Atentado en Jerusalem. Foto: Eli Farhi Maguen David Adom
La tensión en el terreno va en aumento. Una secuencia de ataques, enfrentamientos e incidentes violentos y hasta disparos por error, han creado una atmósfera problemática por la cual se anuncian refuerzos policiales en Jerusalem y de tropas de Tzahal en Judea y Samaria (Cisjordania). De fondo hay una gran incitación en las redes. Y en Israel se teme que se reitere la situación que se dio cerca de finales del 2015, que en gran medida por el fenómeno de “imitación”, se lidió con lo que se llamó la “intifada de los cuchillos”.
Esta ha sido la secuencia de ataques del jueves 6 de febrero:
– De madrugada, 12 soldados resultan heridos en una calle de Jerusalem al ser embestidos mientras caminaban, por un coche que logró huir. Horas después, el responsable fue detenido en Bet Jalla junto a Belén.Ocurrió junto a “Mitjam Hatajaná”, la primera estación de tren de Jerusalem, convertida en los últimos años en un atractivo sitio de recreo. Los jóvenes efectivos de Tzahal se hallaban en camino al Muro de los Lamentos, donde iban a participar en el tradicional acto de juramento al haber finalizado su entrenamiento básico. Al anochecer fue detenido el responsable del atentado.
-Al mediodía, un policía israelí resulta herido en uno de los accesos al Monte del Templo, por un hombre que abrió fuego frontalmente y luego huyó. Casi inmediatamente lograron alcanzarlo y murió baleado. Resultó ser un árabe ciudadano de Israel, dueño de una florería en Haifa, que hace unos años se había convertido del Cristianismo al Islam.
Pocas horas más tarde, un palestino abrió fuego a una patrulla israelí que montaba guardia cerca de la comunidad de Dolev y logró escapar. Aún lo están buscando.
Por su parte, los palestinos cuentan 3 muertos en los últimos días. El primero fue Muhamad Salman al-Haddad en Hebron, durante los violentos enfrentamientos con tropas israelíes. Según el ejército,el palestino fue baleado tras lanzar una botella incendiaria y cuando, según algunos testimonios, se disponía a tirar otra.
Este jueves, en Jenin, murió Tariq Badwan, cadete en los servicios de seguridad palestinos, que según fuentes israelíes, estaba participando en los tumultos. Los choques en Jenin estallaron no sólo como parte de las protestas violentas contra el plan de Trump sino también a raíz de la entrada de Tzahal a la ciudad, a demoler la casa de un terrorista que mató tiempo atrás a un rabino en un atentado. La decisión de llevar a cabo esa demolición, previamente autorizada, justamente en este momento de por sí tan tenso, fue discutida por algunos analistas israelíes que se preguntaron si no se podría haber postergado.
Y en otro incidente separado, un soldado de la unidad Najal disparó y mató a un policía palestino al que vio armado y en medio de un tumulto, confundió con un terrorista. Muy poco después el ejército admitió que se había equivocado y transmitió un mensaje en este sentido a los servicios de seguridad palestinos.
En esta situación, con una creciente incitación de fondo, con un problemático tono de parte del propio liderazgo palestino y los llamados explícitos de Hamas a caldear los ánimos lo más posible en Cisjordania, Israel eleva su grado de alerta. Este viernes será un día clave de prueba, por las plegarias en las mezquitas.
Al finalizar una reunión de la cúpula de la Policía con el Ministro de Seguridad interna Gilad Erdan, este aseguró que el atentado en el Monte del Templo era resultado “de la incitación palestina”, y que había sido perpetrado “en el lugar más delicado”. “Debemos actuar en forma terminante para mantener el status quo”, aseguró.
Moti Cohen, Inspector General de la Policía en funciones, anunció que “todas las fuerzas estrecharán la seguridad, con énfasis en Jerusalem”, agregando que “continuaremos respondiendo ante el terrorismo siempre que sea necesario, a fin de preservar la seguridad de la ciudadanía”.
Un elemento clave que entra en juego es el fenómeno conocido como “imitación”, con lo que se hace referencia a iniciativas particulares, aisladas-o no sea no necesariamente producto de una organización o planificación previa- de palestinos radicalizados que ven un atentado “exitoso” y cuando tienen oportunidad, también intentan atacar. La conciencia al respecto se refleja en instrucciones a los efectivos en el terreno, acerca de cómo actuar.
Al mismo tiempo, según fuentes allegadas al ejército, la intención es minimizar también el riesgo de muertos del lado palestino ya que cada caso incendia más aún el terreno.
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