Como en la Edad Media, con la propagación del mito del crimen ritual que culpaba a los judíos, a quienes causó innumerables asesinatos y persecuciones, de igual modo, The New York Times publicó fotos de niños palestinos supuestamente muertos en los bombardeos quirúrgicos de Israel a la infraestructura del grupo terrorista Hamas.
En el medioevo surgió el libelo que señalaba a los judíos de perpetrar crímenes rituales: utilizar la sangre de niños cristianos en la fabricación de la “matza” (el pan ázimo). Ello trascendió con variantes y en el presente, NYT se dejó llevar por informaciones falsas, suministradas por fuentes vinculadas al grupo terrorista y, sin tener en cuenta su nula credibilidad, publicó 67 fotos de niños palestinos muertos en ese fragor bélico. No obstante, los errores son innegables. Esa cifra acusadora incluye al niño y a la adolescente israelíes muertos por cohetes de Hamas. También vemos la foto de la niña Rahaf Al-Mazry, que tenía 6 años cuando murió en 2017. Otra mentira de la que se hizo eco NYT fue la foto de Khaled Qanou, un terrorista de las Brigadas Muyahidines. Además del uso de escudos humanos, de los 4.400 cohetes que Hamas lanzó sobre ciudades israelíes, unos 800 cayeron en la propia Gaza, matando a muchos de estos niños que se les atribuye a Israel.
Nos cuesta creer que un diario encaminado al segundo siglo de su fundación como el NYT, haya caído inocentemente en los engaños de Hamas, conocido por sus farsas, y evocamos una publicación del mismo en el 2000: una foto que mostró a un joven ensangrentado delante de un policía israelí que empuñaba un garrote; la leyenda lo identificó como una víctima palestina con la clara implicación que el israelí lo golpeó. Pero, el Dr. Aaron Grossman, de Chicago, envió una carta al periódico para aclarar que el muchacho palestino herido era en realidad su hijo Tuvia, quien junto a dos de sus amigos fueron sacados de un taxi mientras transitaban a través de Jerusalén, por una turba de palestinos que los golpeó severamente; el policía israelí salvó a los estadounidenses.
El sesgo antiisraelí es obvio, el NYT no reconoce la criminalidad del islamista Hamas y pese al transcurrir de más de dos décadas, ha ampliado y afianzado esas prácticas que contradicen la ética profesional.
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