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La parashá Tazría continúa con la discusión de las leyes de Pureza e Impureza ritual.
Una mujer que da a luz debe pasar por un proceso de purificación, que incluye la inmersión en una mikve (una pileta de agua reunida naturalmente) y traer ofrendas al Templo. Todos los varones que nacen deben ser circuncidados en el octavo día de vida.
Tzaráat es una plaga supernatural, que también puede afectar ropas. Si aparecen manchas blancas o rosas en la piel de una persona (rosas o verdosas en las ropas), un Cohen es llamado. Juzgando los diferentes signos, como un incremento en el tamaño del área afectada luego de una cuarentena de siete días, el Cohen pronuncia la mancha como impura o pura.
Una persona afligida con Tzaráat debe vivir sola fuera del campamento (o la ciudad) hasta curarse. El área afligida en una ropa debe ser removida y, si la Tzaráat reaparece, toda la ropa debe ser quemada.
La sección Metzorá comienza a describir el proceso a través del cual el metzorá recuperado es purificado por el Cohen con un procedimiento especial que incluye dos palomas, agua de un manantial, una vasija de barro, un pedazo de madera de cedro, una cinta de color púrpura y un ramo de mirto.
Una casa también puede ser afectada por la tzaráat a través de la aparición de manchas rojizas o verdosas en las paredes. En un proceso que dura como mucho diecinueve días, un Cohen determina si la casa puede ser purificada o debe ser demolida.
La emisión de una descarga seminal u otra en un hombre y la menstruación u otra descarga de sangre en una mujer indican un estado de impureza ritual que necesita de un proceso de purificación a través de la inmersión en una mikve – baño ritual
¿DÓNDE ESTÁ EL PECADO?
Al describir el procedimiento por el cual una mujer que ha dado a luz debe purificarse tras el período de espera estipulado en la Torá encontramos algo curioso. Entre las ofrendas que la mujer debía traer había una de ¡¡¡CULPA COMO EXPIACIÓN!!! ¿Qué pecado comete al dar a luz? ¿Acaso no es algo hermoso la maternidad? La explicación es la siguiente:
Es sabido que el embarazo para una mujer es un período en que sufre todo tipo de molestias: dolores, náuseas, incomodidad, etc. Y cuando llega el momento del parto los dolores son terribles (dicen que un hombre no podría soportarlos). Entonces la mujer, en ese momento jura y perjura que su marido no volverá a tocarla. Pero después, cuando le traen al bebé y lo ponen sobre su pecho, todas las molestias y los dolores desaparecen, dando lugar a un sentimiento de ternura. Y es entonces que la mujer se arrepiente de su juramento.
Y es por ese juramento en vano que la mujer debe traer un sacrificio de culpa como expiación.
Detrás de cada nubarrón hay una bendición
Por Yossy Goldman
¿Hay una bendición disfrazada dentro de cada maldición? Debemos admitir, no siempre es fácil discernir, pero la mayoría de las veces creemos en este concepto.
La lectura de la Torá de esta semana trata de la purificación de aquellos afectados por un extraño mal similar a la lepra conocido como tzaarat (¡Una palabra inexplicablemente similar a tzores!) La Parashá enumera diferentes tipos de manifestación de tzaarat —en el cuerpo de la persona, en sus ropas o, aun en las paredes de su hogar. En el último caso, si tras el necesario período de cuarentena la mancha no retrocedía, las piedras de la pared afectada tenían que ser quitadas y reemplazadas por piedras nuevas.
Imagine que las paredes de su casa son demolidas. ¿Es una bendición o una maldición? No hay duda que el propietario de la casa en cuestión no se sentirá particularmente bendecido. Pero de acuerdo con nuestros sabios, el caso era a menudo diferente para los israelitas que vivían en Tierra Santa. Los anteriores habitantes cananeos de la tierra habían ocultado sus tesoros en las paredes mismas de sus casas. La única manera en que un israelita podía descubrir esos valores ocultos era si las piedras de la casa debían ser quitadas. Cuando esto ocurría, no llevaba mucho tiempo para que el pobre desdichado dueño de casa afectado por tzaarat se transformara en el rico heredero de una recientemente hallada fortuna. Repentinamente su oscura nube se llenaba de una cobertura de plata, oro y toda clase de objetos preciosos. Para él, en un momento, la maldición se convertía en bendición.
Hace un tiempo el negocio de un amigo fue liquidado. Naturalmente él estaba absolutamente desolado. Tras un tiempo abrió un nuevo negocio, el cual, gracias a Di-s, prosperó. Posteriormente me confesó que, viéndolo en retrospectiva, pudo ver cómo la anterior bancarrota fue verdaderamente una bendición. Aun recuerdo sus palabras: «Antes trabajábamos para los bancos, ahora trabajamos para nuestras familias».
Una mujer de mi congregación sufría una enfermedad cardiaca y los médicos dijeron que necesitaba una operación de bypass. Pero también tenía otras complicaciones médicas que hacían muy peligrosa la operación de corazón. Su calidad de vida era muy pobre. Si salía a caminar, debía detenerse a descansar cada pocos minutos. Entonces, un día, ella sufrió un ataque al corazón. Fue llevada de urgencia al hospital y los médicos dijeron que su única posibilidad de supervivencia era un bypass de urgencia. Había un 50/50 de oportunidad de éxito, pero si no lo hacían no habría ninguna oportunidad. Llevaron a cabo la operación y, gracias a Di-s, se recuperó completamente, disfrutando de muchos años de una calidad de vida grandemente mejorada, con najat de los hijos y los nietos. Por años ella bromeaba «Gracias a Di-s tuve un ataque al corazón. ¡Tuve mi bypass!» No era una broma.
Sería ingenuo sugerir que todo funciona siempre así. La vida no es tan simple, y a veces toma mucho tiempo el ver el bien oculto en los traumas y dificultades de la vida. Pero continuamos creyendo que Di-s es bueno, que lo que El hace realmente es buscar lo mejor para nosotros y que un día, en retrospectiva, veremos cómo cada una de nuestras frustraciones de alguna manera sirvieron para nuestro bien a un largo plazo. (www.es.chabad.org)
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