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| viernes noviembre 22, 2024

¿Por Qué Perdió Armenia La Guerra Contra Azerbaiyán?

Las razones de la derrota de Armenia en la reciente guerra del Cáucaso tienen mucho que ver con la superioridad tecnológica y técnica de Azerbaiyán en los campos de batalla junto con el factor sorpresa. Esta victoria azerí, con humillantes concesiones por parte de los armenios, tiene consecuencias geoestratégicas bien claras, como el reforzado papel que obtienen Turquía y Rusia en la región.


LAS RAZONES DE LA DERROTA

 

En primer lugar, hay que destacar la superioridad técnica, militar y tecnológica de las fuerzas de Azerbaiyán, claramente demostrada sobre el terreno y que ha mostrado que la combinación del elemento sorpresa en el ataque junto con esos medios ha sido vital para lograr la rápida victoria sobre los armenios.

 

Azerbaiyán se había armado hasta los dientes en los últimos años, aprovechando su bonanza económica a merced de su potente industria petrolera y sus buenas relaciones con Rusia, Turquía e Israel, y estaba bien preparada para la guerra. Los azeríes habían comprado para librar esta batalla contra los armenios helicópteros T129 turcos, aviones F-16, 36 sistemas Smerch rusos, varias baterías de Polonez bielorrusas, 21 T-300 Kasirga turcos y misiles balísticos israelíes LORA, un ingente material listo para una guerra quizá de larga duración y destinada a recuperar unos territorios que siempre ha considerado suyos, aunque le fueran entregados injustamente y sin ningún criterio racional y étnico en los años veinte del siglo pasado. En menos de un mes, los azeríes han traspasado las líneas armenias y les han causado una dura derrota a sus fuerzas, sellada ahora jurídicamente con los acuerdos firmados.

 

Otro aspecto fundamental en este conflicto, y novedoso también, ha sido la integración del apoyo de fuego terrestre y los drones, que cobran gran importancia en la guerra moderna, algo que ya se había probado con suerte en Siria por casi todos los bandos en liza. Las Fuerzas Armadas de Azerbaiyán, asesoradas y armadas por Turquía y Rusia, dos naciones que desarrollaron «complejos de artillería y drones» durante sus expediciones a Siria, han surtido de estos complejos y sofisticados drones a los azeríes para dar la batalla definitiva a los armenios.

 

El ejército turco, que ha dado asesoría técnica, asistencia militar y armamento a Azerbaiyán durante esta guerra, había utilizado con éxito sus drones, especialmente durante la Operación Fuente de Paz en Siria,  para ejecutar misiones de inteligencia, vigilancia, adquisición de objetivos y reconocimiento (ISTAR) para el obús Firtina de clase 155 mm y múltiples sistemas de lanzamiento de cohetes. Las Fuerzas Armadas de Azerbaiyán mostraron  una gran eficacia utilizando estos artilugios de nueva generación: en muchos enfrentamientos, incluidos los nocturnos, los sistemas de artillería y cohetes azerbaiyanos lucharon en estrecha coordinación con los recursos de guerra terrestre junto a los drones.

 

Como asegura el analista turco Can Kasapoglu con acierto: «Siguiendo los pasos de la escuela turca de guerra con drones, el Ejército azerbaiyano ha utilizado eficazmente los UAS, especialmente el Bayraktar TB-2, para cazar y atacar las defensas aéreas armenias. Solo en las dos primeras semanas de los enfrentamientos en curso, las Fuerzas Armadas de Azerbaiyán destruyeron  unas 60 unidades de defensas aéreas, en su mayoría sistemas 9K33 OSA y 9K35 Strela».

 

Pero también Israel ha tenido un papel muy destacado en la guerra, dotando de sofisticados drones a las fuerzas de Azerbaiyán, como las municiones israelíes de «holgazanería”, o los llamados “drones kamikazes”, que han  estado en un primer plano en este conflicto. A diferencia de otras líneas de sistemas aéreos no tripulados, los «drones kamikaze» llevan una ojiva inclinada sobre la plataforma. Como explica Kasapoglu, estas armas, «en primer lugar, disfrutan de una gran autonomía. En segundo lugar, tiene capacidades anti-radares, lo que significa que el dron puede detectar y localizar de forma autónoma las emisiones de los radares. Esta última característica se ha manifestado sensacionalmente en los ataques de Azerbaiyán  a los sistemas de lanzamiento de misiles S-300 de fabricación rusa, usados por las fuerzas de defensa aérea armenias».

 

Armenia desarrolló una guerra convencional, con menos medios ténicos y tecnológicos, mientras que Azerbaiyán gozaba de una ventaja tecnológica clara  y combinó la guerra con drones con una sólida capacidad de combate; la campaña ofensiva ha tenido que utilizar conceptos y armamento tradicionales para mantener los territorios ocupados. Fue una guerra abrumadora  de desgaste impulsada por aviones no tripulados junto con otros elementos de la guerra convencional, como tener la capacidad para limpiar, mantener y denegar territorios al enemigo como factores cruciales en la batalla. Así las cosas, y ya perdida la contienda, Armenia tuvo que aceptar unas duras condiciones para evitar una derrota mayor y la conquista de todo el territorio del enclave de Nagorno de Karabaj por parte de los azeríes, algo que hubiera supuesto un auténtica catástrofe para Armenia.

