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| lunes diciembre 23, 2024

Las líneas rojas de Netanyahu se mide en kilos


Ron ben Yishai

Ynetnews

3.10.2012

netanyahu-bomb

Se sabía que, el Primer Ministro, Binyamin Netanyahu, pretendía lograr con su discurso ante la ONU, tres objetivos:

– Alertar a Irán y sumar a la opinión pública occidental y a los árabes a tomar medidas y medios que pongan dientes sobre la “línea roja” que debe ser demarcada.

– Reconstruir y calmar sus relaciones con el gobierno de Obama.

–              Rescatar a Israel de su aislamiento político por medio de su exhibición como una jurisdicción moderna occidental y democrática, en el corazón de una zona que amenaza con retornar a la oscuridad medieval.

El mensaje fue efectivo. Es considerable pensar que logró sus dos primeros objetivos:

La alerta de Irán por medio de la demarcación de una línea roja  lógica, la cual una considerable parte de la opinión pública norteamericana y occidental (países árabes) puede comprender y hasta   posicionarse detrás de ella. Asimismo, calmó al Presidente de Estados Unidos, Obama y su gobierno como  a algunos civiles de Israel cuyo sueño se disparó el último tiempo. De sus palabras se desprende que, Israel, está convencido que existe una angosta ventana de oportunidades  para ejercer presión sobre Irán antes que cruce la línea, más allá de la cual Israel solo ya no podrá frenar la carrera iraní hacia la bomba.  De allí que disminuyeran, en mucho, las posibilidades que Israel ordenase, en corto plazo, un ataque preventivo contra las plantas nucleares militares de Irán y, de hecho, son cercanas a cero; por supuesto que no antes de las elecciones a la presidencia de Estados Unidos, en  noviembre próximo, y, en apariencia, tampoco en el próximo invierno. La “línea roja” trazada por Netanyahu anuncia que la tensión por ese tema surgirá, otra vez, en marzo de 2013  si los iraníes continúan enriqueciendo uranio a un nivel medio.

Netanyahu logró simplificar al más básico nivel la explicación sobre la línea roja y es bueno que así sea. Es indispensable, para filtrar la idea básica a amplias capas de la opinión pública occidental, pero para entender qué es esa línea, debemos mencionar algunas evidencias:

–              Netanyahu puso el énfasis en el enriquecimiento de uranio como verdadera y única medida para el avance del proyecto nuclear iraní, dado que sin el uranio enriquecido a un nivel del 93%, es imposible crear cualquier planta nuclear explosiva y que la actividad de enriquecimiento es de amplia magnitud y se encuentra bajo supervisión de la Agencia de Energía Atómica de la ONU. Por eso,  los iraníes casi no pueden esconder ni engañar.

–              Por el contrario, el desarrollo de la ojiva nuclear y su fabricación, es posible esconder en pequeños  talleres y salas de fabricación mínimas. Es por ello que no es seguro que las agencias de inteligencia occidentales  distingan entre la fabricación de una ojiva y un misil o, incluso, la fabricación de una primitiva planta explosiva enviada en un container a ser explotada en algún puerto. Por eso, dice Netanyahu, se debe demarcar la línea roja en el lugar en el que se ve aproximarse a los iraníes y podamos frenarlos antes que sea demasiado tarde.

