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| domingo diciembre 22, 2024

El holocausto y la memoria colectiva palestina


«LA NARRATIVA ES EL ARTE DE

INVENTAR MENTIRAS VEROSÍMILES»

Fernando Sorrentino», Argentina

 Lic. Samuel Leillen 

Especial para «LÍNEA DIRECTA», enero 2013

El 1º de noviembre de 2005, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución 60/7 que designó la fecha del 27 de enero «Día Internacional de Conmemoración anual en memoria de las víctimas del Holocausto». El 27 de enero fue elegido porque en esa fecha, en 1945, el ejército soviético liberó el mayor campo de exterminio nazi, en Auschwitz-Birkenau (Polonia).

En el texto, adoptado por consenso por los 191 países miembros de la Asamblea General, se insta a los Estados miembros a llevar a cabo programas educativos para que las futuras generaciones conozcan lo que fue el holocausto de los judíos y sus consecuencias. Además rechaza toda negación de ese hecho histórico y condena las manifestaciones de intolerancia religiosa, incitación, acoso o violencia contra personas o comunidades sobre la base de su origen étnico o sus creencias.

 CONFORMANDO LA IDENTIDAD

La memoria y su conformación son las bases de la identidad. Cada grupo social desarrolla su identidad propia de acuerdo al pasado, y las interpretaciones de ese pasado conforman las concepciones presentes de esa identidad.

Entre los actualmente denominados «palestinos», ese proceso se inició después de la Primera Guerra Mundial como parte de dos luchas: una, contra el Colonialismo entonces imperante, y la otra, contra el Sionismo entonces naciente. Y en definitiva, es una memoria que se basa en dos grandes derrotas: la de 1948 y la de 1967.

Estos reveses revelaron fehacientemente el atolladero en que se encontraba el proyecto nacional árabe y reflejaron la profunda crisis de programa del movimiento nacionalista en todas sus formaciones. Para superar la frustración, comenzaron a utilizar en forma impúdica absurdos inventos y mentiras históricas, lo que es en especial evidente también en todo lo relativo al Holocausto.

EL IMPACTO DE 1967

La necesidad de definir una identidad nacional surge después de la Guerra de los Seis Días, en 1967. En esa búsqueda podrá notarse el vaivén entre la realidad y la fantasía, entre la aspiración de modernizarse y la fidelidad a los legados históricos, lo que lleva a relatos distintos entre el Hamás y el PLO.

Hamás insiste en la versión islámica, en que toda la región siempre fue islámica y por lo tanto así debe permanecer. De aquí que Jerusalén y El-Aktza son los símbolos centrales de la pertenencia palestina, y «el Templo Sagrado de los Judíos tal vez existió, pero no allí» (palabras de Arafat, en las conversaciones de Camp David, año 2000). Sus voceros repiten «El movimiento sionista exageró el Holocausto con el fin de proveer una excusa legal para usurpar Palestina, expulsar a sus habitantes, traer a los inmigrantes [judíos] allí y establecer su estado, y todo con el fin de chantajear a los países de Europa, especialmente a Alemania».

El PLO – Movimiento de Liberación Palestina, siempre tuvo una tendencia política pragmática destinada a conformar un estado independiente con identidad propia, por lo cual intentó siempre acentuar los orígenes cananitas, anteriores al Islam. Es decir, intentan destacar una continuidad histórica con orígenes previos a la existencia judía. Insisten que «fueron los árabes los primeros que habitaron la región y los que desarrollaron una cultura árabe común y un alfabeto que, más tarde, copiaron los primitivos israelitas que llegaron del desierto». Según ellos, los idiomas usados eran el árabe y el arameo, mientras que el hebreo nunca obtuvo importancia alguna. Así llegan también a argumentar que el monoteísmo judío-cristiano-musulmán  es una herencia que proviene del ancestro Árabe. De esta manera, las tres religiones no sólo son una herencia del ancestral mundo Árabe sino que además en lo concerniente a sus distintos credos también guardan una misma raíz y tronco. Y en este tren de absurdos, según ellos, Jesucristo resulta palestino…!

