El mes pasado, mientras cerca de 100.000 soldados rusos se amontonaban en la frontera con Ucrania y la Administración Biden anunciaba que enviaría un contingente simbólico de 3.000 soldados a dos países de la OTAN de Europa Oriental, los expertos militares del fabricante de helados con sede en Vermont, USA, Ben & Jerry’s se reunieron en la sala de situación de la empresa, evaluaron los complejos desarrollos geopolíticos en Europa y llegaron a una conclusión sólida: los Estados Unidos de América tenían la culpa. El 3 de febrero Ben & Jerry’s publicó su sabia opinión en Twitter:
No se puede prevenir y preparar la guerra al mismo tiempo. Hacemos un llamado al presidente Biden para que reduzca las tensiones y trabaje por la paz en lugar de prepararse para la guerra. Enviar miles de tropas estadounidenses más a Europa en respuesta a las amenazas de Rusia contra Ucrania solo aviva la llama de la guerra.
O sea: la Rusia totalitaria se prepara para invadir a un vecino democrático no provocador, en lo que pronto se convertiría en una guerra de agresión prácticamente no vista en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, EEUU responde reforzando ligeramente a dos miembros de la OTAN y los preclaros directivos de una compañía estadounidense de helados muestran su disconformidad con su propio país. Como era de esperar, esta postura ultraprogresista provocó algunas reacciones, en particular en Europa Oriental.
“Para refrescarles la memoria a los de Ben & Jerry’s –dijo Stanislaw Zaryn, portavoz del Gobierno polaco–: Rusia viene librando una guerra contra Ucrania desde 2014. En la actualidad (…) sigue ejerciendo presión sobre Ucrania y probablemente se esté preparando para otra invasión. Con sus palabras, consiguen que Rusia oculte su agresión. ¡Qué vergüenza!». Eto Buziashvili, ex asesora del Consejo de Seguridad Nacional de Georgia, tuiteó: “Me pregunto qué piensa la compañía de helados @benandjerrys sobre el reconocimiento ruso de las [regiones ucranianas] ocupadas Donetsk y Luhansk”. Natalia Yaresko, exministra de finanzas de Ucrania, tuiteó: “Sus comentarios muestran falta de comprensión. La indulgencia no detiene al agresor. Como no se lo detuvo durante la Segunda Guerra Mundial. Debería darles vergüenza. Jamás olvidaremos”. Luego llamó a boicotear sus productos. El diputado sueco Tobias Billström dijo que ahora tenía “una razón más para no comprar sus productos”. El ex director adjunto de Innovación de la OTAN, Edward Hunter Christie, sumó su voz al llamado al boicot.
Los comentaristas políticos también intervinieron en la polémica. “Estoy bastante seguro de que esto significa que en el futuro inmediato no lanzarán un helado de pistacho Si Vis Pacem, Para Bellum”, escribió Max Hauptman, citando la famosa máxima latina “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”. El británico Timothy Garton-Ash habló de una «declaración extraña». Kareem Rifai tuiteó: “Desafortunadamente, no soy fanático de su nuevo sabor”, junto con una imagen burlona de un supuesto nuevo sabor de Ben & Jerry’s: Menta Apaciguadora. Jonathan Schanzer y Richard Goldberg, de la Fundación para la Defensa de las Democracias, con sede en Washington, observaron: “Los líderes corporativos con poca o ninguna experiencia en asuntos exteriores se sienten cada vez más con derecho a opinar sobre retos políticos complejos. Con suerte, solo se ponen en evidencia”. El tuit de marras era tan ideológicamente extraño que incluso Alan Jope, director de la empresa matriz de Ben & Jerry, Unilever, lo criticó:
Tienen un gran historial de campañas sobre temas importantes. Pero [en] temas en los que las marcas de Unilever no tienen experiencia o credibilidad, es mejor mantenerse al margen del debate.
Cabe señalar que Ben Cohen, uno de los fundadores de Ben & Jerry’s, se viene oponiendo a la ampliación de la OTAN desde 1998. En aquel entonces la Alianza Atlántica estaba incorporando a Polonia, Hungría y la República Checa, movimiento que Ben & Jerry calificó de «loco». En una entrevista con The New York Times, Cohen ofreció una extraña analogía comparando la expansión de la OTAN hacia el Este con una competencia entre Ben & Jerry’s y Haagen-Dazs. En abril de 1998, Business Leaders for Sensible Priorities, organización sin fines de lucro fundada por Cohen, publicó un anuncio en The New York Times que decía:
¡Oigan, asustemos a los rusos!
Tomemos la OTAN y llevémosla hasta las mismas fronteras de Rusia. Aseguraremos a los rusos que vamos en son de paz. Explicaremos que el pueblo ruso debería sentirse más seguro sabiendo que Polonia, Hungría y la República Checa están en una alianza militar con los Estados Unidos. El mismo sentimiento de paz y seguridad que tendrían los estadounidenses si Rusia formara parte de una alianza militar con un Canadá y un México armados hasta los dientes de la que estuviera excluido Estados Unidos. Todos dormiríamos mejor entonces, ¿verdad?
Di NO a la expansión de la OTAN.
Hay una dulce ironía aquí. El referido fabricante de helados se ha opuesto sistemáticamente a la expansión de la OTAN durante el último cuarto de siglo, pero se ha afanado en expandirse comercialmente en sus Estados miembros, de hecho tiene una presencia impresionante en 21 de ellos (de un total de 30). Tal y como nos informa la web oficial, Ben & Jerry’s se encuentra en Estados Unidos, Canadá, Bélgica, República Checa, Dinamarca, Estonia, Francia, Alemania, Gran Bretaña, Grecia, Hungría, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Países Bajos , Noruega, Polonia, Portugal, Rumanía y España. Por lo tanto, Ben & Jerry’s cree que está bien traspasar las fronteras de la OTAN comercialmente y establecer oficinas en no menos de siete países de Europa Oriental, pero la Alianza no debería ampliarse militarmente para disuadir a una superpotencia tentada de extralimitarse. En otras palabras, Ben & Jerry’s puede instalar sucursales en el frente oriental de la OTAN para beneficio económico privado, pero la alianza no debe expandirse hacia el Este para no ofender las sensibilidades de Moscú (1998) o en pro de la libertad de Ucrania, la seguridad europea y la paz mundial (2022).
Lo digo con sarcasmo, por supuesto. Una empresa que vende helados a lo largo de la frontera con Rusia no es un desafío para Moscú como lo sería un despliegue de tanques estadounidenses. Aun así, es legítimo esperar coherencia moral de empresarios altamente ideologizados tan críticos con la OTAN y la política exterior de Estados Unidos. Si bien la evolución corporativa y el fortalecimiento militar claramente no son lo mismo, considerando el largo historial de activismo político y escepticismo otaniano de los ejecutivos de Ben & Jerry’s, su propia expansión parece cómodamente oportunista.
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