En la Europa ocupada por los nazis la BBC inglesa llevaba a cabo un trabajo excepcional haciendo llegar su voz y su mensaje democrático a las zonas más recónditas de Francia, Italia o Bélgica. Desde los años cuarenta del siglo pasado a nuestros días las ondas y la radio han cambiado mucho y para mejor, tanto que Israel podría proponerse bombardear día y noche Gaza con mensajes radiales o incluso televisivos que hablaran de lo que Hamás no quiere que se sepa de su proceder. Por ejemplo, que son unos asesinos, tiranos y ladrones de su propia gente. Como método de disuasión es más barato y psicológicamente más efectivo que el fuego de los misiles y las bombas. Un tratamiento de veinticuatro horas por veinticuatro que evitara los bloqueos y las interferencias, desarmaría a los palestinos, acabaría por hacerles desarrollar un sentido crítico o, cuanto menos, les haría dudar sobre el proceder de los líderes islamistas.
Ignoro si alguien en Israel lo ha pensado. Es obvio que el sistema de arrojar octavillas escritas diciendo algo de ese calibre no ha funcionado, ya sea porque estamos ante un público iletrado o de cerebro casi liso, o porque el grado de control de Hamás sobre la población civil es aterrador y se hace difícil disentir en voz alta, ya que uno nunca puede saber quién es un espía del gobierno o un policía, cosa que también sucede en Irán. Los palestinos de Gaza están, pues, asustados por todo. Por el poder militar de Israel desde luego, pero también y mucho por la vasta camarilla de ´´resistentes´´ que les chupan la sangre y los utilizan como escudos humanos. El fracaso de las ´´primaveras árabes´´ revela lo difícil que es cambiar las mentalidades en los países islámicos. Tienen más éxito las diatribas llenas de odio que los razonamientos, más difusión las mentiras sobre los judíos y los cristianos que la información objetiva. Esa realidad , ese rasgo de carácter, obtuso donde los haya, es parte de la dificultad de encontrar una salida viable a la convivencia. Estamos viendo ahora mismo como Hamás, el títere de Irán, se arroga la victoria en la última contienda, canta sus triunfos cuando lo único que en realidad ha hecho es traer más miseria, muerte y desolación a la Franja. No es, desde luego, Israel, la causa de la miseria palestina. ¡Son ellos mismos equivocándose una y otra vez!
Ha llegado el momento de las sutilezas y artimañas, de un nuevo modo de guerrear. Menos ruidoso y a la postre más eficaz. Claro que requiere una mentalidad de start up, y eso a Israel le sobra. Nuestros enemigos seguirán insistiendo, pero, y por fortuna, nuestros amigos empiezan a reaccionar y no estamos de ninguna manera solos. Checos, húngaros y polacos entre otros, los pueblos menos islamizados en población de Europa, o que menos quieren que los invadan turcos o libios, sirios o libaneses bajo la etiqueta de refugiados, saben que la lucha de Israel también es o será la suya. Entretanto, creamos más que nunca en el espíritu de supervivencia del pueblo judío.
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