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| viernes noviembre 22, 2024

La lucha por la vida en medio del conflicto


Ana Jerozolimski

http://blogs.montevideo.com.uy/bloghome_17877_1_1.html

medicos-ayuda
Nada mejor que darse una vuelta por los diferentes hospitales de Israel, desde el Rambam de Haifa y otros del norte hasta el Soroka de Beer Sheba y el Barzilai de Ashkelon en el sur, pasando por cierto por Hadassah en Jerusalén, para sentir que aún en medio del conflicto israelo-palestino que tanto sufrimiento causa a las dos partes, es posible aferrarse de la esperanza.

“Si hubiera Premio Nobel para la locura surrealista, lo ganaríamos”, nos dijo una vez el Profesor Avi Rivkind, Director de la Unidad de Trauma y Emergencia en el Hospital Hadassah de Jerusalén, al describir las escenas que se vivían en el lugar en medio de la segunda intifada, cuando en una cama podía estar siendo atendido un sobreviviente herido de un atentado palestino y en la de al lado, un terrorista que había intentado acuchillar a un civil israelí.

Y el fenómeno no ha cambiado. Probablemente sea lo único que es bueno que no cambia en la dinámica israelo-palestina: los hospitales de Israel están llenos de judíos y árabes mezclados, tanto entre los pacientes como entre los médicos que los atienden. Y los últimos días de escalada no han sido por cierto la excepción.

Una soldada israelí y una funcionaria de la Cruz Roja Interncional ayudando en el puesto de Erez, frontera entre Israel y Gaza, a una palestina de la Franja que entra a tratamiento médico en Israel.

En el Barzilai de Ashkelon continuó también estos días haciendo su especialización un médico palestino de Cisjordania, que hasta se detuvo en un minuto de silencio cuando se enteró que Israel había matado al jefe del brazo armado de la organización terrorista Hamas..mientras ese mismo hospital que lo había recibido, estaba bajo fuego de Hamas desde Gaza.Al Dr. Pablo Boksenbojm, Jefe de Anestesiología y del Servicio de Internación Ambulatoria, le molestó sobremanera ver ese acto de identificación en memoria de un terrorista responsable de los disparos hacia ese mismo hospital, pero ni a él ni a nadie se les ocurrió terminar la relación del Barzilai con el joven médico.

Y en el Soroka de Beer Sheba, una de las ciudades del sur de Israel más atacadas por los misiles disparados por los grupos radicales palestinos desde Gaza-fenómeno que comenzó años atrás, no en la última semana- en diferentes departamentos siguieron atendiendo a pacientes palestinos llegados de la vecina Franja de Gaza, como si nada sucediera fuera del hospital.

Para el Dr. Yzhak Lazar, uno de los principales médicos en la Unidad de Cuidados Intesivos infantil en el hospital, el origen e identidad nacional, religosa o étnica de los pacientes “es irrelevante y transparente”. “Atendemos a todos por igual, con la misma dedicación, con los mejores tratamientos que podemos brindarles para curarles y esa es para nosotros la única opción”, nos dice .

Y no son frases teóricas, sino casos concretos en los que piensa cuando nos habla .como el de una pequeña palestina de Gaza, de tan solo 4 años, que cayó de una gran altura de varios metros y llegó trasladada de urgencia al Soroka con heridas serias en varios sistemas y peligro inminente de muerte, el martes de la otra semana, un día antes del comienzo del operativo militar israelí “Pilar Defensivo” contra Hamas y Jihad Islámico en Gaza.

La niña llegó a territorio israelí acompañada por su abuelo, quien la cuida con gran amor y dedicación. “Todos los niños aquí internados, las familias que los acompañan, judíos y árabes, cristianos, de Eritrea..quienes sean, todos reciben el mismo esfuerzo de parte de los médicos..y por supuesto, todos estaban expuestos al peligro de los misiles”, dice el Dr. Lazar.