 EL FRACASO DE 1948

La Nakba, concepto formulado en mayo de 1998, se ha convertido en el eje de esa identidad y en el grito cohesionador del nacionalismo árabe, tanto contra Israel como contra los gobiernos pro-occidentales.

Es el relato que refleja el fracaso de 1948, la «pérdida del paraíso», lo que hace que poblados desaparecidos se conviertan en hitos de la historia formativa: «…Cuatrocientos dieciocho poblados palestinos vivos y prósperos fueron arrasados en 1948 por los perpetradores sionistas… que masacraron hombres, mujeres y niños inocentes, saquearon sus casas, y destruyeron sus poblados y ciudades. Así la creación del Estado de Israel además de usurpar la tierra Palestina provocó que la nación palestina fuera reducida a una diáspora de refugiados y personas sin patria… («El llamado del Pueblo Palestino por el 50° Aniversario de la Catástrofe Palestina – Al-Nakba», 15.5.1998).

 holocausto-ninos

Se puede ver claramente que los palestinos adoptaron gran parte de la terminología relacionada con el Holocausto, su descripción histórica y su mensaje humano.

Las dos tragedias humanas fueron puestas en un plano de igualdad para obtener «ventajas materiales». La comparación entre las dos tragedias fue notoria ya en 1951, cuando se discutieron las reparaciones alemanas a las víctimas de las acciones de los nazis. La lógica palestina indicaba que si los judíos recibieron indemnizaciones por lo ocurrido de 1939 a 1945, y los palestinos son los que llevan la carga de la Shoáh sobre sus espaldas, ellos deben ser compensados por sus pérdidas humanas y materiales.

Además, reclaman que el mundo entero tome responsabilidad moral por la Nakba. Ignorarla es como negar la Shoáh. El llamado del Pueblo Palestino de 1998, redactado por el poeta nacional palestino Mahmoud Darwish, llama al mundo a reconocer su culpa.

Para los palestinos, siempre los «otros» son los responsables de sus fracasos y de sus penas, como si ellos mismos no tuvieran nada que ver con su propia historia ni en cómo han llevado a su pueblo a un callejón sin salida.

La documentación y la memoria del Holocausto son emulados: museos, monumentos, placas recordatorias, actos recordatorios, ceremonias, etc., según los modelos desarrollados por los judíos, y son aplicados por los palestinos para reforzar la memoria colectiva y orientar el futuro de la nación en formación.

LA CONTRIBUCIÓN IRANÍ

En el narrativo iraní, no se concibe a la Segunda Guerra Mundial como un enfrentamiento entre el Bien y el Mal, sino algo que fue intrínseco al mundo de la Maldad. Los musulmanes no fueron parte de los sucesos de la Segunda Guerra Mundial, pero resultan las víctimas de ella.

Desde la revolución islámica de 1979, Irán enarboló la bandera de la destrucción de Israel. Este es un eslabón importante en la lucha del Islam contra Occidente. Para ellos no existe justificación alguna, ni moral ni histórica, para las reclamaciones de soberanía de los Judíos – que siendo una religión no les corresponde expresión territorial – o de los Sionistas, usurpadores del «terruño palestino». La presencia de Israel es señalada como una cuña de la cultura occidental insertada en el corazón del mundo islámico para dificultar su expansión. El sionismo es presentado como el apoyo fundamental a la globalización que atenta a la cultura y a la coherencia social islámica. Incluso sostienen que la Shoáh es una intriga occidental coordinada con los sionistas para justificar la invasión judía a Palestina. Olvidan iraníes y árabes, o prefieren ignorar, que las aspiraciones sionistas fueron formuladas medio siglo antes a los sucesos del Holocausto.

Desde el ascenso de Mahmud Ahmedinejad al poder, el 3 de Agosto de 2005, el mundo escucha sus repetidas declaraciones en cuanto a la negación del Holocausto como hecho histórico.