–              El término “demasiado tarde”, según la concepción de Netanyahu, se refiere a la situación en la que Irán tenga en su poder suficiente material explosivo, es decir, uranio enriquecido a un nivel del 93%, del cual sea posible fabricar la llama de una sola bomba. Por ahora, los iraníes no tienen un gramo del material explosivo pero ya acumularon 200 kg de uranio enriquecido a un nivel del 20%.  En el  momento en que los científicos e ingenieros iraníes acumulen 260 kg de uranio enriquecido a un nivel del 20%, estarán en condiciones de pasar a la etapa final; es decir  enriquecerán esa cantidad desde un nivel del 20% a un nivel del 93% (material explosivo). De 260 kg de uranio enriquecido a un nivel del 20% es posible,  en contadas semanas hasta meses, fabricar 26-28 kg de material a un nivel de alto enriquecimiento (93%) y finalmente, aquel que permita  fabricar una llama para una ojiva nuclear.  Netanyahu sostiene,  y con razón, que al momento en que Irán cuente con la capacidad de fabricar material explosivo para una planta nuclear, ya no será posible frenarlo. ¿Por qué? A su entender, porque la etapa final de enriquecimiento será lo suficientemente rápida para ser posible su detención y es probable que no sepamos sobre ello  dado que,  el desarrollo y la fabricación de armas,  puede mantenerse a escondidas y sin garantías que la inteligencia lo descubra. Desde el momento en que Irán acumule suficiente uranio enriquecido ( a un nivel del 20% ) para fabricar una bomba, se convertirá en una potencia de umbral nuclear. No podemos permitirle llegar a esa situación, dijo Netanyahu en la ONU. En esa etapa, el mundo y los países de la región se vincularán a ese país como potencia nuclear.

Los norteamericanos también tienen su línea roja. Obama se abstuvo de declararla  en público.  Sin  embargo, fuentes en Washington dicen por dónde pasa. Se trata de una línea más compleja, que será atravesada en el momento en que el líder supremo Khamenei de la consigna de fabricar armas nucleares; es decir, enriquecer uranio a un nivel de material explosivo, desarrollar y fabricar la ojiva nuclear propiamente. Pero ello, solo acontecerá cuando los iraníes cuenten con 800 kg de uranio enriquecido a un nivel del 20%. En Washington sostienen que los iraníes no fabricarán armas nucleares antes de tener material para el enriquecimiento de tres hasta cuatro bombas, por lo menos. Los norteamericanos sostienen que, incluso, si la consigna de fabricar ojivas no es recibida por las agencias de inteligencia norteamericana, los inspectores de la AEIA o  inteligencia, lo distinguirán.

Las diferencias entre la línea roja de Netanyahu a la norteamericana, es clara. Ahora, Netanyahu dice a los norteamericanos: “Vengan a hablar y resolveremos juntos las diferencias de opinión hasta acordar, en secreto, cuándo no habrá más opción sino la de hacer uso de un ataque a fin de frenar a los iraníes”.  Netanyahu aclaró estar interesado en pasar al canal secreto no solo para eliminar la discusión política con Obama sino,  también,  para dejar a los iraníes en las tinieblas, sin posibilidad de adivinar cuál será el acuerdo alcanzado  entre Israel, Estados Unidos y los europeos. La pregunta es si los iraníes decidirán probar la firmeza de la decisión de Occidente.

En todo caso, no llegarán a la línea roja de Netanyahu antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. De allí, que los acontecimientos esenciales en el enfrentamiento serán solo en los meses del invierno próximo. Entonces, sabremos hacia dónde el rostro de los iraníes se orienta y si Israel y Estados Unidos decidieron una línea roja en común.

Con respeto al tercer desafío, cuyo tema es el rescate de Israel del aislamiento político de Occidente, cabe dudar si Netanyahu alcanzó su objetivo en plenitud. Es difícil no acordar sobre su distinción con respecto a la lucha entre las fuerzas de la modernidad y las fuerzas medievales en nuestra región.  Tiene razón en cada una de sus palabras pero el tono  y la forma en que exhibió a Israel como el faro de la democracia y el progreso, frente a un entorno oscuro, rozaba la jactancia y no mejora nuestra condición en la región.

Es bueno que Netanyahu no haya caído en la trampa que le impuso Abu Mazen en su discurso al vincular las acciones de Tag Mehir con la construcción en los asentamientos, para llamar a la ONU a frenar lo que denominó con hipocresía la “pureza étnica” que pone en práctica Israel en los territorios. Netanyahu no se vio arrastrado a la discusión sobre el tema y es bueno que haya permanecido apegado a sus objetivos. Es muy probable que, incluso, registre   un triunfo en,  por lo menos,  dos de ellos.

Att. CIDIPAL

 
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