Para el Profesor Yosef Kapilushnik, Director del Departamento Hemato-Oncológico infantil en el Soroka, la realidad que se vive en la zona es demente. “Una organización terrorista que dispara intencionalmente hacia civiles, lanza misiles a Israel, pone en peligro con ello también a su propia gente..y en nuestro hospital, cuando suena la alarma indicando que hay misiles en camino a Beer Sheba, una pequeña palestina que estaba internada en nuestro servicio, es la primera en entrar al refugio, ya entrenada acerca del peligro”.

Tampoco él duda que esa es la única forma posible de actuar. “Esta gente no tiene culpa de nada. Los civiles no son responsables por lo que hace un régimen que los oprime.Y creo que cuando llegan a nuestros hospitales, ven claramente que no hay odio hacia ellos como pueblo”, asegura.

En medio de esta dinámica, ha habido casos especialmente simbólicos, como el del cuñado del Primer Ministro de Hamas en Gaza Ismail Haniyeh-esposo de su hermana- que recibió tratamiento médico en Israel.O todos aquellos pacientes que pasan a Israel por el puesto de Erez-el punto de contacto entre territorio israelí de Gaza- y que dado que por su situación no pueden trasladarse solos en taxi hasta el hospital al que deben ingresar, son recogidos allí por ambulancias de Maguen David Adom (Estrella de David Roja), que llegan de la ciudad de Sderot, el primer blanco de los misiles de Hamas ya a comienzos del 2001.

“Vamos a buscarlos en las mismas ambulancias en las que corremos a ver si hay heridos cuando impacta un misil en nuestra ciudad o los alrededores”, nos dice Avi Tiger, paramédico jefe de MDA en Sderot , minutos después de una alarma-la enésima- en su ciudad. “Y no dudamos, aunque todo parezca aquí de locura, ya que ese es nuestro deber: salvar vidas, sean quienes sean los pacientes”.

Esto sucede, a menudo, casi bajo fuego, o al menos en situaciones de peligro concreto por tratarse de días de seria escalada.

Esta realidad parece especialmente simbólica y fuerte, en días de enfrentamiento abierto, pero su significado es no menos fuerte en lo que podría presentarse como “rutina”, aunque el trasfondo sea siempre de una realidad de conflicto entre las partes.

El conflicto no ha impedido que lleguen al hospital Rambam pacientes palestinos de Jenin. Recordamos encuentros que tuvimos en ese hospital de la norteña ciudad de Haifa, tanto con las familias palestinas para las que lo que contaba era salvar la vida de sus pequeños, como con voluntarios israelíes que se organizaban por turnos para esperarlos en el puesto de control del ejército al que llegaban, los llevaban al Rambam , los esperaban todo el día y los devolvían al puesto, para el regreso a sus casas, cuando terminaban la jornada de tratamientos.Y la iniciativa de esa organización voluntaria la había tenido un israelí activo en pro de la paz, cuyo hermano había sido secuestrado y asesinado por Hamas.

Y con la misma abnegación, médicos árabes que atienden a pacientes judíos en el hospital Shaarei Tzedek de Jerusalem, nos dicen que nunca se les ocurriría distinguir entre un enfermo y otro por su identidad.

“Para nosotros, son todos pacientes, como debe ser”, nos dice el Dr. Atia el –Shusha de dicho hospital-“Con ese enfoque de igualdad, la dirección del hospital nos trata a todos los médicos, árabes y judíos, y nosotros recibimos a los enfermos”, asegura. “Ojalá todo fuera así afuera”, suspira y espera…”como en los hospitales de Israel”.

Claro que especialmente fuerte es conocer esta dinámica, en días de abierto conflicto como los que acaban de pasar. A pesar de ello, durante los ocho días que duró el operativo israelí contra blancos en Gaza, mientras caían numerosos misiles lanzados desde Gaza, en el sur de Israel, entraron a territorio israelí más de 100 palestinos de la vecina Franja, que iban en camino a tratamientos en distintos hospitales israelíes.

 
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