Alejandro Frias
http://www.mdzol.com/mdz/nota/409871-jerusalen-la-tierra-santa-en-permanente-conflicto/
Leonardo Senkman estuvo en Mendoza dictando un curso en la Facultad de Filosofía y Letras. El investigador es miembro del Movimiento Pacifista de Israel, por eso recurrimos a él para conversar sobre el conflicto entre israelíes y palestinos por Jerusalén. Un conflicto que involucra a tres religiones.
Participa en el Movimiento Pacifista de Israel, por eso, es una voz autorizada para referirse al conflicto israelí-palestino por la ciudad santa de Jerusalén.
El investigador Leonardo Senkman estuvo en Mendoza para dictar un curso en la Facultad de Filosofía y Letras, y MDZ Online aprovechó para encontrarse con él y conocer su opinión sobre uno de los espacios que más conflictos genera en Oriente Medio: Jerusalén.
Considerada tierra santa por tres religiones, la ciudad de Jerusalén es uno de los puntos que complica el diálogo en el conflicto entre Israel y Palestina. Leonardo Senkman, en un reportaje, se refirió a la posibilidad de dos soluciones, la de la internacionalidad y la de la binacionalidad para administrar Jerusalén.
En ese punto nos paramos para comenzar el diálogo con Senkman, y a partir de esto el investigador sostuvo: “El de Jerusalén es un conflicto no solamente entre los palestinos y los israelíes, sino también con los países árabes. Con Egipto hay un tratado de paz, pero con Siria no, por ejemplo, además, es un tema complejo porque Jerusalén es una ciudad santa, una de las tres o cuatro que quedan en el mundo, sagrada para los judíos, para los cristianos y para los musulmanes, cada uno por razones distintas, entonces, cuando se plantea el tema de la resolución de ese conflicto, los israelíes quieren establecer Jerusalén como la capital histórica del pueblo judío y del Estado de Israel, aplicando el principio de soberanía, en el sentido de que la soberanía nacional también pasa por la capital. Los palestinos, cuando hablan de Al-Quds, que es el nombre árabe de Jerusalén, plantean exigir también en el este la soberanía del futuro Estado palestino. Es decir, en ese conflicto, el principio de soberanía no sirve para llegar a un acuerdo, porque una ciudad sagrada no puede ser dividida, entonces hay un choque entre el principio de soberanía nacional, territorial, y el principio de una ciudad cuya sacralidad requiere otro tipo de solución, porque se trata de transformar ese espacio sagrado en un espacio no solamente para la gente que vive allí, sino también para los fieles que viven en todo el mundo.
– A los que se suman los cristianos.
– Claro, y la solución cristiana, la del Vaticano, plantea la internacionalización de la ciudad, pero judíos y palestinos plantean la soberanía nacional, la nacionalización. La internacionalización implica que no pertenece a una comunidad nacional, sino a una internacional, y yo creo que la internacionalización tampoco es la solución, porque es una forma para que la comunidad internacional intervenga en un espacio que es trasnacional. Yo diferencio entre una solución trasnacional y una internacional. ¿Cómo se puede solucionar un conflicto en un espacio sagrado que no es de toda la comunidad internacional, es de la comunidad de los fieles? Aquí hay que buscar una fórmula que no sea la binacionalidad y tampoco la internacionalización.
– También está el tema de qué organismo internacional controlaría la convivencia en Jerusalén.
– Por supuesto. Por eso yo rescato del principio de internacionalización la no división de la ciudad, una ciudad sagrada no puede estar dividida. A mí me tocó discutir eso en Madrid con cristianos, musulmanes y judíos, y mi posición no le gustaba a nadie. Porque todo esto tiene que ver con las imágenes que tienen judíos, cristianos y musulmanes de Jerusalén. Para los judíos forma parte de la tierra santa, para los musulmanes es el lugar donde Mahoma se fue al cielo y para los cristianos es el lugar donde Cristo tuvo la pasión, entonces, hay una distinta interpretación de la sacralidad de Jerusalén, y esto también hace que la solución sea una cosa muy distinta. Es el tema más difícil, porque si hay algo complicado es los espacios sagrados, que genera una violencia también sagrada, que es la peor de las violencias, ya sabemos que la violencia sagrada no razona, porque hace de una ciudad un absoluto y la única verdad es la de la religión de cada uno, entonces, si para afirmar mi realidad tengo que descalificar a la otra, no se puede llegar a un acuerdo, por eso creo que, de todo el conflicto, la situación de Jerusalén va a ser la más complicada para resolver.
– ¿Y no es válida la opción de la binacionalidad?
– En los hechos, Jerusalén es una ciudad binacional donde conviven dos pueblos que disputan ese territorio. Ahora, la idea fue propuesta por gente de la envergadura de Martin Buber, por ejemplo, que cuando se proclamó el Estado de Israel, en 1948, ellos ya estaban en contra, porque pensaban que la salida binacional era una salida que podía evitar la guerra. Pero en el 48 a lo mejor se podía llegar a un acuerdo de esa naturaleza, no creo que se pueda ahora, cuando comunidades binacionales y multiétnicas estallan en conflictos interreligiosos y sobre todo nacionales, es decir, el modelo de un Estado binacional hoy en la realidad de Oriente Medio yo no la veo factible, a lo mejor lo hubiera sido cuando gente como Buber lo proponían.
– Entonces, si es difícil la binacionalidad y la internacionalización no es aconsejable, ¿el conflicto es irresoluble?
– Creo que la idea tendría que ser la de la partición, que atenta contra la idea de una unidad de Jerusalén, pero el problema central es la voluntad política de partirla en un Estado palestino y un Estado judío, pero está enfrentado con una negativa también de parte de los palestinos de aceptar al Estado judío como un Estado nacional, entonces, primero se tienen que poner de acuerdo israelíes y palestinos con la partición para que sea viable la solución biestatal. Cuando se habla de la solución biestatal se habla de dos estados nacionales, uno que ya existe y otro que tiene que existir, y ahí está también la trampa, porque al plantear la existencia de dos estados nacionales, el principio de soberanía aparece como la demanda imposible de eludir, entonces hay una dificultad real aun para aquellos que quieren llegar a un acuerdo para la paz, de establecer o proponer una solución para Jerusalén. Pueden estar de acuerdo en otros lugares del país, pero no están de acuerdo con la posible solución de partir Jerusalén. Yo lo veo como algo casi insoluble. Considerando que es un lugar al que concurren fieles de tres religiones y de todo el mundo. Yo creo que el tema merecería pensar la solución eludiendo las trampas del nacionalismo, del exclusivismo o de la soberanía.
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