Una Administración Biden entraña dos reversiones dramáticas y peligrosas de políticas de Trump que pondrán en peligro a los norteamericanos: 1) la interrupción de la construcción del Muro, gran promesa electoral de Trump en 2016, y 2) el relajamiento de las restricciones migratorias.
«En primer lugar no se construirá un solo centímetro de muro durante mi Administración», declaró Biden a la Radio Pública Nacional a principios de año. «Me aseguraré de que tengamos protección fronteriza, pero recurriremos para ello a nuestras capacidades tecnológicas».
En realidad, Biden no está prometiendo protección fronteriza alguna. Suena bien, pero se trata de una nueva falsedad. La mayoría de la opinión pública norteamericana no sabe nada o no se acuerda de aquel desastre de 30.000 millones de dólares denominado SBInet. Ya hemos probado eso del muro virtual de tecnología punta. Los únicos beneficiarios fueron los contratistas de defensa. El muro virtual no impide o previene las entradas ilegales por la frontera. Sólo aporta seguimiento y grabación de actividades ilegales. En internet hay miles de horas de vídeos con cruces ilegales. Los contratistas se ven alentados a pensar que una Administración Biden seguiría en las mismas de observar y grabar a millones de personas accediendo al país ilegalmente.
Los norteamericanos pagarán un precio muy elevado por la temeraria política de puertas abiertas de Biden-Harris en las comunidades fronterizas. Las revocaciones de Biden serán letales para unos hospitales, colegios, centros de alojamiento y tribunales ya saturados (y cerrados). Recuerden: Biden (y el resto del campo demócrata) prometió atención sanitaria gratuita a todos los ilegales.
Biden revertirá las políticas y medidas de Trump relacionadas con la inmigración legal. Sin duda, cancelará la denominada prohibición musulmana, que vetó a los inmigrantes procedentes de ciertos países y restringió la inmigración legal, así como las peticiones de asilo.
Biden tiene una trayectoria muy extensa, así el lector no se sorprenderá al saber que hace sólo unos años se proclamaba orgulloso partidario de la construcción de 700 millas (1.126 kms) de valla fronteriza. Biden exhibió una posición de línea dura el 27 de noviembre de 2006 en un encuentro organizado por los Rotarios en Columbia (Carolina del Sur). Es de destacar que Biden ha recibido críticas por su bagaje en materia migratoria. La Administración Obama-Biden deportó a 3 millones de ilegales. La Administración Trump deportó a menos de un millón en los últimos tres años.
Las batallas en los tribunales continuarán, por supuesto. Algunas iniciativas de la Adminitración Trump siguen su curso proceso judicial mediante. Biden se ha comprometido a restablecer el programa obamita DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia –Deferred Action for Childhood Arrivals–), que da un respiro en materia de deportación y permisos de trabajo a quienes llegaron a EEUU siendo menores de edad. Por favor, tengan presente que muchos de esos niños son ahora treintañeros. La Adminitración Trump trató de poner fin al programa, pero la Corte Suprema bloqueó sus afanes.
Biden también se ha aferrado al mantra de la Reforma Migratoria Integral, y se ha comprometido a emprender una revisión completa no materializada desde el bienintencionado error de Reagan de 1986. Con dicho compromiso, Biden se desmarca de los registros en los lugares de trabajo y no ve razones por las que los inmigrantes ilegales no puedan recibir de inmediato asistencia pública pagada por los contribuyentes norteamericanos.
Dejemos de lado las consideraciones de política nacional y pongamos el foco de nuevo en las comunidades fronterizas y en los norteamericanos directamente en riesgo. Tras casi siete años de investigación sobre la infiltración de los cárteles mexicanos en las fuerzas del orden –federales, estatales y locales– de El Paso (Texas), en Judicial Watch descubrimos hechos que hicieron que la Inspección General del Departamento de Justicia tomara cartas en el asunto. Se despidió a funcionarios federales, estatales o locales corruptos. Otros fueron neutralizados vía exposición y presión, aun cuando no se actuara contra ellos penal o administrativamente. También descubrimos y revelamos un cártel narcoterrorista comandado por el director de operaciones de Al Qaeda para Norteamérica, Adnán el Shukriyuma (fallecido), que pretendía atacar centros neurálgicos de Chicago. En YouTube hay un documental, La célula de la Ciudad del Sol, que da cuenta del complot.
¿Qué preocupa a los estadounidenses de El Paso (Texas), Nogales (Arizona) y San Diego (California) de la política de seguridad fronteriza de Biden? En las últimas dos semanas, mediante correos electrónicos y entrevistas telefónicas, residentes de la frontera aportaron las siguientes observaciones:
- «En tiempos de Obama, lo de los cárteles de la droga estaba tan mal que parecía que nadie los combatía (…) Los cárteles mandaban en todo. Controlaban la marihuana, traficaban con muchachas y había muchos más asesinatos».
- «Trump puso más agentes de aduanas y patrullaje fronterizo. Se controló, registró y limitó el paso de ganado. Durante años, los carteles usaron el ganado para mover la droga. Ahora están volviendo a mover ganado y lavar dinero por los pasos de aquí [Santa Teresa, Nuevo México], con menos agentes del orden. Es un retroceso grave».
- «¿Qué pasará cuando venga la próxima caravana procedente de Honduras y Guatemala? Si alguien tiene acceso inmediato al país y a la atención sanitaria gratuita, ¿Nadie hará preguntas al respecto? Eso es lo que prometieron. En las noticias sacan a mujeres y niños llorando, pero son un ínfimo porcentaje de la gente de las caravanas, ahí casi todos son varones jóvenes, pero los medios mienten y no muestran las cosas como son. ¡Que Dios nos ayude!».
La agente de aduanas Patricia Cramer, presidente en Arizona del Sindicato de Empleados del Tesoro Nacional, reveló en una entrevista que no se chequea médicamente a quienes cruzan a EEUU desde México. No se les toma la temperatura, ni se les hace un chequeo visual, nada. La frontera confinada del presidente Trump es una patraña. Ahora, imagine las condiciones de salud y seguridad bajo la Administración Biden. Recuerden: en el mundo covid, no puedes ir al gimnasio y hay que guardar la distancia social de formas absurdas; pero la frontera está abierta y no se chequea a nadie.
La (supuestamente entrante) Administración Biden está promoviendo un confinamiento nacional de entre 4 y 6 semanas. El país está en medio de una crisis sanitaria fabulosa y la Administración Biden anda promoviendo unas políticas migratorias y de seguridad fronteriza completamente contradictorias con lo que los norteamericanos soportan.
¿Esto es lo que queremos para los próximos cuatro años?
Chris Farrell es un antiguo oficial de contrainteligencia. Desde hace 20 años es director de Investigaciones de Judicial Watch. Las opiniones expresadas son sólo del autor, no necesariamente de Judicial Watch.
Traducción del texto original: What a Biden Administration Means for Border Security
Traducido por El Medio
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.