Partidarios de Hisbollah en Beirut/ Reuters
Las tensiones a lo largo de la frontera norte durante la semana pasada le han recordado a Israel y a la comunidad internacional la existencia del Líbano.
El Líbano se enfrenta a una crisis económica y social, quizás la más aguda que ha experimentado en las últimas décadas. En su mayor parte, esta crisis no fue causada por la pandemia de coronavirus y sus ramificaciones económicas. Más bien, es principalmente el resultado de una estrategia estadounidense de guerra económica total contra Irán y sus representantes. La administración Trump se ha dado cuenta que para herir a Hezbolá en un nivel profundo, la organización debe separarse de la economía libanesa y con énfasis en el sistema bancario del país.
Sin embargo, debido a la estructura social y económica del Líbano, esto no se puede lograr con acciones precisas. Más bien, de forma similar a combatir un crecimiento canceroso, solo se puede hacer con quimioterapia que destruye, entre otras cosas, la salud general del organismo, en otras palabras, la economía libanesa.
De hecho, una verdadera guerra económica contra Hezbollah requiere que se tomen medidas duras contra el Líbano en su conjunto, porque durante años los líderes de Hezbollah han entrelazado la organización con el sistema económico del país. La campaña económica estadounidense, que por primera vez recibe el respaldo de países europeos, entre ellos Alemania, coloca a Hezbollah en una realidad financiera muy dura.
Los ingresos de Hezbollah de sus actividades criminales han caído significativamente desde que los estadounidenses renovaron el «Proyecto Cassandra», que fue suspendido por la administración Obama y tiene como objetivo socavar la financiación de Hezbollah de fuentes de drogas ilícitas. Otros factores: países europeos que exponen y apuntan a las actividades financieras del grupo, Irán recortando su presupuesto de Hezbollah, el asesinato del comandante de la Fuerza Quds, Qassem Soleimani, gastar grandes sumas de dinero en la guerra civil en Siria y el coronavirus, todos han jugado un papel en la devastación de las finanzas del grupo.
Hezbollah necesitaba la última escaramuza fronteriza con Israel para ayudarlo a recuperar algo del brillo y el prestigio que ha perdido a nivel nacional.
Necesita desesperadamente hacer algo para mantener su influencia y estatus en el país. Por lo tanto, un incidente de seguridad con Israel puede desviar a la opinión pública de la dura realidad del país y reposicionar a Hezbollah en el centro del escenario.
Traducido para Porisrael.org por Dori Lustron
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