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| viernes noviembre 22, 2024

La primavera fue un engaño


Salvador Sostres

elmundo.es/guantanamo

Mientras la prensa local se entretiene contando manifestantes de festivo por la tarde, algo realmente importante está ocurriendo en el mundo árabe. El embajador americano en Libia ha sido asesinado y las embajadas estadounidenses en Egipto y en el Yemen han sido gravemente atacadas.

Después de tanto criminalizar a Gadafi, nuestro extravagante aliado como acertadamente le definió Aznar, y después de haber acabado con Mubarak, que era más nuestro que Obama, y que garantizaba la seguridad de la frontera con Israel y por lo tanto la pervivencia de un cierto orden occidental, los islamistas han tomado el control del poder y de la turba en prácticamente todo el mundo árabe. Lo que algunos dijeron que era una primavera fue en realidad la antesala de la barbaridad.

Es demencial la facilidad con que una parte importante del mundo civilizado se deja tomar el pelo. Fue de una ingenuidad y de una estupidez colosales aquel entusiasmo con que adoramos la manipulación islamista de las concentraciones en la plaza de Tahrir. Hete aquí el resultado.

Como si anduviéramos escasos de claudicaciones, tras el asesinato del embajador americano, algunos han llegado a escribir que prácticamente se lo merecía por un trailer o cortometraje donde el profeta Mahoma aparece ridiculizado y denigrado. Elmundo.espublicaba ayer o anteayer un artículo titulado «El uso irresponsable de la libertad de expresión», creando de un modo inconcebible un contexto justificativo del crimen islamista.

Católicos y judíos hemos aguantado bromas, sátiras y desprecios de todo tipo, y no hemos asesinado a nadie. No es un problema de religión, es un problema de civilización. No es un problema de fe, es un problema de libertad. El islamismo es lo contrario a la civilización y a la libertad, y cada vez que justificamos sus tropelías, o las matizamos, estamos disparando contra nuestro sistema de vida y contra nuestra seguridad. Y cada vez que en nombre de la democracia y de la libertad ayudamos a destruir los diques de contención contra la barbarie que hábil y estratégicamente los Estados Unidos tenían situados en el mundo árabe, además de hacer el ridículo y de parecer unos chalados, estamos patrocinando a los que quieren eliminarnos.

La llamada primavera árabe fue una estrategia islamista para tonar el control de los pocos países que les faltaban. ¿Dónde está la primavera en Siria? ¿Y en Irán? ¿Dónde están la izquierda española, con sus políticos y sus artistas, protestando contra tan salvajes masacres? ¿Dónde están estos cínicos impresentables cuando no pueden insultar a Israel o a los americanos?

Que todavía quede gente dispuesta a creer que el problema es el uso de la libertad de la expresión y no el asesinato; que todavía quede gente que crea que el problema es el mejor o peor gusto de un trailer, y no el terrorismo, indica hasta qué punto somos mediocres y débiles y explica muy claramente por qué estamos siendo derrotados.

Att. TEU

 
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