañino para la resiliencia de la democracia israelí”. “A pesar de ello”-destacó-“los israelíes no prefieren mudarse a ningún otro lado y hemos registrado altos niveles de sentimiento de pertenencia al colectivo israelí, así como un profundo interés en los asuntos del Estado”.
Al igual que en los informes de años anteriores, la evaluación de la ciudadanía judía y árabe respecto a la situación general de Israel, es positiva: el 50% considera que la situación es buena o muy buena, aunque hay diferencias entre los identificados con la derecha, el centro o la izquierda. Entre quienes se presentan como de derecha, el 68% dice que la situación es buena o muy buena, el porcentaje baja al 42% entre la gente de centro y a 24% entre gente de izquierda.
Algunos índices interesantes
Tzahal (Fuerzas de Defensa de Israel), sigue siendo, como todos los años anteriores, la institución en la que la ciudadanía tiene mayor confianza: el 90% de los israelíes judíos. Luego está la Presidencia, con 71% y la Suprema Corte de Justicia con 55%. Menos de la mitad de los israelíes judíos confía en la policía (44%) y sólo el 36% confía en los medios de comunicación. El nivel más bajo de confianza es el que inspiran el gobierno y la Kneset (30% cada uno) y los partidos políticos, con solamente el 14%.
“El año pasado ha estado caracterizado por un continuo ataque al profesionalismo y la integridad de los funcionarios públicos y las instituciones del Estado de Derecho y el mantenimiento del orden”, recordó el Presidente del Instituto Israelí de Democracia Yohanan Plesner, en referencia a las duras críticas del propio Primer Ministro y figuras de la coalición de gobierno a todos los relacionados a sus investigaciones. “Pero vemos que esos asaltos han tenido muy poco efecto sobre las posiciones del público”, agregó Plesner, resaltando que “la confianza pública en la Corte Suprema aún es cuatro veces mayor que la que tiene en los partidos políticos”. “Los políticos que se apresuran a atacar a las instituciones encargadas del cumplimiento de la ley en nombre del ´pueblo´, harían bien en pensar dos veces antes de hacerlo”, resumió.
El Presidente Rivlin se manifestó preocupado por la situación actual. “Hace ya un año que hay en Israel un gobierno de transición. Hace ya un año que los desafíos de seguridad, los económicos, sociales y diplomáticos con los que tenemos que lidiar, no reciben la atención que merecerían de parte de un gobierno estable”, criticó. “Uno no necesita ser un experto para entender que estamos perdiendo control. La situación en la que nos hallamos hoy es problemática y hasta peligrosa, porque la confianza del público en las instituciones de la democracia –las elecciones, los partidos políticos y la Kneset-se ha erosionado”.
Rivlin también hizo referencia al estancamiento político, estimando que desgasta la confianza “en nuestra habilidad para trabajar y vivir juntos”.
Dátos éstos reveladores del sentir de la ciudadania israeli, tan poliédrica ella en su extracto y conformacion, que arrojan luz sobre el descrédito que vive la clase politica en Israel, algo por otra parte similar a lo que viene sucediendo en paises de la U.E como España, Francia o Italia por ejemplo; pero que en contraposicion a este hecho, pone de manifiesto el deseo mayoritario de su poblacion de seguir viviendo en ese pais…
por utilizar el conocido dicho; «algo pues tendrá el água cuando la bendicen» …