Consideran que Hitler no llegó a matar a más de 200.000 judíos mientras que, según ellos, el Estado de Israel mató a más de un millón de palestinos: en consecuencia, «ese Estado es peor que el nazismo y por lo tanto debe ser destruido». Esta es la vía para difundir la deslegitimación del Estado Judío.

La diferencia con sus antecesores reside en la frecuencia y no en el contenido de esas declaraciones. ¿A qué se debe esta insistencia en el tema, porqué el Holocausto preocupa tanto al Islam iraní?

El objetivo es claro: anular la base ideológica del Sionismo, negación destinada a demostrar que «los judíos no tienen necesidad de modificar su propia historia, y deben dejar de presentarse como merecedores de lástima.» (Khamenei, abril 2001).

LA SENSIBILIDAD DE EUROPA

Las expresiones antiisraelíes y antisionistas de Ahmedinejad tuvieron mucho eco en Europa, que se manifestó profundamente preocupada por el contenido y por el tono de ellas. Para Europa, deslegitimar al Holocausto es negar la moralidad europea. Ellos se sienten comprometidos con la existencia del Estado de Israel, y preferirían no estar expuestos a tener que intervenir como resultado de los reclamos iraníes de anular nuestro derecho a la soberanía.

Desde Caracas, el escritor uruguayo Eduardo Galeano publicó el 24.11.2012 que «la vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima mientras secretamente celebra el ataque israelí a Gaza. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas. Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena». («Israel está borrando del mapa a Palestina», Ciudad CCS).

¿Desconoce el Sr. Galeano que la Shoáh fue una tragedia aceleradora, pero no la causante de la materialización de los ideales sionistas ni la razón del dolor palestino? La base legal de la independencia israelí, según la Declaración de la Independencia de mayo 1948, es «el derecho natural de los pueblos a su expresión territorial y la resolución de la comunidad internacional del 29.11.1947» que también aprobó el establecimiento de un estado árabe en Palestina que los árabes nunca quisieron aceptar.

ATENUANTES 

Muchos intelectuales palestinos tratan de atenuar los acentos, sugiriendo que no se puede desmerecer a la Shoáh, pues hacerlo va en desmedro del interés palestino: hay que procurar el reconocimiento de la interrelación entre los dos sucesos, y la aceptación de su paridad es la base para el entendimiento y condición para las conversaciones de paz. De aquí que la descripción de la Shoáh, el genocidio que la caracterizó y el sufrimiento de sus víctimas, como «mentiras inventadas por los sionistas para gozar de la misericordia de la comunidad internacional», dejó de utilizarse para poder presentar al sufrimiento palestino, heredero del Holocausto, digno del mismo reconocimiento que obtuvieron los judíos.

Sólo el futuro dirá si la tolerancia acabará con esta batalla y si ambas partes encontrarán el camino dorado hacia la convivencia, hacia la conciliación y la paz, o si los malos vientos de ambas partes, tanto del lado israelí como del palestino, seguirán soplando sobre la región y amenazando su frágil textura. ¿Estaremos en el camino correcto?

Lic. Samuel Leillen, 1° de Enero 2013

* El. Lic. Samuel Leillen es Estadígrafo, Asesor financiero, Publicista, Conferencista, Miembro Honorario de la Cámara de Comercio Israel América Latina y de CEVI – Cámara de Economía Venezolana Israelí, y miembro de la Comisión de Ética de OLEI – Organización Latinoamericana, España y Portugal en Israel (e.r.).

Lea en

http://www.raoulwallenberg.net/wp-content/files_flutter/6745.pdf

«UNA INQUIETUD: EL MAÑANA»

50 apuntes – crónicas – artículos – reflexiones / 2007 – 2009

Publicación CASA ARGENTINA en ISRAEL TIERRA SANTA

– FUNDACIÓN INTERNACIONAL RAOUL WALLENBERG

http://www.raoulwallenberg.net/files/6407.pdf

 
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