 

LAS DURAS CONDICIONES PARA ARMENIA EN UN ACUERDO CONTROVERTIDO

 

Bajo los auspicios del Moscú y, más concretamente, del presidente ruso, Vladimir Putin, Armenia y Azerbaiyán han firmado un acuerdo histórico  que pone fin a las hostilidades armadas entre ambos países después de que los azeríes atacasen las posiciones armenias en Nagorno Karabaj, una ofensiva militar que se coronó exitosamente tras la toma de la emblemática ciudad de Shushí. Dicha ciudad, a apenas a unos 11 kilómetros de la capital de Nagorno Karabaj, Stepanakert, era un objetivo estratégico para Bakú y deja a tiro de la artillería azerí el último de los grandes bastiones armenios en este enclave.

 

Ahora, tras la firma de este acuerdo forzado por la clara superioridad militar de los azeríes en el campo de batalla, Armenia hace concesiones impensables hace unos meses a Bakú, como la cesión de la región de Kelbajar a la República de Azerbaiyán antes del 15 de noviembre de 2020 y la región de Lachin, que proporcionará la conexión de Armenia con Nagorno-Karabaj hasta el 1 de diciembre de 2020, y Khankendi, a menos de 5 km de la ciudad de Shusha. Para comunicar a Armenia con los escasos territorios que le quedan bajo su control en Nagorno Karabaj, se construirá una nueva ruta a través del corredor de Lachin y que estará vigilada por Rusia. También Armenia cede los territorios de la región ocupada de Aghdam y los de la región de Gaza, que pasan a manos de Azerbaiyán el 20 de noviembre. Aparte de estas pérdidas territoriales, hay que reseñar más de 2.300 bajas militares por parte de Armenia y un número indeterminado de civiles armenios fallecidos   en el enclave en disputa, sobre todo debido a los bombardeos azeríes indiscriminados.

 

FUERZAS DE PAZ RUSAS PARA NAGORNO KARABAJ

 

El acuerdo firmado entre las tres partes, pues Rusia es garante de los mismos, prevé un una unidad de mantenimiento de la paz de supervisión de lo rubricado que consta de 1.960 soldados, 90 vehículos blindados de transporte de personal, 380 vehículos y equipo especial de la Federación de Rusia. De esta forma, Rusia seguirá manteniendo su capacidad de influencia en la región del Cáucaso y vuelve a mostrar a las claras que es el único actor que presionar a las dos partes para que cesaran sus combates, aunque ha quedado claro que su apoyo a Armenia tenía ciertos límites y que, a última hora, dejando a los azeríes avanzar casi sin resistencia sobre el territorio controlado por los armenios, Moscú no movió sus fichas por evitar la humillante derrota de Armenia en el campo de batalla.

 

Asimismo, y para colmo de las humillaciones para los armenios, Armenia también proporcionará enlaces de transporte entre las regiones occidentales de la República de Azerbaiyán y la República Autónoma de Nakhchivan -otro enclave territorial entre Irán y Aremnia- para organizar el movimiento sin obstáculos de ciudadanos, vehículos y mercancías en ambas direcciones, zonas que estarán controladas por el Servicio de Fronteras de Rusia y que significarán, de facto, la pérdida de soberanía territorial para los armenios en estas zonas.

 

El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, ha reconocido que los acuerdos son algo muy «doloroso» para él y el pueblo armenio, pero que han evitado males mayores y el genocidio de los armenios en Nagorno Karabaj. “La decisión de firmar el cese de hostilidades se toma en base a análisis profundos de la situación de combate y en discusión con los mejores expertos en el campo”, ha dicho Pashinyan en estos días.

 

CONSECUENCIAS GEOESTRATEGICAS DE LA DERROTA ARMENIA

En términos geoestratégicos, hay que reseñar que los acuerdos fortalecen el papel de Rusia en el Cáucaso, que tendrá la llave para evitar la guerra en la región, y que seguirá contando con una gran capacidad de influencia en ambos países, a los que, paradójicamente, ha vendido armas en los últimos años. La tradicional solidaridad de Rusia hacia Armenia, fortalecida porque ambas naciones son cristianas, se ha visto resquebrajada por el nulo apoyo de Rusia a la causa de este país en Nagorno Karabaj.

 

Mientras que Rusia sale reforzada de la crisis, Turquía se apunta un tanto a su favor y un gran triunfo de su principal aliado y socio en el Cáucaso, Azerbaiyán, claramente victorioso en esta guerra. «Para Turquía, la guerra en Karabaj fue una vitrina en la que se exhibió el creciente papel de Ankara en el estratégicamente importante Cáucaso meridional. El ejército turco abasteció, entrenó y apoyó al victorioso ejército de Azerbaiyán. Algunos informes sugieren que oficiales turcos desempeñaron un papel clave dirigiendo ataques con drones que desempeñaron un papel decisivo en este conflicto, aunque Ankara lo ha negado», apuntaba una nota de la cadena británica BBC al referirse a este asunto.

 

Finalmente, la gran derrotada en esta corta guerra, Armenia, pierde la «franja de seguridad» que protegía a Nagorno Karabaj y la comunicaba con el territorio armenio, numerosos territorios en este enclave, incluyendo una buena parte del patrimonio histórico de los armenios, como iglesias y monasterios con un gran significado espiritual para este pueblo, y su capacidad defensiva frente a los azeríes, que ahora tienen los cinco años que duran los acuerdos para rearmarse y prepararse, quizá, para la ofensiva final que les permita recuperar todos los territorios de este emblemático enclave, aspiración final de esta guerra no concluida.

 
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