Primer acto: En enero de este año, cuando el presidente depuesto de Honduras, Manuel Zelaya, nombró a Patricia Rodas como canciller, en un hecho que asombró a todos dadas sus ideas izquierdistas y sus simpatías con la revolución cubana y la utopía sandinista, muchos temieron que las cosas iban a cambiar y que incluso se podría producir un giro en la política exterior de este país tradicionalmente pronorteamericano, pro-israelí y pro-occidental. Así fue: apenas llevaba unas semanas como canciller, Rodas comenzó sus relaciones con los países del ALBA, se acercó abiertamente a la Venezuela de Chávez y mantuvo contactos oficiales con el país más antisemita del mundo, Irán. Incluso se anuncio el próximo establecimiento de relaciones con la satrapía de Teherán. El alejamiento de Honduras con respecto a Israel y los Estados Unidos estaba servido, la comunidad judía hondureña puso el grito en el cielo y la «venezuelización» de Honduras se atisbaba claramente si no hubiera sido por los acontecimientos del 28 de junio.
Segundo acto: 28 de junio, 2009. Las Fuerzas Armadas de Honduras, siguiendo el mandato constitucional que el Congreso de la República les han entregado, destituyen al presidente Zelaya y comienza una nueva era para el país. Roberto Micheletti es nombrado nuevo presidente de acuerdo a los pasos que marca el ordenamiento político y constitucional hondureño. Miles de zelayistas toman las calles de las principales ciudades hondureñas y embadurnan las paredes de la Catedral de Tegucigalpa con pintadas ilustrativas de su pensamiento: «¡Fuera los judíos de Honduras!». Para el presidente de la Comunidad Judía de San Pedro Sula, Nathan Stayerman Matalon, en declaraciones a la Agencia Judía de Noticias (AJN), Honduras, bajo Zelaya, estaba muy cerca de acabar como la Venezuela chavista, cuyo ejemplo era seguido al pie de la letra por las anteriores autoridades. Y Chávez, ya saben, primero señala a los judíos como culpables de todos los males, usando para ello a Israel, y después sus «secciones asalto» atacan.
Tercer acto: Comienzos de julio, 2009. Nada más conocerse la destitución de Zelaya, el diputado venezolano Adel El Zabayar, perteneciente a la mayoría chavista del parlamento (sólo hay un partido por cierto, el del máximo líder), aseguraba que Israel estaba detrás del golpe de Estado en Honduras. Según El Zabayar, el Mossad, en abierta cooperación con la ultraderecha hondureña y la CIA, ejecutó el supuesto golpe contra Zelaya. El sionismo internacional, continuaba, controla la vida política de los Estados Unidos y «podemos decir, incluso, que dirige la política del Departamento de Estado». E iba más allá y acusaba: «El sionismo internacional es un cáncer que existe en el mundo y se deben de tomar acciones para limitar su acción en la región». Se atacaba a Israel, al sionismo, y por ende, como suele ser usual, a los judíos porque en su «experiencia en Oriente Medio» -se referiría seguramente a Hamas y Hizbula- hay formas de luchar contra tales acciones.
Cuarto acto: 25 de septiembre, 2009. La ex canciller Patricia Rodas asegura que los gases tóxicos empleados por las fuerzas de seguridad hondureñas, que tan sólo se defendían de los violentos ataques perpetrados por los zelayistas, son «israelíes», como si la nacionalidad de los gases lacrimógenos empleados fuera determinante en los acontecimientos que se sucedían en este país. Pero Rodas, llevada por su judeofobia indisimulada, llegó a acusar al ciudadano israelí Yehuda Leitner de haber llevado esas mercancías usadas por las fuerzas antidisturbios hasta Tegucigalpa y de ser cómplice, junto a dos empresas hondureñas, de servir a la represión de las turbas que la secundan. En la misma línea, y en esos días, un miembro de la resistencia hondureña, José Luis Baquedano, acusó al ejército de Israel de estar entrenando y asesorando a las Fuerzas Armadas de Honduras, aspecto este último totalmente negado por el Estado hebreo. Israel siempre es culpable de todos los males, incluido el golpe de Estado de Honduras que nunca fue tal.
Quinto acto: 30 de septiembre, 2009. Mientras que el ex presidente Zelaya atiza el fuego para la confrontación civil en la embajada brasileña de Tegucigalpa, en un episodio tan lamentable como patético que mancha para siempre la imagen de seriedad y responsabilidad de Brasil, un dirigente zelayista, David Romero Ellner, asegura, en al menos tres ocasiones, su disgusto por el hecho de que el máximo dirigente nazi no consiguiera su objetivo de exterminar a los judíos de todo el mundo. Romero comienza diciendo que «hay veces que me pregunto si Hitler no tuvo, tuvo la razón de haber terminado con esa raza con el famoso Holocausto». Poco después, afirma que «me pregunto por qué, por qué no dejamos a Hitler que cumpliera su misión histórica», para concluir que «creo que debió haber sido justo y valedero que Hitler hubiese terminado su visión histórica». Tales declaraciones fueron realizadas a Radio Globo, causalmente la emisora cerrada por Micheletti por sus ideas «democráticas», según el tandem Zelaya-Rodas. Al día de hoy, todavía esperamos una condena de Zelaya o de la canciller Rodas sobre este «rosario» de exabruptos y gestos absolutamente inapropiados hacia el pueblo judío. Seguramente nunca se producirán. ¿O es que, acaso, los comparten?
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De cuáles mentiras estás hablando ? Acaso no has leído los Protocolos Sionistas ? bien, los puedes leer entonces y cerrar el pico.
Los judíos solo se quieren entre ustedes; si los demás somos GOIM, por qué habríamos de aceptar ese desprecio y apoyarlos ? no será acaso una proyección ?
Se quejan de que los persiguieron y uds. persiguen A TODO EL MUNDO, ENTERO todo el tiempo y milenios ! además de a sus vecinos, por eso viven justificando cada cosa que hacen.
Qué se siente al hacerle tanto daño al mundo ?